El director del FBI, James Comey
El director del FBI, James Comey - AFP

¿Por qué no destituye Trump a su denostado jefe del FBI?

El presidente tiene potestad para hacerlo, pero vería su imagen deteriorada un mes después de haber ratificado a James Comey

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La serie de acusaciones de «incompetencia» que ha vertido el presidente Trump contra sus agencias de Inteligencia, sin consecuencia alguna, sorprende a muchos analistas. ¿Tiene el jefe del Estado más poderoso del planeta las manos atadas cuando critica y no destituye a los directores del FBI y de la CIA, dos instituciones cuestionadas por la Casa Blanca?

No las tiene en el plano legal. El presidente tiene competencia para despedir a los jefes de los servicios de inteligencia federales. Pero hacerlo antes de que cumplan su tiempo de mandato puede ser visto como una sospechosa interferencia del poder ejecutivo en el policial, más aún si están en curso procedimientos que afectan a personalidades de la Administración.

La praxis se remonta al «caso Watergate», responsable de la dimisión del presidente Nixon.

Desde entonces, la ley federal establece que el director del FBI -el servicio secreto nacional- sea nombrado por un periodo de 10 años, de modo que abarque más de una Administración y pueda operar así con más independencia frente al poder político de turno. El actual director James Comey -un ex alto funcionario de Justicia, vinculado políticamente a los republicanos- fue nombrado en 2013 por el presidente demócrata Barack Obama, por lo que legalmente su mandato no expira hasta el 2023.

Dejando a un lado sus éxitos policiales, Comey ha demostrado tener muy poco tacto político, o quizá excesivo interés por tenerlo. El pasado verano enfureció al partido republicano cuando decidió que el FBI no presentaría cargos contra Hillary Clinton, por el uso de correos oficiales en su cuenta privada de email. Once días antes de las elecciones presidenciales cambió de opinión, y dijo que la Agencia investigaría si Clinton había infringido la ley tras recibir un nuevo paquete de emails del servidor privado de la candidata demócrata. Dos días antes de la cita en las urnas, Comey anunció que Clinton estaba «limpia». Demasiado tarde, dijeron los estrategas de la campaña demócrata.

Donald Trump también se siente víctima de la actuación del director del FBI. En sus tuits, el presidente no ha dejado de quejarse de las continuas filtraciones a la prensa de «fuentes de la Inteligencia», y de la impotencia de los directores del FBI y de la CIA para cazar a los topos. Hace días, Trump acusó a su antecesor, Obama, de haber ordenado el pinchazo de su teléfono durante la campaña electoral, supuestamente con conocimiento de Comey. También preocupa al presidente el alcance de la investigación del FBI sobre los vínculos con Rusia de su entorno, entre otros su jefe de campaña electoral.

No obstante, a finales de enero el propio Trump dijo a Comey que seguirá al frente del FBI hasta 2023, según informó The New York Times. «Eres más famoso que yo», bromeó en voz alta cuando le recibió hace semanas. Quizá también más peligroso fuera de la Agencia.

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