La otra vida del paracetamol que no consumes

Desde hace dos décadas, el proyecto Sigre recicla los fármacos que se venden en España

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Medicamentos en casa. Óscar chamorro

José A. González

Paracetamol, ibuprofeno, jarabe para la tos o antigripales. Estos son algunos de los medicamentos que se acumulan en el botiquín doméstico de los españoles. «Recomendamos revisarlo periódicamente, cada seis meses», explica Juan Carlos Mampaso, director general de Sigre.

En el primer semestre de este año, el Sistema Nacional de Salud (SNS) facturó 56.583.370 de envases, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Millones de medicamentos que, en muchas ocasiones, se acumulan en cajones de baño o botiquines y ahí quedan olvidados con el paso del tiempo, incluso, llegan a caducar sin que sus propietarios se acuerden de ellos.

Cada vez más, el olvido se queda en lo anecdótico y lo cotidiano es ya reciclar estos fármacos. «Ahora se hace una buena gestión de los medicamentos», detalla Mampaso. El pasado ejercicio, cada español recicló 91,92 gramos de residuos procedentes de medicamentos.

Esta es la cifra total blísteres, medicamentos caducados, prospectos o, simplemente, cajas vacías que se depositaron en 2020 en los puntos Sigre de las farmacias españolas. Así comienza el viaje de la nueva vida de los medicamentos.

El ciclo vital de los fármacos llega a su punto final en el momento que vuelve a la farmacia. En 2001, la Organización Mundial de la Salud (OMS) obligó a todos los países a destruir todos los medicamentos que hayan salido del circuito comercial, es decir, «no se pueden donar esos productos a países no desarrollados», señala Mampaso. «Ni tampoco tirar por el desagüe, es una locura».

En su vuelta a la farmacia, los medicamentos regresan a su origen. «Los distribuidores recogen las bolsas llenas de los 21.958 puntos Sigre activos y los llevan a sus almacenes», apostilla el director general del proyecto.

La siguiente parada ya es Tudela del Duero, a poco más de 15 kilómetros de Valladolid. En estos terrenos vallisoletanos se levanta la única planta de tratamiento de envases y residuos de medicamentos de España. «Tiene ya 12 años y está casi automatizada, contamos con inteligencia artificial para la separación de residuos».

Durante 2020, esta factoría recibió 4,3 millones de residuos. «Aquí empieza la nueva vida», comenta Mampaso. Desde su llegada, los residuos pasan por diferentes fases para separar los envases y los restos de medicamentos que contienen.

El reciclaje de envases de fármacos ha evitado la tala de 165.000 árboles en las dos décadas de vida del proyecto Sigre

«Es importante que los envases también vayan al Sigre», recuerda. «Cualquier ciudadano reciclador puede pensar que al ser cartón o plástico puede ir al contenedor azul o amarillo, pero no», aclara el director general del proyecto. Estos envases pueden contener trazas de fármacos o medicamentos que, en algunos casos, pueden ser tóxicos. «Nuestro objetivo es separar el envase del medicamento y recuperar al máximo el envase para reciclarlo», responde Mampaso.

Según datos de la industria, el reciclaje de envases de fármacos ha evitado la tala de 165.000 árboles en las dos décadas de vida del proyecto Sigre. ¿Y los medicamentos?

«Ya sean sólidos o líquidos se reciclan», afirma tajante Juan Carlos Mampaso. Los paracetamoles o ibuprofenos se convierten en energía. «Aprovechamos toda su capacidad energética en la destrucción de los fármacos», revela.

Es ya en la propia planta donde estos medicamentos «no peligrosos» comienzan su nueva vida. «Junto con los residuos de envases que no pueden ser reciclados son sometidos a un proceso de elaboración de Combustible Derivado de Residuos (CDR) para su posterior valorización energética, principalmente mediante su uso en procesos de co-incineración en hornos industriales», apunta Mampaso a Antropía.

A través de varios procesos de trituración, «conseguimos obtener un combustible apto por sus características físicas y químicas para poder ser utilizado como combustible alternativo en cementeras, por ejemplo», añade. «Esta es su segunda vida y tiene una contribución positiva, porque así la industria ahorra en combustibles fósiles», apostilla Mampaso.

De Ourense al mundo

Este 2021, el Proyecto Sigre cumple dos décadas, «estamos muy contentos», revela Juan Carlos Mampaso. Desde abril de 1997, la Ley 11/1997, más conocida como Ley de Envases y Residuos de Envases establece qué segunda vida hay que dar a los medicamentos y quién se encarga de ello.

En el articulado de esta normativa se establece que los vigilantes son sus creadores, las farmacéuticas, que son los encargados de asumir la gestión de éstos. Este es el origen de la Sociedad Integrada de Gestión y Recogida de Envases (Sigre).

Sigre fue el verdadero 'Efecto 2000' en el mundo farmacéutico. Con la llegada del nuevo milenio, el reciclaje de los fármacos se ha expandido hasta alcanzar 22.000 farmacias. Todo comenzó en Galicia con la llegada del nuevo siglo.

«Elegimos la provincia de Ourense, porque tenía farmacias en grandes, medianas y pequeñas poblaciones», recuerda. Sigre echó a andar con 176 farmacias y dos almacenes de distribución entre junio y octubre de 2001 y «fue algo rudimentario, pero muy contentos».

[Esta información se enmarca en el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 12 ].

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