Recep Tayyip Erdogan y Vladimir Putin, tras su rueda de prensa conjunta en Sochi
Recep Tayyip Erdogan y Vladimir Putin, tras su rueda de prensa conjunta en Sochi - Efe

Putin y Erdogan recuperan «plenamente» los lazos entre Rusia y Turquía

Ambos presidentes dejan la decisión sobre las «zonas seguras» en Siria a los negociadores de Astaná

CORRESOPNSAL EN MOSCÚ Actualizado: Guardar
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El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, viajó ayer a Rusia por segunda vez en menos de un mes para tratar de coordinar mejor sus acciones en Siria con su homólogo ruso, Vladímir Putin. Ambos países defienden posturas diametralmente opuestas en cuenta al papel de Bashar al Assad y los kurdos en un eventual proceso político, pero mantienen puntos de vista comunes en otras cuestiones.

Por ejemplo, ambos dijeron ayer estar de acuerdo en la necesidad de crear en Siria «zonas seguras» o «zonas de desescalada» de la violencia. «Nuestra posición común es que el establecimiento de estas zonas de desescalada debe llevar a una mayor pacificación y a un reforzamiento del alto el fuego», manifestó Putin durante la rueda de prensa conjunta ofrecida tras más de hora y media de reunión con Erdogan en el balneario ruso de Sochi.

Según el máximo dirigente ruso, tales áreas podrían ser también zonas de exclusión aérea «siempre y cuando no se detecte ninguna actividad militar en ellas».

Aunque el primero en lanzar la idea de crear «zonas seguras» en Siria fue el presidente estadounidense Donald Trump y la iniciativa fue acogida con recelo en Moscú, ahora Putin la ha hecho suya. El martes habló por teléfono de ello con Trump. Los lugares en donde funcionaría la «desescalada» serían el sur del país, las provincias de Idlib y Homs y el enclave rebelde de Ghuta, en la periferia de Damasco. Estas zonas estarían protegidas por tropas rusas, iraníes y turcas, los tres países garantes del alto el fuego declarado el pasado 30 de diciembre, y deben reunir condiciones para que los refugiados que lo deseen puedan regresar. Junto a estos territorios se establecerían las «zonas seguras» supervisadas conjuntamente por el Ejército sirio y los rebeldes. Podrían incluso desplegarse fuerzas de otros países.

Nueva ronda en Astaná

El jefe del Kremlin aseguró que todas estas medidas, compatibles con continuar la lucha contra el Daesh y otras organizaciones terroristas, «debe facilitar el diálogo político entre las partes beligerantes». «Hemos estudiado todo esto sobre el mapa», afirmó Erdogan en la rueda de prensa. Dijo que la idea debe debatirse en Astaná (Kazajstán), en donde acaba de comenzar una nueva ronda de negociaciones para impulsar el proceso de paz.

Pero ayer surgió un problema con la delegación rebelde, cuyos miembros anunciaron la suspensión de su participación en la ronda de Astaná en protesta por los bombardeos del régimen sirio contra civiles. Denuncian también violaciones de la tregua y exigen que las tropas sirias abandonen todo el territorio conquistado después del 30 de diciembre, cuando entró en vigor el alto el fuego. Los representantes opositores, no obstante, no han abandonado la capital kazaja, lo que deja abierta la posibilidad de que se incorporen a las conversaciones en cualquier momento.

Putin y Erdogan aprovecharon ayer para seguir avanzando en la normalización de relaciones, que atravesaron duros momentos tras el derribo de un cazabombardero ruso, con especial atención a la cooperación antiterrorista y a los proyectos en el campo de la energía. El presidente ruso intenta escenificar la existencia de una total sintonía con su colega turco como compensación al enfriamiento que padecen sus relaciones con Occidente.

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