May resiste en las municipales y Corbyn fracasa en su intento de convertirse en alternativa

El gran perdedor de ayer fue el UKIP, promotor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, cuya estrepitosa caída en votos vaticina un futuro difícil

La primera ministra británica, Theresa May, a su llegada al centro electoral Central Methodist Hall, en Londres, Reino Unido EFE

IVAN ALONSO

Alivio para la primera ministra Theresa May en unos comicios electorales locales a los que los «tories» llegaban con miedo. Un temor infudado vistos los resultados, logrados gracias a haberse aferrado a una serie de distritos en Londres -su alcaldía no estaba en juego- y a haber recuperado el apoyo perdido por el UKIP en las ciudades que votaron mayoritariamente a favor del Brexit, en el norte y el centro del país. El partido de May obtuvo, a falta del escrutinio en uno de los 150 municipios, 1.330concejales, perdiendo 31 respecto a la convocatoria anteior; mientras que los laboristas subieron en 59 concejales, hasta lograr 2.310. Los liberaldemócratas subieron 75, hasta 536; y los Verdes incrementaron 8, hasta sumar 39.

A pesar de lo que parecen reflejar estas cifras, los principales analistas, como el gurú de los sondeos John Curtice, aseguraban hoy que los resultados se pueden considerar un «empate» en lo que respecta al rendimiento a nivel nacional de los dos principales partidos del país, conservadores y laboristas. Un empate que supo a decepción a los laboristas, con Jeremy Corbyn a la cabeza, que no consiguieron su objetivo de demostrar un cambio de tendencia en la política británica.

Los laboristas esperaban que el último escándalo migratorio del Gobierno, con la generación Windrush, y los recortes en materia de servicios sociales, junto a la división interna del Gobierno por el Brexit, le propiciarían el espaldarazo definitivo para lograr una victoria aplastante. No fue así a pesar de superar claramente en número de ediles a los «tories» a lo largo del país. De hecho, a pesar de estas cifras y según un análisis de la BBC, estos datos extrapolados a unas elecciones generales dejarían una proporción del voto del 35 % tanto para conservadores como para laboristas, lo que indicaría que ninguno de los dos principales partidos del país consigue un avance electoral al tener cifras muy parecidas a las de los comicios del año pasado.

Los laboristas no consiguieron arrebatar a los «tories» los dos feudos tradicionales que estaban en juego en Londres y que todo hacía indicar pasarían a sus manos. Tanto Wandsworth (el preferido por Margaret Tatcher) como Westminster siguieron teñidos del azul conservador y precisamente en este último May hizo acto de presencia para demostrar lo reforzada que sale de estas elecciones. «Hemos vivido otro éxito conservador tanto en Londres como en otras zonas de Inglaterra. Y eso es todo resultado del duro trabajo de nuestros concejales, nuestros seguidores y nuestra campaña electoral revitalizada», aseguraba la «premier». May ha visto, incluso, de forma inesperada como mantenían el distrito de Chelsea a pesar de la ira vecinal por el incendio de la Torre Grenfell.

La alegría de May no empaña, sin embargo, el avance de los laboristas, que consiguieron arañar en estas elecciones locales más de 50 escaños con respecto a 2014, lo que supone su mejor resultado en Londres desde 1971; además de obtener victorias en las localidades de Kirkless y Plymouth, donde los conservadores llevaban varias legislaturas gobernando.

Factor antisemita

A pesar de que el partido de Jeremy Corbyn sale «con las manos vacías» de esta cita electoral al no haber logrado convertirse en la alternativa política que tanto temía May, el líder laborista se mostró contento y auguró un futuro prometedor en próximos comicios : «Hay mucho más por venir y va a ser aún mejor», señaló Corbyn, al mismo tiempo que reconocía sentirse «decepcionado por cualquier lugar en el que perdimos un poco de terreno». Entre los factores que han podido perjudicar al partido laborista se encuentra la acusación de antisemitismo, que le ha habría hecho perder distritos clave londinenses como el de Barnet, que alberga el 20% de la población judía de Inglaterra y Gales.

Para lo que también han servido estos comicios locales es para conocer el hundimiento absoluto del eurófobo UKIP . El partido independiente de Reino Unido, clave en el proceso de salida del país de la Unión Europea, se ha derrumbado en número de votos y ediles.

La formación, ahora dirigida por el desconocido Gerard Batten, cedió 123 ediles de los obtenidos en 2014, su punto álgido, para quedarse con tres. Su secretario general, Paul Oakley, aceptó la hecatombe pero negó que la formación esté «acabada», al tiempo que la comparó con una enfermedad pasajera: «Piensen en la Peste Negra en la Edad Media. Viene y causa el desastre y luego permanece durmiente y eso es exactamente lo que nosotros vamos a hacer. Nuestro momento no ha pasado, porque el Brexit está siendo traicionado por el actual Ejecutivo», aseguró.

En el otro lado de la balanza están los liberales demócratas , con su nuevo líder Vince Cable a la cabeza. En crisis desde que formaron gobierno con los conservadores, con su exlíder Nick Clegg como mano derecha de David Cameron, han visto refrendada su apuesta por la permanencia de Reino Unido en la UE al obtener varias victorias de entidad y la mayor subida en número de ediles de todos los partidos políticos. Cable sacaba pecho ante este inesperado avance «fueron resultados muy positivos que demuestran que estamos de vuelta». Los analistas vuelven a considerar a la formación como un partido bisagra tras sus últimos batacazos electorales. «La gente está desesperada por una voz que no sea la del Brexit de la derecha o la del Corbynismo de izquierda», subrayó Cable.

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