Arnaldo Otegui, en el foro celebrado en el Kursaal de San Sebastián
Arnaldo Otegui, en el foro celebrado en el Kursaal de San Sebastián - EFE

Otegui mira con envidia a Cataluña: «Han entendido que no hay nada que hacer con el Estado español»

El dirigente «abertzale» ve al secesionismo vasco «desactivado» y echa en falta que presione desde la calle

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Arnaldo Otegui nunca ha ocultado su frustración, que llama «sana envidia», porque el proceso secesionista activado en Cataluña no se haya dado en el País Vasco. Este sábado ha vuelto a admitirlo: «Cataluña nos está dando una gran lección sobre cómo se hacen las cosas y en qué dirección hay que hacer las cosas. Es justo reconocer que su proceso está mucho más avanzado que el nuestro», ha indicado este mediodía en el palacio Kursaal de San Sebastián.

Dentro de los sueños rupturistas de Bildu y el propio Otegui, ha afirmado éste que que «no se trata de hacer una copia» pero que extrae grandes «lecciones» de lo ocurrido en Cataluña con el desafío de los secesionistas. La primera, que hay que «empezar desde abajo», en lo que ha sido una apelación a poner en marcha movimientos de presión en la calle.

En otro momento de su alocución ha venido a admitir que el independentismo vasco está «desactivado». La segunda lección es que los secesionistas catalanes «han llegado a una conclusión: no existe posibilidad alguna de que este Estado el español defienda nuestros intereses. Esa es la clave del proceso de Cataluña. Si los catalanes quieren defender con cierta eficacia sus interes, tienen que construir un Estado propio. Aquí no hemos alcanzado aún ese nivel de reflexión».

Para el dirigente proetarra, al que ha dado voz el periódico afin Gara durante un foro de dos horas, el problema para los intereses del independentismo vasco reside en que mucha gente todavía piensa que es posible un Gobierno central «alternativo» con «otra actitud», o bien que sea posible «alcanzar un acuerdo» con el Estado y que este reconozca la condición de nación del País Vasco y su «derecho a decidir». «Mientras este país no alcance esa conclusión, no va a poner en marcha ese proceso», ha advertido para insistir en su receta del «no hay nada que hacer con el Estado».

Previamente, para justificar que Bildu se presente a las elecciones generales y sus representantes ocupen escaños en el Congreso de los Diputados, más allá de citar a Lenin, el secretario general de Sortu ha apelado a que «el voto independentista» es el que «más daño hace» a lo que denomina «proyecto de dominación» de la «oligarquía», y a que el voto de la izquierda radical vasca serviría «si se abriera» un proceso de concesión de independencia en el que, de forma insistente, ha admitido que no confía.

«No tendríamos inconveniente en sostener a un Gobierno de progreso, que no se va a dar», ha incidido al ser preguntado por el 26-J. «Si se diera, estaríamos dispuestos a apoyarlo». Una posición de «ateísmo político» según la cual no creen en un cambio de postura desde el Gobierno central, pero al mismo tiempo se mantienen a la expectativa, por más que su «previsión es que no va a suceder». Por tanto, sus «energías» están puestas en lanzar un proceso unilateral del que ha admitido que tendrá un coste: «No se puede conseguir un Estado independiente sin pagar un precio. No se puede mentir a la gente. Va a ser un camino difícil. No sé el coste personal y colectivo que tenrá la independencia, pero lo que me parece un escándalo es el coste de la dependencia».

Tono desafiante

En un acto que ha oscilado entre la entrevista teledirigida y el mitin, ha habido un par de mensajes desafiantes. El primero, sobre el «Estado vasco soberano» que propugnan los independentistas de Bildu: «Vamos a conseguirlo antes de lo que algunos piensan», ha proclamado Otegui. El segundo, tras lamentar que el País Vasco ha desaparecido de la lista de preocupaciones del Estado. «Creen que pueen seguir hablando como si nada existiera. No os equivoquéis. Nos hemos tomado un tiempo, hemos tenido graves problemas, pero el conflicto político de este país hay que ponerlo encima de la mesa. Eso es lo que tenemos que hacer en los próximos meses. Y ánimo, a por ellos», ha arengado.

El resto de la larga intervención del exportavoz de Batasuna se ha movido en las coordenadas habituales, con viejas acusaciones como que «al Estado español no le interesa la paz» o que «las llaves de las cárceles las tienen el Estado español y francés». Mucho menos claro y mucho más ambiguo se ha mostrado ante la pregunta de cómo contribuirá a que ETA se disuelva y entregue las armas. «Vamos a liderar un proceso en el que se resuelvan todos los temas pendientes y las consecuencias del conflicto».

No ha faltado el habitual término acuñado por los proetarras, como tampoco otros en la retahíla con la que ha afirmado que «todos los presos políticos, refugiados y deportados tienen que volver en libertad». «Cada persona que sale de la cárcel es un rehén menos», ha apuntado quien se autoproclamó «preso político» cuando el 1 de marzo salió de la prisión de Logroño tras cumplir condena por intentar refundar Batasuna bajo las órdenes de la banda terrorista.

Al cabo de dos horas, sin embargo, los acólitos de Otegui se han ido sin recibir una hoja de ruta clara sobre esa ruptura unilateral que quiere impulsar. En cambio, ha brindado excusas como que se encuentra en «fase de escuchar» o que su «peor contribución» consistiría en «dar recetas», por más que aspire, pese a estar inhabilitado para ejercer cargo público hasta 2021, a ser el candidato a lendakari de Bildu. Su principal mensaje para sus afines es que es «necesario un debate popular y horizontal» y que el movimiento secesionista debe «empezar por abajo» y no en un «politburó». Toda una llamada a poner en marcha un movimiento de presión de sus bases del que, por ahora, dice que solo ha visto brotar «champiñones».

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