Trabajadores de la fábrica contemplaron el alcance de las llamas y la espectacular humareda
Trabajadores de la fábrica contemplaron el alcance de las llamas y la espectacular humareda - afp
suceso

Un devastador incendio calcina en Burgos la mayor fábrica de Campofrío en España

Los 400 vecinos de los barrios próximos a la factoría que fueron desalojados regresaron a sus casas cuando se comprobó que no había contaminación

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La planta de Campofrío en Burgos, la más grande de España con más de un millar de trabajadores, sigue ardiendo sin remedio desde ayer a las 6:45 de la mañana. Todo apunta a que un cortocircuito fue la causa de un incendio que se propagó muy rápido cuando solo había una veintena de trabajadores en la fábrica, que no estaba produciendo en ese momento. Apenas unos minutos después de originarse el fuego, los bomberos se dieron cuenta de que no podrían hacer nada por impedir que la factoría, a cuyo interior todavía no han podido acceder, se calcinara completamente. Su labor se centró en reducir los daños en el entorno y, sobre todo, controlar las llamas para que no se extendieran a un depósito de amoniaco que, de haber sido alcanzado por las llamas, hubiera emitido un humo muy tóxico que habría aumentado la alarma que se generó en la ciudad, con cientos de vecinos evacuados de sus casas para evitar el riesgo de intoxicaciones.

Poco después de amanecer, unas doscientas personas, algunas con lágrimas en los ojos, todavía podían acercarse a ver el incendio a una distancia prudencial. Muchos de ellos, como Carlos, eran trabajadores de la planta que ardía. Apenas podía hablar. Lleva pocos años trabajando en Campofrío, pero acaba de conseguir una hipoteca y ahora no sabe qué va a pasar. Otro de los testigos, que prefiere no dar su nombre, trabajaba en la fábrica incendiada cuando la inauguró El Rey Juan Carlos en 1997. «Era un orgullo estar en una fábrica que era un ejemplo», asegura. Está jubilado, pero insiste en que se sigue sintiendo parte de Campofrío y que tiene la misma pena que si se hubiera quemado algo suyo.

Unos minutos más tarde, los accesos se cortaron por seguridad, aunque todavía se podían ver grupos de personas en zonas próximas, algunos para curiosear y otros visiblemente emocionados. Incluso varios pacientes del Hospital Universitario de Burgos y sus familiares fueron espectadores privilegiados desde parte de las ventanas del centro. Aún no se pueden precisar las causas del siniestro, aunque, según han relatado algunos trabajadores a los bomberos, el fuego comenzó al fondo de la nave en una zona donde hay unos paneles eléctricos. El comentario más repetido ayer en la ciudad era el de que «es una desgracia para todos».

A última hora de ayer, los bomberos todavía no habían accedido al interior de la planta y es posible que tampoco puedan hacerlo a lo largo de esta jornada. El alcalde de Burgos, Javier Lacalle, que declaró a las nueve de la mañana la activación del Plan de Emergencia Municipal, explicó que el fuego seguirá durante uno o dos días y antes de entrar hay que asegurar que las estructuras resistirán, porque «lo primero es la seguridad de las personas». De hecho, en el incendio no se produjo ningún herido, aunque si hubo cuatro personas intoxicadas por inhalación de humo en la carretera que une el polígono con la ciudad. Se trata de una mujer de 59 años y tres hombres, dos de 69 años y otro de 63, que viajaban en dos camiones y dos turismos que se vieron implicados en una colisión cuando la densidad del humo apenas permitía ver la calzada. En las primeras horas del incendio el humo parecía negro, pero después fue tornándose en un mosaico de colores por los diferentes materiales almacenados en la planta.

Desde la Sala de Emergencias, formada por el alcalde, el subdelegado del Gobierno, el delegado territorial de la Junta y miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, la Policía Local y el Cuerpo Municipal de bomberos, se tomó a mediodía la decisión de evacuar a vecinos de dos barrios próximos: Villafría y Cótar. El riesgo era doble. Por una parte, el fuego se encontraba sin controlar a una distancia de unos cincuenta metros de un gran depósito de amoniaco próximo a la planta. Pero, además, los bomberos temían que hubiera afectado a las conducciones de amoniaco que hay en el interior de la fábrica, que es un espacio abierto sin compartimentos.

Vuelta a casa

Al filo de las siete de la tarde, se comunicaba finalmente a los vecinos que podían volver a sus viviendas, aunque se les indicaba la conveniencia de mantener las ventanas cerradas. La decisión se adoptó tras realizar una medición ambiental que concluyó que no había agentes tóxicos en el aire y que el nivel de amoniaco en suspensión era «cero». A primera hora de la noche, el Ayuntamiento comunicó que el fuego estaba controlado, aunque no extinguido. Además, reabrió al tráfico las carreteras cortadas, salvo un tramo de la ronda de circunvalación BU-30 situado frene a la fábrica.

Mientras, la consejera de Agricultura y Ganadería, Silvia Clemente, calificaba de auténtica «tragedia» la destrucción de la planta y tanto ella como el presidente de la Junta, el burgalés Juan Vicente Herrera, se pusieron en contacto telefónico con el presidente de a empresa, Pedro Valvé, a fin de expresarle su solidaridad. «Le hemos dado todo el apoyo para que Campofrío pueda recuperar su producción, y será ellos los que diseñen cómo hacerlo», incidió la consejera.

Ver los comentarios