El Gobierno egipcio se moviliza para aumentar la participación en los comicios

Algunos ciudadanos recibieron pequeños «regalos» por votar, les hicieron descuentos en comercios o les pusieron un autobús gratis, entre otras irregularidades

Dos mujeres muestran el dedo manchado de tinta tras votar en el barrio de Abdin, este lunes en El Cairo Afp
Alicia Alamillos

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Más de 13.706 colegios electorales , en las 26 provincias de Egipto , abrieron este lunes sus puertas para que más de 59 millones de votantes acudieran a depositar su voto. Con la premisa de que una alta participación reforzaría la legitimidad del segundo mandato del actual presidente y esperado ganador de los comicios, Abdelfatah Al Sisi , el Gobierno ha movilizado todos sus recursos para aumentar la afluencia a las urnas.

«Cada voto es una bala al enemigo», titulaba uno de los principales diarios del país, de propiedad estatal, mientras que políticos, medios afines e incluso autoridades religiosas repetían el «deber patriótico» de votar y acusando a quienes llaman al boicot de ser parte de las « fuerzas del mal » que socavan al Gobierno de Al Sisi.

«Necesito que el mundo entero nos vea en las calles votando. Elegid a quien queráis, pero es importante que votéis», ha declarado el mandatario, que ha votado a primerísima hora de la mañana. Sin embargo, en la papeleta de voto sólo hay otro contendiente, afín al propio Sisi, mientras que el resto de candidatos han ido siendo apartados de la carrera presidencial por el aparato del gobierno.

En un colegio del barrio de West El Balad, fuertemente vigilado por policías y militares ostensiblemente armados, los vecinos eran atraídos por la estridente música de un DJ colocado junto a la entrada. Una ristra de hombres salían del colegio, mostrando sonrientes su dedo tintado de rosa, que indica que ya han ejercido su derecho a voto. En la otra mano, «regalos» recibidos por su votación, botellas de agua y banderines de Egipto. Vestidos con el polvorientas galabeyas, túnica típica egipcia, contaron a este diario que «les habían ofrecido un autobús gratis» para desplazarse al colegio electoral.

No ha sido la única irregularidad detectada en el primer día de votaciones, que se prolongarán hasta la noche del 28 de abril. Algunos comercios ofrecían descuentos para los votantes, mientras que se han recibido denuncias de que funcionarios se negaban a entregar tarjetas de subsidios si no se enseñaba el dedo rosado. «Mi jefe nos ha insistido en que vengamos a votar, nos ha dado un par de horas libres para esto », comenta Rafaa, profesora en una academia, en un colegio del barrio Dokki, en Guiza.

En otras provincias, la gobernadora de Beheria ha prometido que «compensará» a los pueblos y aldeas de la provincia donde más masivamente se acuda a votar, ofreciéndose a «resolver sus problemas de agua y saneamiento», detalla el diario Al Watan.

Según lo visto por esta periodista, la participación ha sido desigual, con colas de un puñado de personas en algunos colegios a las 9 de la mañana y horas desérticas en otros, pasando alternativamente de la apatía al fervor más nacionalista entre música y banderas. Según han recogido periódicos locales, en barrios periféricos como New Cairo se han organizado marchas llamando a los vecinos a votar. En la icónica plaza de Tahrir, una pantalla gigante repetía una y otra vez mensajes nacionalistas y propaganda de Al Sisi. « No hay razones para ir a votar , ni una sola», afirma Omar, hombre de mediana edad sentado tranquilamente en un café.

La Autoridad Nacional Electoral no ha ofrecido datos concretos de participación, pero aseguró que está siendo «alta» en las provincias de El Cairo, Guiza y Alejandría, Así como en Asuán (sur) y el Norte del Sinaí (noroeste).

Según el primer ministro, Sherif Ismail, la positiva afluencia de votantes es una «respuesta» a las informaciones de medios extranjeros que «han tratado a Egipto de forma negativa» en los últimos años. «Vamos a elegir a Al Sisi porque es la única opción para Egipto. Aunque hubiera más candidatos, le seguiría votando a él», afirma sonriente Nura, acompañada de su madre en un colegio electoral del centro de la capital.

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