«No importa lo que ocurra, juntos seremos felices siempre», le dijo Doda a su hija (ambos en la foto) a través de Instagram
«No importa lo que ocurra, juntos seremos felices siempre», le dijo Doda a su hija (ambos en la foto) a través de Instagram -  Carlos Lorrio Navarro

La hija de Doda Miranda afronta la «pérdida» de su segunda madre

Athina Onassis siempre trató a Viviane como a una hija. La separación golpea a la niña

MADRID Actualizado: Guardar
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A Viviane de Miranda Dorsa la vida le cambió el 26 de marzo de 2011. Ella tenía 8 años cuando su madre, Cibele Dorsa, la primera mujer de Doda de Miranda, se arrojaba al vacío desde la ventana de su apartamento, un séptimo piso en el centro de Sao Paulo. Dos meses antes, por ese mismo tragaluz, se había suicidado su novio, Gilberto Scarpa, el presentador de televisión con quien había planeado casarse en abril. «Lamento no haber podido soportar la muerte. He luchado hasta donde he podido», escribió la modelo en Twitter tres horas antes de dar un salto mortal.

Aquella noche, la vida de Doda y Athina Roussel Onassis también se revolvió. La nieta del armador griego, que durante ese tiempo ya era una segunda madre para la pequeña Viviane, se hacía cargo por completo de ella y de Fernando, el hijo de 13 años que Dorsa tuvo en 1998 con el empresario brasileño Fernando Oliva y que Doda adoptó cuando su primera mujer murió.

Viviane, que todavía no llega a la mayoría de edad, también podría haber recibido el apelativo de «la pobre niña rica» que tantos años persiguió a su segunda madre. Ella, sin serlo ni quererlo, ha crecido como si realmente fuera la heredera de un imperio con una gran fortuna. Tanto su madre como su padre, que pertenecían a familias de clase media-alta, siempre se codearon con ricos magnates.

En Punta del Este

Es el caso de Gilberto Scarpa que, además de ser un showman televisivo, pertenecía a la dinastía brasileña de los Scarpa. Su tío Chiquinho, heredero del imperio cervecero Rio Claro -fabricantes de Caracu y Skol-, es el anfitrión más aclamado y querido del mundo. En la década de los 90 la máxima aspiración de la jet set mundial era poder acudir a una de sus fiestas en su mansión en Punta del Este. Por allí pasaron desde Gina Lollobrigida hasta la princesa Carolina de Mónaco, pasando por Catherine Deneuve y Melanie Griffith. También Cristina Onassis que, caprichos del destino, seguro que no llegó a pensar que, años después, su hija Athina pudiera estar relacionada indirectamente con el sobrino de su querido y venerado anfitrión. Con estos antecedentes familiares, a Viviane no le faltó de nada cuando vivía su madre. Tampoco después, cuando Athina, que todavía era más rica que Scarpa, la crió como si fuera esa hija todavía no ha tenido.

Días antes de que se conociera la noticia de la separación, Doda borró todas las imágenes de Instagram donde aparecía con Athina. A continuación publicó una foto con su hija. «No importa lo que ocurra, juntos seremos felices siempre», decía el jinete junto a la imagen.

Seis años después de perder a su madre, Viviane tiene que afrontar ahora otra pérdida. Es una pérdida distinta y, al mismo tiempo igual de dolorosa.

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