Marissa Mayer, consejera delegada de Yahoo
Marissa Mayer, consejera delegada de Yahoo - AFP
ANÁLISIS

El robo de datos, la puntilla que le faltaba a Yahoo

El «hackeo» masivo de 500 millones de cuentas pone en entredicho el futuro de la compañía

MADRID Actualizado: Guardar
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Era el 29 de agosto. Un usuario que se hacía llamar «Peace» comienza a mover sus hilos en la llamada Internet Profunda para tratar de vender datos personales extraídos de 500 millones de cuentas robadas a finales de 2014. Este pirata informático, dicen los mentideros de internet, ya se hizo con los datos de usuarios de otras plataformas como MySpace y LinkedIn para tratar de comercializarlas en el mercado negro, un negocio lucrativo. En las cañerías de la Red habitan tipos sin arte, individuos desalmados y dudosos comerciantes. Aunque en la jungla pululan actividades supuestamente ilegales, no todo es oscuridad. La Deep Web suma ese 90% de los contenidos digitales que, por una u otra razón (pidan explicaciones a Google), no se encuentra indexado.

Y todo aquello que no lo recoge la araña del motor de búsqueda no existe.

Yahoo se inventó en 1994. Google llegó un tiempo más tarde, en 1998. Era una época dorada para las empresas de internet. No habían las velocidades actuales. El duro proceso de reconversión industrial (llámelo transformación digital) no había iniciado todavía su rodillo devastador. Y estada todo por llegar. Sus creadores, David Filo y Jerry Yang, habían surgido de la Universidad de Stanford. Tuvo un gran éxito. Al mismo tiempo que ganaba popularidad se abría el abanico de servicios, una serie de servicios que fueron, durante mucho tiempo, el pan de cada día para millones de personas.

Aquello acabó. Yahoo llegó a convertirse en el principal motor de búsqueda de internet, pero su caída comenzó cuando tuvo que empezar a competir con Google, actualmente la segunda empresa por capitalización bursátil en Estados Unidos por detrás de la todopoderosa Apple. Los conflictos internos, el proceso de ajuste que ha afectado a miles de puestos de trabajos (llámelo despidos, en concreto unos 2.800), pérdida de cuota de mercado en los deferentes segmentos y unas decisiones no siempre acertadas le ha llevado a la deriva pese a los esfuerzos de su actual consejera delegada, Marissa Mayer, que desembarcó en la cúpula de la empresa norteamericana como la gran salvadora. Desde 2012, año que adquirió el cargo, ha cambiado la imagen de la firma o compras de «startups» como la de Tumblr por 856 millones de euros (por cierto, la firma que popularizó esos de los «memes» que se estilan tanto hoy en día).

Nada de ello ha propiciado devolver a su estado inicial. Todo lo contrario. La compañía de telecomunicaciones Verizon salió al rescate con el anuncio de compra de Yahoo tras acordar el desembolso de 4.300 millones de euros, una quinta parte de lo que llegó valorarse (llegó a tener una capitalización bursátil de más de 125.000 millones de dólares). ¿Qué quedará de aquella Yahoo? ¿Logrará el reto de convertirse de nuevo en una referencia en internet? En ese contexto, existen dudas acerca del futuro de su consejera delegada, que tras formalizarse el acuerdo podría perder su puesto pero, por contra, recibir una sustancial indemnización.

La situación se ha agravado en las últimas semanas a raíz de este robo masivo de datos (un total de 500 millones de cuentas en riesgo, el mayor «hackeo» de la historia, según la empresa de seguridad Symantec). Yahoo se enfrenta a una significativa presión para intentar explicar la inmensa fuga de datos personales. Pero esta no es la primera vez que es la víctima de la infiltración ilegal en sus bases de datos. Ya en 2012 los piratas informáticos lograron acceder a las contraseñas y nombres de usuario de 453.000 cuentas. Este incidente (por así decirlo) pone nuevamente en duda el futuro de la compañía.

Los casos de ataques masivos se han convertido en el gran temor de las empresas. Grupos financiados por administraciones (Estados) han comenzado su andadura. Y más allá de Yahoo, los ciberdelincuentes se han multiplicado para dirigir sus actividades contra otros grandes grupos como JPMorgan, Home Depot, Sony o Adobe. La proliferación y crecimiento de los ataques cibernéticos ha llevado a la industria de la tecnología a poner en marcha un programa para notificar a los usuarios cuando están seguros que se ha llevado a cabo un ataque por parte de una entidad subvencionada por un estado.

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