El líder del la campaña por el Brexit Boris Johnson en un mitin el último día de campaña en Selby
El líder del la campaña por el Brexit Boris Johnson en un mitin el último día de campaña en Selby - Reuters

Populistas de todas las ideologías en torno al Brexit

Sobrevive el espíritu del “Niebla en el canal: el continente aislado”

Londres Actualizado: Guardar
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Algunos mitos son muy reales. Recuerdan aquel según el cual un diario británico -que nadie encuentra en las hemerotecas- habría titulado en portada, en los albores del siglo XX: “Niebla en el Canal; el continente aislado”.

Algo parecido es lo que se ha dicho en esta campaña del referendo que se celebra hoy en el Reino Unido. El populismo eurófobo intenta hacer creer que quien más va a perder con la salida del Reino Unido de la Unión es la propia UE. El diario campeón del euroescepticismo, «The Daily Telegraph», publicaba el martes un editorial pidiendo el «Leave» en el que se recuperaba perfectamente el espíritu del titular apócrifo: «Los defensores de la permanencia sostienen que (si salimos) perderemos influencia en el mundo y menosprecian a los partidarios del abandono como «Pequeños Ingleses».

Pero lo cierto es lo contrario: es la UE la que es insular y está ensimismada, limitada a los estrechos confines de monótonas cumbres y la eterna elaboración de tratados. Gran Bretaña, en cambio, siempre ha sido un jugador global, con sus conexiones a la Commonwealth, la ONU y la OTAN. Y volverá a serlo». Lo dicho: el continente aislado.

Personajes como Boris Johnson, cabeza visible de esa ruptura, juegan con un elemento a su favor, que se pone de manifiesto en ese editorial: empleemos sentimientos, que son mucho más difíciles de derrotar. Esta campaña ha sido mucho mejor llevada por los partidarios del Brexit porque saben que los argumentos racionales no están con ellos. Así que han jugado la carta de lo sentimientos. Y en este país, por increíble que pueda parecer a algunos españoles, la mayoría de la población se conmueve cuando se iza la bandera nacional -y casi no hay una bandera europea en ninguna parte.

Lo más inteligente que ha hecho el «Remain» en este final de campaña ha sido colocar entre los intervinientes del debate de Wembley a Ruth Davidson, la líder conservadora escocesa, que fue capaz de acallar a Boris Johnson, porque frente al populismo secesionista del «Leave» ella personificaba que el referéndum de Escocia se ganó, entre otros, con el argumento de que si se independizaba Escocia, sería expulsada de la UE. Y si se impone hoy este nacionalismo populista, el resultado puede ser que Escocia pida la independencia para volver a entrar en la UE. Y poniendo esto de manifiesto se conjugan sentimientos con hechos prácticos.

El populismo que representa el Brexit tiene mucho en común con el del Frente Nacional en Francia o Podemos en España. Porque, como casi todos los populismos, no apela a una ideología concreta, sino a sentimientos. Boris Johnson, como Pablo Iglesias, necesitan que se hable de ellos constantemente. Y empiezan por conseguir que se comente su peinado. Coleta en el caso de uno, despeine fruto de largo rato de peine el otro. Y al final, los populistas tienden a apoyarse entre sí porque sus vínculos están bajo la superficie. Donald Trump apoya el Brexity se le espera aquí mañana viernes para reinaugurar uno de sus campos de golf y -él cree- celebrar la victoria del Brexit. Movimiento que tiene el apoyo sin vacilación de Marine Le Pen, que al mismo tiempo apoya al Gobierno de Tsipras en Atenas, de cuya relación con Pablo Iglesias ya no quiere acordarse nadie. Lógico. Y Tsipras cuenta con el respaldo de Vladimir Putin, que ¡oh, casualidad! ¡también defiende el Brexit! Pero cuando Boris Jonhnson habla de mantener su defensa autónoma de Europa, nunca menciona el apoyo que les da Putin.

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