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Un momento de la cuarta jornada del juicio a Juan Carlos Aguilar - efe

Juicio al «shaolín»: «Es un depredador, lo volverá a hacer si tiene ocasión»

El abogado de Rebollo acusa a Aguilar de «honda falta de respeto». El fiscal considera que no se ha acreditado el ensañamiento

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«Muy lejos de la imagen de monje shaolín, que sale meditando, como ahora, es un auténtico depredador, con todas las trazas de un asesino en serie. Disfruta haciendo esto, se excita. Por eso, no pide perdón ni se arrepiente. Lo volverá a hacer si tiene ocasión». Es parte de la exposición del abogado de Jenny Rebollo, una de las dos víctimas de Juan Carlos Aguilar, el «falso shaolín», al elevar sus conclusiones a definitivas.

Previamente, en la cuarta sesión del juicio a Aguilar en la Audiencia Provincial de Vizcaya, por el asesinato de dos mujeres en 2013 -que el acusado reconoció el pasado viernes-, fue el turno del fiscal, quien aseguró que «no se ha acreditado que hubiera ensañamiento» con la otra víctima, Maureen Ada Otuya, fallecida tras permanecer tres días en un hospital a causa del estrangulamiento al que presuntamente le sometió el «falso shaolín».

El del ensañamiento es el punto clave del juicio. Si el jurado popular considera que ha quedado acreditado, Aguilar podría cumplir un máximo de 30 años de cárcel, frente a los 25 que implicaría el doble cargo de asesinato con alevosía. El fiscal recordó que admitir el ensañamiento implicaría enteder que pudo haber matado a su víctima «de una forma menos lesiva». Este argumento no es válido, aseguró, porque «científicamente es imposible saberlo». Además, en todos los casos de muerte por estrangulamiento, precisó, habría que tener en cuenta el ensañamiento.

La sesión se abrió con la presentación de las pruebas documentales, incluida la lectura del informe de la Ertzaintza sobre el arresto de Aguilar. En ese informe, se asegura que el falso shaolín procedió a descuartizar a Rebollo y a enviar mensajes por whatsapp mientras tenía atada a Otuya. La segunda víctima, mientras su captor se dedicaba a dicha tarea con la primera, logró liberarse de la brida que la maniataba y pedir ayuda, aunque fue devuelta al interior del gimnasio por el acusado, que la habría estrangulado antes de que llegaran los agentes. De acuerdo con el informe, Aguilar planeaba obrar con Otuya como con Rebollo.

El abogado de Rebollo, que no solicita el ensañamiento al no poder acreditarse, dado que el cadáver de la víctima estaba descuartizado, expuso al jurado que «la realidad supera a la ficción» y que «ni siquiera 'La matanza de Texas' se asimila». «Ve a las mujeres como trozos de carne a los que cazar» y «buscaba presas fáciles, mujeres desarraigadas, sin familia. Que sean extranjeras. ¿Saben por qué? Porque las odia», expuso. Y añadió que «el ensañamiento no tiene por qué ser necesariamente físico», sino que habría sido psicológico si presenció lo que Aguilar hacía con los restos de Jenny Rebollo.

El letrado fue muy duro con el acusado, de quien criticó que haya asistido a las vistas orales «con los ojos cerrados, como si este juicio no fuera con él». Su actitud la calificó de «honda falta de respeto, a toda la sociedad». También comparó este caso con el de José Bretón, cuando no se pudo acreditar el ensañamiento pero se impuso una doble pena de 20 años de cárcel, por lo que pidió la «misma vara de medir».

«Les ha tocado juzgar dos de los crímenes más escabrosos y bizarros en los anales de la Justicia de Euskadi y probablemente del Estado español. Pido que sean todo lo severos y duros que su conciencia les permita ser», cerró.

«Merece el máximo oprobio»

Para el abogado de la familia de Ada Otuya, el acusado «merece el máximo oprobio». Disiente por completo con el Ministerio Público al considerar que ha quedado acreditado el ensañamiento. Considera el letrado que Aguilar tenía otras opciones para terminar con la vida de su víctima «de forma menos dolorosa», dados sus conocimientos de artes marciales. Por la declaración de los forenses, además, cree que ha quedado demostrado que el falso shaolín «sabe cómo interactuar con el cuerpo humano». Y que eligió la forma de matar a la mujer nigeriana porque «le gusta hacer daño».

El abogado acusó además a Aguilar de no haber reconocido apropiadamente los hechos y de haber mentido, y de rechazar el ensañamiento por un mero cálculo de las penas que podrían imponerle. Por último, ha leído una carta de la familia de la víctima donde sus padres y hermanos muestran su dolor: «Echamos muchísimo de menos a Ada».

La acusación popular, ejercida por la Asociación Clara Campoamor, también mantiene que existió ensañamiento. La abogada criticó que «ciertas palabras del Ministerio Público no han gozado de objetividad» y aseguró que «en algunos momentos hizo un trabajo más de defensa». «Cualquiera de nosotras podría haber sido víctima», añadió, porque «su única obsesión era atacar a mujeres». «A todas las mujeres nos ha vejado, humillado, golpeado», remachó.

«Discutimos el ensañamiento»

En su turno, la defensa recordó que «estamos para discutir si hubo ensañamiento», ya que «el resto de circunstancias ya han sido admitidas por él». La letrada hizo referencia así a las menciones de la acusación a los vídeos y fotos vejatorios o el material de filiación nazi que poseía el falso shaolín. «No tiene nada que ver con cómo sea el acusado», insistió.

La abogada se reafirmó en que desde el primer día su cliente reconoció los dos crímenes y afirmó que el ensañamiento «no depende del tiempo ni el instrumento empleados». En su argumentación, se remitió a lo que establece el Tribunal Supremo, así como a las declaraciones de los forenses. Asimismo, insistió en que su cliente «ha puesto a disposición de las partes todo su patrimonio».

Finalmente, Aguilar ha rechazado el derecho a pronunciar unas últimas palabras. Concluido el juicio en su fase de vistas orales, este jueves se producirá la entrega a los nueve miembros del jurado popular del objeto del veredicto y las instrucciones.

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