El presidente ruso, Vladimir Putin
El presidente ruso, Vladimir Putin - EFE

Putin va a ver a Macron para mostrar a su ciudadanía que no está tan aislado

Tras la victoria de Macron, el presidente ruso le envió un telegrama de felicitación llamándole a «superar la desconfianza mutua y unir las fuerzas» contra el terrorismo y otros desafíos globales

Corresponsal en Moscú Actualizado: Guardar
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La exposición dedicada al zar Pedro I el Grande, que se inaugura hoy en el Palacio de Versalles, estaba ya prevista desde hace tiempo, pero no que a su inauguración acudiera necesariamente el presidente Vladímir Putin. Éste, sin embargo, decidió que el evento sería una buena ocasión para reunirse por primera vez con su homólogo francés, Emmanuel Macron, y dispuso en el último momento encabezar la delegación rusa enviada a Francia con motivo del 300 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países.

De manera que la iniciativa sobre esta intromisión en la agenda del jefe del Estado francés ha partido del Kremlin. Y eso que Putin prefirió apoyar a su adversaria en las recientes elecciones, Marine Le Pen, mientras hackers al servicio de los servicios secretos rusos atacaban el equipo de campaña de Macron y medios informativos moscovitas sostenían que éste engañó a su mujer con un hombre.

Pero ahora ha llegado el momento de hacer las paces. Tras la victoria de Macron en la segunda y definitiva vuelta de los comicios, el pasado 7 de mayo, el presidente ruso le envió un telegrama de felicitación llamándole a «superar la desconfianza mutua y unir las fuerzas» contra el terrorismo y otros desafíos globales que se ciernen sobre la Humanidad.

No obstante, es también verdad que Putin necesita estar permanentemente en el candelero ante su ciudadanía y las imágenes que aparecerán estos días en las televisiones rusas desde Versalles y París contribuirán a disipar la idea de que es un líder aislado.

Pero Macron le espera dispuesto a leerle la cartilla. Al menos así lo dejó claro el sábado en Taormina, en el marco de la cumbre del G7, cuando dijo en rueda de prensa que «tendré un diálogo con Rusia exigente (...) y sin concesiones». «Rusia invadió Ucrania», afirmó, algo que Moscú continúa todavía negando.

Según las autoridades rusas, lo que sucedió en Crimea no fue una anexión, sino el ejercicio del «derecho a la autodeterminación» de los pobladores de la península. En cuanto al conflicto existente en las regiones separatistas del este de Ucrania, Putin dijo durante la visita a Moscú que llevó a cabo a principio de mes la canciller alemana, Angela Merkel, que «fue resultado del golpe de Estado anticonstitucional perpetrado por el Gobierno de Kiev» y no algo instigado por Rusia.

La visión al respecto de los países del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), del que fue expulsada Rusia en 2014 precisamente por su papel en la crisis ucraniana, es bien distinta. En la declaración suscrita tras la cumbre de Taormina se advierte que «estamos preparados para tomar mayores medidas restrictivas, para aumentar los costes para Rusia, si sus acciones así lo requieren». «La duración de las sanciones está vinculada a la completa implementación por parte de Rusia de los Acuerdos de Minsk y al respeto de la soberanía de Ucrania», se señala en el texto. El pacto de Minsk fue alcanzado en febrero de 2015 por Rusia y Ucrania bajo la mediación de Alemania y Francia, grupo que ha venido en denominarse el «Cuarteto de Normandía» porque fue allí donde se reunió por primera vez.

Así que Putin tendrá oportunidad de escuchar de primera mano los entresijos de lo discutido en Taormina en relación con su país y también con Siria, otro de los problemas que Macron dijo tener intención de poner sobre la mesa. Aquí también abundan las divergencias, ya que Moscú defiende a Bashar al Assad a capa y espada mientras que París cree que debe abandonar el poder. Conviene recordar que Putin nunca ha cedido hasta ahora en ninguna de las cuestiones con las que mantiene discrepancias con Occidente.

Según Yuri Ushakov, uno de los asesores del Kremlin, lo que pretende fundamentalmente Putin con Macron es «efectuar una primera toma de contacto, conocerse mejor y acordar qué pasos dar en adelante. Es una reunión informal, pero con una agenda muy amplia». Desde su toma de posesión, el nuevo presidente francés ha recibido en París solamente al primer ministro italiano, Paolo Gentiloni.

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