Así se ruedan las nuevas series y películas que no dejan huella

La Academia de Cine pone en marcha su 'sello verde' para certificar producciones de bajo impacto medioambiental

Rodaje de la película 'Operación Camarón'. Julio Vergne

Arantxa Herranz

¿Cuánto contamina grabar una película? ¿Qué impacto tiene en la sostenibilidad (social, económica, medioambiental) rodar una serie? Pero, sobre todo, ¿está la industria audiovisual concienciada sobre todos estos efectos y está dispuesta a cambiar las cosas?

Algunos datos para contestar a estas respuestas dejan poco lugar a dudas. Por ejemplo, 'Sin Novedad' ha generado 15 toneladas de CO2 durante todo el proyecto. La película 'Las niñas de cristal' (pendiente de estrenar) ha tenido una huella de carbono de unas 30 toneladas. 'La boda de Rosa' hizo una compensación de su impacto medioambiental realizando una plantación de árboles .

Son algunos de los números oficiales de la producción de cines y películas en España sobre el impacto que la industria audiovisual tiene en el medioambiente. Un sector que puede también sacar pecho por haber sido el primero, a nivel mundial, en grabar una película totalmente sostenible y sin huella de carbono: ' El secreto de Ibosim '.

Mitigar la acción humana al rodar

Las auditorías de estos impactos son la primera forma de tomar conciencia de este problema para tomar medidas que mitiguen, total o parcialmente, el resultado de las acciones humanas al rodar.

La Academia del Cine y las Artes presentaba a finales del año pasado su Guía de Buenas Prácticas del Sello Verde , con el objetivo de ofrecer unas pautas para que toda la industria pueda ser más sostenible.

Además, existen empresas que prestan sus servicios asesorando, precisamente, a la industria audiovisual a que tomen medidas para ser más sostenibles. Paloma Andrés es cofundadora de Mrs. Greenfield . Asegura que el impacto de esta actividad es muy alto, entre otras cosas porque consume mucha energía y transporte. «También se generan muchos residuos (decorados, vestuarios, comida..)», reconoce.

Asesorando sobre cómo ser más respetuosos con el entorno, esta experta reconoce que es ahora cuando se empiezan a dar los primeros pasos. «Nosotras hemos notado una explosión del interés desde enero del año pasado», asegura.

La tarea no es siempre fácil. ¿Lo más complicado? Incorporar la sostenibilidad en todo el proceso de trabajo. «Que a alguien le salga de manera instantánea que, en cada punto de recogida de residuos, debe haber al menos cuatro contenedores en lugar de uno para separarlos; que se use el menor plástico posible; que los retales que sobren de hacer el vestuario se usen como bolsas para transportarlo; que el mismo camión que lleve ese vestuario transporte también el maquillaje...», expone como ejemplos.

Rodaje de 'El secreto de Ibosim' contó solo con coches eléctricos para los desplazamientos.

Los pioneros en rodajes de bajo impacto

Miguel Ángel Tobías es el director de 'El secreto de Ibosim', la primera película sin huella de carbono y sostenible. Sobre esto último, Tobías enfatiza en que pueden parecer lo mismo, pero que no lo son. «Cualquiera podría hacer una película con huella de carbono cero en tanto en cuanto que tú puedes gastarte todo el dinero que quieras, hacer una película altamente contaminante y, luego, lo compensas plantando árboles. Eso es mejor que nada, pero el mérito es hacer la película de manera sostenible».

Reconoce, eso sí, que es todo lo sostenible que la tecnología permite a día de hoy. «A las cámaras no les puedes quitar el plástico», ironiza. En todo lo demás, se tuvo claro, desde el principio de la idea, antes incluso de hacer el guion, que la máxima debía ser la sostenibilidad.

A partir de ahí, la película se ha rodado íntegramente en Ibiza. «Todo el material se trasladó en barco por tener menos impacto que el avión. Solo usamos vehículos eléctricos (cuya autonomía es de solo 100 kilómetros), las botellas de agua eran de cristal y reutilizables, todos los escenarios son naturales, no se han creado escenarios, el catering era siempre local y de kilómetro cero…», enumera.

Curtido en otro tipo de proyectos con impacto social (Tobías rodó también 'Sueños de Haití', el primer documental rodado después de que la isla sufriera un terremoto en 2010, o 'Me llamo Gennet', la historia de la primera sordociega muda en conseguir un título universitario), decidió hacer este proyecto al darse cuenta de que en la industria cinematográfica aún no había nada parecido.

El precio de rodar sostenible

¿Es caro hacer producciones audiovisuales sostenibles? Tanto Paloma Andrés como Miguel Ángel Tobías reconocen que rodar una producción audiovisual con el componente de la sostenibilidad hace que sea más caro. «En realidad son inversiones», justifica Paloma Andrés.

«Para lograr la sostenibilidad se pueden hacer a través de inversiones de cosas que luego van a durar durante más tiempo, por lo que se abaratan. Tener dispensadores tipo fuente de agua y botellas de cristal independientes es mucho más barato que botellitas de agua para todo el mundo», asegura.

No obstante, reconoce que muchos de los problemas con los que se topan a la hora de asesorar a las producciones es, precisamente, de presupuesto. «Muchos de los problemas que tenemos son porque el presupuesto no lo tenía previsto. A veces es porque es una actividad que no ha calculado sus residuos hasta ahora, y esa es la parte de la normalización de la sostenibilidad en la que hay que trabajar».

Tobías hace números: rodar de esta forma puede ser entre un 20 y un 25 por ciento más caro que sin tener la sostenibilidad por bandera. «Hacer una película es un milagro. Si eres productor independiente, como yo, el milagro es por tres o por diez. Hacer una película tiene unos costes altos y, si es sostenible, esa partida se eleva en un 20 o un 25%, con lo cual recuperar el dinero invertido es mucho más complicado y más difícil», subraya.

Y, por eso, reconoce que si no recibe el respaldo y el reconocimiento que cree que su iniciativa merece, no volverá a rodar así. «Estoy en desigualdad de condiciones que el resto», justifica.

¿Concienciación u obligación?

Como decíamos al principio, la Academia del Cine y las Artes ha emitido un decálogo para obtener el sello verde.

A la pregunta de si la industria audiovisual española está concienciada sobre la necesidad de ser más sostenible, Paloma Andrés y Miguel Ángel Tobías dan visiones diametralmente opuestas. Mientras que para la primera empieza a estarlo (aunque también impulsada por la necesidad de poder acudir a subvenciones públicas o a exigencias de grandes plataformas), para el segundo los mayores costes juegan en contra.

«Hacer producciones sostenibles es un poco más caro, pero es lo que nos está pidiendo la normativa nacional», asegura Paloma Andrés. «Ahora mismo, lo que más está moviendo a las producciones a ser sostenibles son las exigencias de las plataformas y la financiación pública», remarca, en el sentido de que los fondos de la Unión Europea exigen que todo todo lo que se financie tenga el criterio de digitalización y sostenibilidad. «Si esperas financiación pública para tu película, en algún momento te van a pedir esta exigencia. Es el factor más importante», señala.

Tobías, por su parte, asegura que la sostenibilidad es un camino sin retorno que la industria tendrá que tomar. Más allá de si las leyes van en esta dirección, «la realidad es que nos estamos cargando el planeta y tenemos que hacer algo», asegura. Aunque no cree que en la industria cinematográfica esto vaya a suceder en el corto plazo, «lo importante no es que nos obliguen o que lo hagamos por obtener fondos, sino que vayamos transitando por ese camino porque debemos hacerlo».

Guía del rodaje sostenible

  1. 1

    Involucración desde el principio: que la sostenibilidad esté presente desde el punto de partida. Tener a un responsable para que se encargue de vigilar la mayoría de las acciones.

  2. 2

    Localizaciones del rodaje: evitar que sean muchas y que estén separadas. Tener en cuenta las características propias de cada localización.

  3. 3

    Delimitar las zonas: delimita bien las zonas de rodaje, evita generar desperdicios, hacer demasiado ruido y dejar todo tal cual lo encontraste.

  4. 4

    Movilidad sostenible: apostar por la movilidad sostenible (a pie, bicicleta, vehículos eléctricos y compartidos, al máximo de su capacidad) para el transporte, tanto de personas como de materiales.

  5. 5

    Economía circular: apostar por materiales reciclables, incluso en los catering, y por la economía de kilómetro cero.

  6. 6

    Fomentar el reciclaje: instalar diferentes contenedores para la recogida selectiva de residuos y su posterior tratamiento.

  7. 7

    Energía y agua: controlar y vigilar al máximo, para reducir todo lo que sea posible, el uso de energía y agua. Apostar, siempre que se pueda, por el uso de energías renovables.

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