El valor (político) de la muerte

Cuando ayer terminó el tributo a Jo Cox en la Cámara de los Comunes, el reconocimiento siguió al otro lado de la calle, en la Iglesia de Santa Margarita. Ésta es la iglesia parroquial de los Comunes desde hace más de 400 años. Está sita dentro de la Abadía de Westminster. La manifestación de duelo continuó en tierra consagrada, encabezada por el Speaker de la Cámara, John Bercow, y por representantes de todos los partidos de una nación que no se avergüenza de ser lo que es. Ni a izquierda ni a derecha. Y con el público escuchando los himnos desde la calle en medio de una lluvia torrencial que se te colaba a ratos por todas partes.

Ésta es una nación aún conmocionada por una muerte que empieza a causar rencillas que a un extranjero le resultan pequeñeces, pero que aquí son palabras mayores.

Un diputado conservador y ex ministro de Defensa, Andrew Murrison, partidario de salir de la UE, tuiteó el domingo por la tarde que la forma en que los partidarios de la permanencia estaban manipulando políticamente la muerte de Jo Cox era una vergüenza. En pocos minutos tuvo que retirarlo. Pero lo cierto es que es imposible pretender que un magnicidio en este contexto no tenga repercusión sobre la campaña. La va a tener y lo saben todos. No quieren hablar públicamente de ello, pero todos te lo reconocen en privado.

ABC conoció ayer en fuentes diplomáticas un tracking diario que reciben sus destinatarios a cada día a mediodía. Está ejecutado por una de las firmas de mayor prestigio del país. Y en contra de lo que dicen la mayoría de los sondeos, éste ayer todavía daba cuatro puntos de ventaja al Brexit. Lo que a tres días de los comicios suena catastrófico. Pero los trackings no son una foto fija, sino una película con presentación, nudo y desenlace. Y los propios autores de la película decían que el cambio de tornas tras el asesinato era evidente y que la tendencia era tan positiva para el Remain que creen que al final logrará imponerse.

Pero lo que de verdad se pregunta uno a la vista de escenas como las que se viven estos días en el Reino Unido es si este país se ve perjudicado en algo por el hecho de que los Comunes tengan una Iglesia parroquial propia, si la religión (¡de Estado!) de verdad hace daño a alguien o le parece que cercena sus libertades. La diputada Jo Cox fue asesinada por razones políticas, por un demente intoxicado por ideas que incitan al odio. ¿Por qué será que los locos sólo se sienten instigados a matar desde ideas radicales? Con la cantidad de liberales locos que hay, nunca he visto a uno que asesine por defender la libertad de mercado, corazón de tantas otras libertades. Y vaya si es una causa por la que merezca la pena morir.

Pues en el Reino Unido este asesinato que algunos ven con intenciones políticas y que yo creo que va a ser decisivo el próximo jueves ha generado un tuit polémico. Muy polémico. ¿Cuántos sms sobre el 11-M hubo entre el 11 y el 14 de marzo de 2004? Pues eso.