Inauguración de la estatua de oro dedicada a Berdimujamédov, reelegido ayer al frente de Turkmenistán
Inauguración de la estatua de oro dedicada a Berdimujamédov, reelegido ayer al frente de Turkmenistán - AFP

La tiranía retrocede en Turkmenistán: el dictador obtiene «solo» el 97,67 por ciento

Berdimujamédov, dentista del anterior autócrata, logra su tercer mandato al frente de la cuarta potencia mundial del gas

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Niazov, el incombustible dictador de la exrepública soviética de Turkmenistán desde 1985 hasta su muerte en 2006, ganaba con el 99,9 por ciento de los votos hasta que se cansó del juego y se hizo proclamar presidente vitalicio. Su sucesor, Gurbangulí Berdimujamédov, ha comenzado a dar señales de flaqueza: ayer la comisión electoral del país anunció su tercera victoria consecutiva en unas elecciones presidenciales con el 97,67 por ciento de los sufragios. La participación oficial fue del 97 por ciento de los cinco millones de ciudadanos -en su mayoría musulmanes- con derecho a voto.

Turkmenistán mantiene a flote su sistema oscurantista gracias a las excelentes relaciones con la antigua metrópoli moscovita, y a sus exportaciones energéticas a China, en su calidad de cuarta reserva mundial del gas.

El estilo de gobierno del nuevo dictador, Berdimujamédov, antiguo dentista personal de Niazov, ha cambiado ligeramente en las formas, pero no en el fondo. El presidente turcomano se ha hecho erigir también una estatua en oro junto a la de su antecesor en la capital del país en la que, entre otras excentricidades, destaca el palacio de mármol blanco y el aeropuerto en forma de pájaro de 2.000 millones de dólares pese a la irrelevancia del sector turístico.

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