«Quebec no es Cataluña»,

«Quebec no es Cataluña», la prensa canadiense se desmarca de los independentistas catalanes

Canadá sigue de cerca la escalada de tensión en Cataluña, agravada con la fuga de la sedes social de más de mil empresas por temor a quedar desconectadas del mercado de la Unión Europea en caso de secesión

ABC.ES

Canadá sigue de cerca la escalada de tensión en Cataluña, agravada con el éxodo de la sede social de 1.400 empresas por temor a quedar desconectadas del mercado de la Unión Europea en caso de secesión. A simple vista, la situación catalana recuerda a lo que vivió Quebec tras la llegada de los separatistas al poder en 1976 y más tarde con los referendos que han tenido lugar en esta provincia francófona del país norteamericano, aunque en los últimos días la prensa canadiense, y la quebequés en concreto, se ha desmarcado de los independentistas catalanes.

Después de la primera tentativa independentista en Quebec de 1980 , en la que ganó la permanencia en Canadá por veinte puntos de distancia, solo el Banco Nacional de Canadá se mantuvo en la región. Como consecuencia Montreal perdió su preponderancia como centro financiero y capital económica de Canadá, en favor de Toronto, en la provincia anglófona de Ontario.

Ya tras la primera gran Diada independentista en 2012 y el volantazo posterior de Artur Mas con el «procés», desde varios medios de Quebec se destacaba que si bien «el nacionalismo juega un papel clave» en la historia de Cataluña, el hecho de abandonar España es algo muy reciente ; «mientras que las aspiraciones independentistas de Québec» se remontan a 1837, apuntaban hace cinco años dos articulistas de « La Presse » bajo el título de «Cataluña y Quebec, dos luchas distintas».

Estos días, han aparecido en el « Journal de Montreal », uno de los diarios francófonos más influyentes de la región, análisis como «Diez diferencias entre Cataluña y Quebec», del columnista Joseph Facal. «Cuando los catalanes se enteran de que vengo de Quebec, acto seguido se ponen a comparar las dos situaciones. Me imagino que ese es tu caso también», escribe como introducción antes de desgranar su decálogo de diferencias.

«Ottawa reprochó muchas cosas con el proceso del referéndum de Quebec, pero no se opuso. Quebec podía dejar la Confederación de la misma forma de la que entró», señala. La legislación canadiense lo permitía. «En España, Madrid no reconoce a los catalanes el derecho de decidir solo su futuro. Aunque la violencia policial de Madrid no tienen grandes semejanzas con lo hemos vivido aquí, Trudeau padre sí aplicó la «Ley de medidas de guerra».

Temor a un efecto dominó

En España, agrega, hay un fuerte sentimiento autonomista también en el País Vasco. «El temor a un efecto dominó en el resto del país explica en parte la rigidez de Madrid. En Canadá, el caso quebequés es único».

El articulista de «Le journal de Montreal» destaca que Quebec no es precisamente la región más dinámica y rica de Canadá tal como ocurre con el caso catalán. Desde 2010, Madrid se ha dirigido sistemáticamente al Tribunal Constitucional para establecer la ilegalidad del enfoque catalán. En Canadá, solo pasó esto con la derrota del referéndum de 1995 que el gobierno de Chrétien recurrió a la Corte Suprema para cambiar las reglas del juego a su favor. Pero le dijeron que la soberanía era un objetivo legítimo y que debería negociar si había una clara mayoría para una pregunta clara. Cataluña está a años luz de distancia».

Como conclusión, el articulista recuerda el apoyo decisivo del entonces presidente de Francia , Jacques Chirac, a una hipotética independencia: reconocía la soberanía de Québec en caso de un sí mayoritario. Los soberanistas catalanes no tienen ningún apoyo oficial fuera de sus fronteras. Cuando Carles Puigdemont hizo su gira europea, ningún líder oficial electo accedió a reunirse con él».

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