El lendakari, Íñigo Urkullu
El lendakari, Íñigo Urkullu - EFE

El PP advierte a Urkullu de que no regalará su apoyo a las cuentas

Los populares quieren dejar su «impronta» en los Presupuestos autonómicos

Bilbao Actualizado: Guardar
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El escenario que envuelve la negociación presupuestaria en el País Vasco es incierto. El PNV, que gobierna el territorio en coalición con el PSE, precisa del apoyo de una tercera fuerza para que su propuesta sobreviva a la criba parlamentaria. Dos vías se han abierto a su paso: la del PP y la de EH Bildu, que son los únicos partidos que han mostrado interés en alcanzar un pacto que evite la prórroga de las cuentas. Sin embargo, el grupo popular percibe cierta parálisis en el Ejecutivo autonómico, que actúa «como si tuviera mayoría».

El presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, advirtió ayer al Gobierno de que su formación no va a regalar su apoyo a un proyecto presupuestario que, a pesar de ser «más realista» que en anteriores ejercicios, comprende una serie de partidas que se «comen» las «nuevas capacidades» de la economía vasca: «Suben los gastos de personal y los de funcionamiento, aumenta el número de altos cargos y el dinero que se destina a la Renta de Garantía de Ingresos (RGI)», criticó ayer el mandatario popular, que argumentó que el gabinete del lendakari, Íñigo Urkullu, no ofrece «garantías» ni «ambición».

«Queremos dar a los Presupuestos nuestra impronta porque va a ser bueno para el país», argumentó Alonso, que hizo hincapié en que la propuesta actual de PNV y PSE «no puede ser apoyada por el PP», pues, al igual que en 2016, son «insuficientes» y carecen de una «apuesta clara por la reactivación económica». A su vez, manifestó su preocupación ante la posibilidad de que Urkullu decida establecer una alianza con formaciones «de tintes más radicales», tal y como ha sucedido en Álava, donde nacionalistas y socialistas han acordado las cuentas forales junto a EH Bildu.

Por ello, instó al Gobierno autonómico a poner fin a su «insólita actitud», pues, según denunció, ningún consejero se ha puesto todavía en contacto con el PP para debatir acerca de las cuentas: «Para poder recibir un apoyo -puntualizó-, estos presupuestos deben ser modificados, y hay mucho trabajo por hacer porque las condiciones en las que los han presentado nos parecen una mala prórroga de la situación que tenían el año pasado». En este sentido, reiteró su disposición a reunirse cuanto antes con el PNV para dar forma a «modelo de sociedad más abierto», pero recalcó que las conversaciones han de ser «transparentes» y deben tener «un rumbo político claro».

Los parlamentarios de EH Bildu, por su parte, admitieron sentirse preocupados ante los «guiños» del PNV hacia el PP, un partido que no puede ser «referente de una sociedad más justa». El dirigente radical Pello Urizar sostuvo este lunes que la coalición soberanista mantiene un «talante abierto» en lo que se refiere a la negociación de las cuentas, aunque subrayó que la propuesta del Ejecutivo vasco es «continuista», por lo que, si el gabinete de Urkullu no es capaz de ceder, habrá «muy poco margen de maniobra para mejorarla».

Pluralidad

A pesar de que las nubes amenazan tormenta, Urkullu mantiene una actitud impasible. El lendakari, que ayer participó en un foro sobre expectativas económicas celebrado en Bilbao, alegó que su gabinete no va a «vetar ni a excluir a ninguna formación» de la negociación presupuestaria, aunque admitió que sus principales bazas son PP y EH Bildu, pues Unidos Podemos «se ha autodescartado». En esta línea, hizo hincapié en que la intención del Ejecutivo autonómico es la de otorgar «estabilidad y capacidad de acometer, desde la pluraliad y el acuerdo, los retos trascendentales de estos próximos años».

En lo que se refiere a su propuesta, el mandatario nacionalista destacó que es consciente de que la RGI necesita «más control», aunque precisó que los fraudes que se han destapado en las últimas semanas «no deben de estigmatizar» al resto de perceptores de la ayuda pública. A su vez, se comprometió a planificar una estrategia económica que garantice «la viabilidad de las empresas, genere empleo de calidad y permita transformar la riqueza en políticas que permitan invertir a los nuevos sectores de futuro de las compañías vascas».

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