Los deberes pendientes de la COP27

El recorte de las emisiones contaminantes y quién debe pagar la factura climática serán los dos debates que centrarán la COP28

Activistas reaniman al planeta. Reuters

José A. González

Las luces de los pabellones de Sharm el-Sheij ya se han apagado y en el recuerdo queda el acuerdo histórico de la creación de un fondo de pérdidas y daños para los países más afectados por los efectos del cambio climático, pero está «todo por hacer», asegura Fernando Valladares, investigador del CSIC.

El texto final cuenta con 16 apartados, 66 artículos, 9 páginas y «una sensación de ayudar», detalla Valladares, pero «sin medidas concretas», apunta. Todas las partes celebran los pasos dados, pero avisan de que «no hay cambios en la política climática actual», explica Greenpeace.

El acuerdo llegó in extremis , pero se han quedado muchos apartados sin resolver que son prioritarios y que «si no resolvemos el problema de las emisiones no servirá de nada crear un fondo de pérdidas y daños», coinciden varios activistas del mundo ecológico. En poco menos de 365 días, el debate climático viaja a Dubái (Emiratos Árabes Unidos) y la lista de tareas pendientes ya marca la agenda a debatir.

Concretar planes

La declaración de Sharm el-Sheij «acoge con satisfacción» la creación de un fondo que ayude a los países más vulnerables a los efectos del cambio climático. «Pero, en este momento, es un fondo vacío, y tenemos un gran desafío por delante para garantizar que los países desarrollados contribuyan a él, en línea con la justicia y la equidad», denuncia la ONG Amigos de la Tierra.

Durante las últimas horas de negociación, la lista de pagadores del fondo y los beneficiarios de este dinero fueron las grandes batallas. Finalmente, la estructura y composición ha quedado pendiente para 2023, aunque sin fecha concreta. «No debemos ver una repetición del pésimo desempeño de los países ricos al no proporcionar los ya insuficientes 100.000 millones de dólares anuales prometidos hace más de una década», advierte esta ONG.

La idea de las partes es llegar a Dubái con los deberes hechos y con el nuevo fondo puesto en marcha. Emmanuel Macron, presidente de la República Francesa, ya ha propuesto a su país como sede para celebrar una cumbre previa para avanzar en las negociaciones.

Fin de los combustibles fósiles

Esta es una de las tareas más complejas a las que se enfrenta la Conferencia de las Partes desde hace muchos años y, por lo tanto, es una de las tareas históricas en la lista de cosas sin hacer. En Glasgow, el pacto que lleva por nombre la ciudad escocesa plasmó la necesidad de abandonar «de forma progresiva» el uso del carbón.

Este año, India, gran consumidor de este combustible, pidió a la presidencia egipcia incluyera también el petróleo y el gas. Una petición a la que se sumó la Unión Europea y que sigue pendiente desde el Acuerdo de París. «Resulta positivo que un gran número de países del norte y del sur expresaran ayer en una de las últimas negociaciones que es necesario acabar de forma progresiva con todos los combustibles fósiles», celebra Greenpeace. Sin embargo, la petición quedó desestimada y la presidencia egipcia no incluyó la propuesta. «Los petroestados y los grupos de presión de los combustibles fósiles han estado presentes en masa en Sharm el-Sheij para asegurarse de que no se aprobase ese llamamiento», apostilla la ONG.

Recorte de emisiones

La COP de Sharm el-Sheij ha pasado a la historia como la cumbre del fondo de pérdidas y daños, pero también se recordará por su falta de ambición y «ya nos queda menos tiempo», recordó Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea. «Era la COP de África y tocaba hablar de financiación por eso no hemos puesto el foco en las emisiones . Eso queda para 2023», asegura Pedro Zorrilla, portavoz de Greenpeace España.

Un asunto pospuesto para la siguiente cumbre y que será obligatorio tratarlo por el Acuerdo de París. El pacto de 2015 establece que en 2023 se debe hacer un balance global para evaluar el progreso colectivo hacia los objetivos del Acuerdo e identificar manera de incentivar mayor ambición climática.

De momento, las previsiones no son nada positivas, ya que, según el mundo científico, el ritmo actual de emisiones «llevaría la temperatura global del planeta a 2,8 grados. La ONU estima que, si se suman todos los planes actuales –incluyendo los 24 nuevos–, las emisiones globales subirían en 2030 un 10,6% respecto a 2010, cuando lo que el planeta necesita es una rebaja del 45%.

Cambio geopolítico

En 1992, la Cumbre de la Tierra de 1992 señaló a 20 países como los grandes contaminadores del momento: los miembros de la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Australia, Noruega, Japón y Reino Unido. Estos nombres aparecen en el Anexo II de la declaración de Río de Janeiro y ha sido utilizada, desde entonces, como la lista de países desarrollados y en desarrollo. «Es necesario ver el mundo cómo es en 2022 , no en 1992», advertía en los últimos días Timmermans.

Un dardo directo a Pekín que, según esta clasificación, podría recibir ayudas y no, además, no tiene obligación de pagar ninguna compensación a pesar de ser uno de los países más contaminantes en la actualidad .

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