Una iniciativa que ayuda a los niños a asumir el cáncer de sus padres
La acción pionera de la AECC-Catalunya invita a los hijos a expresar sus sentimientos
Cuando en un hogar se manifiesta el cáncer la familia se vuelca en el enfermo. Todo gira a su alrededor, pero si hay niños pequeños es muy importante prestar atención a sus sentimientos porque, a veces, en su inmadurez no son capaces de expresar lo que sienten y les queda dentro como un veneno.
Para estos pequeños la Asociación Española Contra el Cáncer-Cataluña organiza por primera vez unas colonias. Se trata de una iniciativa pionera en toda España que tiene como objetivo que los niños tengan un espacio de diversión dónde poder hablar con otros compañeros que viven la misma situación y ofrecer talleres psicoeducativos que les permitan expresar y compartir la experiencia de tener un padre o madre con cáncer.
Teresa López Fando, psiconcóloga de la asociación , explica que «los progenitores con dudas sobre cómo explicar esta enfermedad a sus hijos tendrán aquí una oportunidad para que estos lo entiendan lo mejor posible ».
Los niños pueden expresar lo que sienten y darse cuenta de que no son los únicos que sufren
López Fando detalla que «la actividad más importante que se realiza es el "taller de las emociones" en el que los niños pueden expresar lo que sienten y darse cuenta de que no son los únicos que sufren, que hay muchos más que están pasando por lo mismos que ellos». «Por supuesto, —prosigue la experta— los niños que viajarán a estas colonias tienen padres con una situación estabilizada y medianamente controlada». En cuanto a las edades, «se espera que asistan niños desde siete hasta diecisiete años, que luego serán agrupados por edades para poder realizar las actividades, ya que no es lo mismo explicar estos temas a un pequeñín de siete años, que lo entiende todo en blanco y negro que a un adolescente que ya identifica sus emociones», puntualiza la psiconcóloga.
Con naturalidad
Gema Expósito es madre de dos niños de 7 y 9 años que asistirán a estas colonias. Ella ha pasado por un cáncer de pecho que le hizo someterse a una mastectomía y dos años después le encontraron metástasis en el hígado. Tras la primera hospitalización, una de las primeras cosas que su hija mayor le pidió fue ver la cicatriz. Gema tuvo un poco de reparo y le enseñó una foto. Pero días después la niña la sorprendió en el cuarto de baño curándose y, con la mayor naturalidad, decidió ayudar su madre en es este trance todos los días.
A pesar de esta actitud tan espontánea, esta progenitora quiere que sus hijos puedan hablar del tema. Cree que es bueno que «compartan vivencias y que alguien les oriente desde la profesionalidad , y además, —añade— que vean que hay más niños que pasan por lo mismo con sus padres».
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