Alejandro Moreno, sastre de Belgrave SQ1820, cosiendo a mano las partes de un traje
Alejandro Moreno, sastre de Belgrave SQ1820, cosiendo a mano las partes de un traje - MAYA BALANAYÀ

SastreríasVestir como un verdadero «gentleman» en Madrid

Madrid asiste a la evolución de la sastrería clásica sin perder de vista la tradición de un negocio ligado históricamente a la capital

MADRID Actualizado: Guardar
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La sastrería presume de ser una de las profesiones en la que la formación dura casi tanto como el ejercicio de la misma. Ser sastre, un verdadero maestro, requiere dedicar tiempo y alma a las artes del patronaje, el diseño, el corte y la confección. Pero también obliga a no perder nunca de vista el tiempo en el que uno vive. La sastrería, como la sociedad, evoluciona con los gustos, la moda y se adapta al ritmo de vida de quienes quieren vestir un como un verdadero «gentleman» en su día a día o en una ocasión especial.

Madrid vive con intensidad esa evolución de este tradicional negocio desde las tiendas, pero también desde el mundo de la docencia.

En ese sentido, la capital alberga la escuela de sastres más antigua de España: La Confianza (Fuencarral, 45). Esta sede de maestros desde 1865 tiene 39 alumnos, es la casa de la Asociación de Sastres de España y el centro por el que han pasado –como docentes, como socios o como alumnos– los mejores profesionales del sector. La institución, presidida por Manuel Calvo de Mora, que representa una de las características de este oficio: las sagas familiares. Al frente de su negocio (Ayala, 10. Bajo derecha) se encuentran dos generaciones, padre e hijos –también hijo y nietos de sastre–.

«Llegar a ser sastre conlleva una dedicación enorme. Aprender desde lo más bajo para llegar a lo más alto. Algunos empezaron siendo niños barriendo el taller y hoy son grandes maestros», explica a ABC Eduardo Sánchez, secretario de La Confianza.

Mario Zafra, sastre de Yusty, en el taller de esta casa centenaria
Mario Zafra, sastre de Yusty, en el taller de esta casa centenaria - MAYA BALANYÀ

En esta misma escuela aprendió Mario Zafra tras empaparse de toda la sabiduría de su padre. «No me gustaba estudiar y, en cuanto terminé el Bachillerato, me dediqué a aprender el oficio», explica. De aquello hace 25 años y, ahora, es el maestro de una de las sastrerías centenarias de la capital Yusty (Serrano, 56). Un negocio que ha evolucionado «mucho» desde que José Yusty lo fundara en 1914. «Vamos por la tercera generación», cuenta Daniel Yusty. El concepto de tienda multimarca incluye un exclusivo espacio en la planta baja dedicado a la sastrería artesanal, diseñado por Lázaro Rosa Violán. «Nos hemos sabido adaptar a los nuevos tiempos sin perder nuestra seña de identidad. Todo hecho a mano: patronaje, prueba y acabado final», expone Zafra recién llegado de tomar medidas a domicilio a un cliente. Entre ellos destacan políticos, directivos o deportistas a los que Mario cose trajes, de la nada, en 50 horas. «Pasan dos meses desde que tomo medidas del cliente hasta que se entrega el traje. En total hay tres pruebas. Lo importante es favorecer al cliente, aconsejarle para que no se canse del traje», explica. «Lo artesano es el verdadero valor añadido del lujo», opina.

Clásicos renovados

Esta casa, junto con otras como la de Jaime Gallo (Calle de Ayala, 27) –fundada en 1938 y cuyos diseños lucen destacados miembros de la Casa Real–, Córdova (Velázquez, 96) –a su frente está Moisés Córdova, nieto del fundador– o Gonzalo Larraínzar (Conde de Aranda, 8) –cuyos trajes han llegado a vestir a presidentes de los EEUU– coexisten con establecimientos de fundación más reciente como Belgrave SQ1820 (C.C. ABC Serrano, Calle de Serrano, 61). Alejandro Moreno dirige esta coqueta sastrería a medida que sigue patrones sartoriales de Savile Row –la milla de oro de la sastrería londinense– con los «mejores paños ingleses e italianos».

Jaboncillos, alfileres y metro de sastre, en Belgrave SQ1820
Jaboncillos, alfileres y metro de sastre, en Belgrave SQ1820 - MAYA BLANYÀ

«Asesoramos al cliente para que el tejido sea acorde a su trabajo», explica. Moreno advierte de los detalles que delatan un traje hecho a mano: «La solapa de la chaqueta picada, las terminaciones redondeadas son clave». En cuanto al estilo actual, explica que el gusto español está a mitad de camino entre lo inglés –trajes con más cuerpo– y el italiano –más ligeros–.

Rincón «british»

Malala Vega, fundadora de Angolamanía, en la sastrería de la calle Villanueva, 16
Malala Vega, fundadora de Angolamanía, en la sastrería de la calle Villanueva, 16 - JOSÉ RAMÓN LADRA

«El estilo inglés también ha cambiado y apunta en sus trajes hacia la americana». El rincón sartorial más «british» de la capital está en Anglomanía (Villanueva, 16). Detrás de este local se encuentra una curiosa historia vital relacionada con la sastrería. Malala Vega, su fundadora, empezó en el sector en Argentina hace 26 años. Su abuelo, bilbaíno, emigró allí y fundó una sastrería. En 2002, la historia se repitió y ella fundó en Madrid esta casa, que tiene tienda en Valencia.

«En estos 15 años los gustos han cambiado mucho, desde un corte más clásico a la moda actual, con tejidos más livianos, caja del pantalón más baja, las pinzas menos marcadas, pero siempre con una máxima: dar forma a la imaginación del cliente. Es mi único límite», dice su diseñadora creativa, especialista en tejidos, con una curtida experiencia en los mejores talleres de Savile Row, en Londres.

«El primer chaqué azul que se vistió en España lo hice yo», comenta esta mujer, célebre en un mundo tradicionalmente masculino. «Nuestros trajes son únicos, exclusivos, pero con el valor añadido propio de nuestra firma», concluye. Su director de sastrería es Rubén Fermosell.

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