poster Vídeo
Casillas dice adiós - abc
real madrid

Casillas firma el final del culebrón

Se marcha al Oporto tras otra paralización del acuerdo, por diferencias fiscales, solucionadas anoche. Se despidió del equipo por la mañana

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Se marcha el mejor portero de la historia del Real Madrid y del fútbol español. Tú perteneces al corazón del Real Madrid». Así despedía el club español a su capitán tras dieciséis años en la primera plantilla y dieciocho títulos conquistados. El Real Madrid y Casillas alcanzaron por fin un acuerdo para su marcha al Oporto después de otra jornada de disensiones en la que el pacto apalabrado el viernes sufrió un nueva rotura de negociaciones por las diferencias en el pago de la fiscalidad de España y Portugal. La entente entre el club blanco y el jugador se consiguió cerca de las nueve de la noche. La clave de la solución es que sus emolumentos se pagarán en nuestro país.

Cinco años después de ganar el Mundial en Sudáfrica con su parada ante Robben, el guardameta dejaba la que ha sido su casa durante un cuarto de siglo, enfrascado en una controversia fiscal complicada para no perder ni un euro.

Fue una jornada de abrazos en Valdebebas y de tensiones en los despachos, que coronaba la semana de nervios que el futbolista ha vivido con el Real Madrid, enfrentadas ambas partes por las diferencias económicas para satisfacer los trece millones netos de sus dos años de contrato restantes, junto a sus importantes impuestos, antes de firmar por el club portugués. El antagonismo definía, en realidad, tres años de desencuentros, desde que Mourinho le pasó a la reserva el 23 de diciembre de 2012, en La Rosaleda.

A las cuatro de la tarde de ayer el portero y la entidad madridista habían roto, por segunda vez en dos días, el acuerdo pactado tanto el miércoles como el viernes. Un pacto que estipulaba que el Real Madrid cubría los impuestos de los ocho millones netos que sufragaría al futbolista y el Oporto satisfaría el fisco de los cinco millones netos que aportaba a la operación.

El jueves se rompió por primera vez todo el convenio porque Íker solicitó a su club los trece millones de finiquito, como un despido improcedente, más los cinco millones al Oporto. La casa blanca, que es la que más dinero paga en este litigio, se levantó de la mesa. Tras la apuesta a todo o nada, los apoderados del capitán volvieron a admitir el viernes el preacuerdo anterior. Y ayer se frenó otra vez el adiós del cancerbero del Real Madrid, por diferencias en el abono fiscal.

El club madrileño abonaba hasta ahora en España por el cancerbero 6,5 millones netos anuales, que significan 13,2 millones con la fiscalidad del 52 por ciento. En Portugal se aplica el 56 por ciento. Existe una opción que solo costaría el 20 por ciento impositivo: que Casillas siga constando como jugador del Real Madrid aunque milite en el Oporto. El acuerdo final es que el dinero de Íker se abonará en España. Esta diatriba ha alimentado el culebrón del verano.

Desde que el guardameta dijo sí a la oferta del Oporto de Lopetegui, los recelos han superado a la practicidad en las negociaciones. Hay que decirlo: Casillas está resentido. Opina que el club no le defendió cuando Mourinho le sentó en el banquillo. No ha admitido que el técnico también «era club» y que quien manda en un equipo es el entrenador. El portugués ya se fue. Pero la continuidad de la suplencia de Casillas en el primer año de Ancelotti consolidó una pléyade de incomprensiones que ha alcanzado su máxima cota con esta telenovela de sobresaltos que hemos vivido por capítulos hasta que anoche firmó su adiós. Las disensiones han protagonizado todos los aspectos de un pacto abrupto, rudo.

Disensión en todo. El Real Madrid quería despedir a su capitán con un acto público en el Bernabéu. El guardameta se negó. Deseaba dar una rueda de prensa junto a sus compañeros de plantilla. El desencuentro ha sido una constante de comportamiento. En esta situación de divergencia continua, mañana hará una declaración en el Bernabéu. Sus compañeros ya vuelan esta mañana hacia Australia a las diez, en el estreno de su gira de pretemporada, excepto Coentrao, que se tratará de su dolencia muscular en Madrid.

Casillas viajará inmediatamente a Holanda para sumarse a la concentración del Oporto. Es probable que pueda despedirse de la afición en el trofeo Bernabéu, el 11 o 12 de agosto, con el equipo luso como rival.

Íker asistió ayer al entrenamiento matinal del Real Madrid para despedirse de la plantilla. Abrazo emocionado con Ramos, con quien ha vivido muchas tesituras desde 2005. Con Marcelo, que llegó en 2006. Con Pepe, que lo hizo en 2007. Surgían los sentimientos al entregar metafóricamente el brazalete de capitán a Sergio. Significaba que se marchaba de casa. Cerraba veinticinco años de estancia en el Real Madrid, dieciséis en el primer plantel. Un adiós lastrado por el encono de las negociaciones, con enfados y reencuentros obligados, que no deseados. Todavía capitán, no estuvo en la sesión de las siete de la tarde, inmerso en las reuniones con los asesores para alcanzar una solución. «Las distintas fiscalidades de España y Portugal varían de forma importante las cifras», señalaban fuentes cercanas a la cumbre. Todo se ha sellado por fin.

Mientras Casillas alcanzaba por fin el acuerdo, De Gea y Kiko Casilla esperaban destino. El primer objetivo del Real Madrid es conseguir al guardameta del Manchester, que mañana inicia la gira del United por Norteamérica. Después, la llegada de Kiko, concentrado con el Español en los Pirineos, afectaría a Keylor Navas. Uno de los dos se marcharía.

Ver los comentarios