El retablo de la iglesia es obra de Eduardo Vicente
El retablo de la iglesia es obra de Eduardo Vicente - ÍNMA FLORES

Parroquia de la Encarnación del Señor: la «catedral» solidaria de San Blas

En 2016 repartió comida a 8.000 personas, el doble del censo de los feligreses

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Doña Pilar Ortega venía cada lunes a la parroquia cargada con dos bolsas de plástico llenas de comida. Su pensión era proporcional al peso que aguantaban sus trabajados brazos. Un bolsa, para su manutención semanal; la otra para los pobres de la parroquia. El Banco de Alimentos, durante el año pasado, repartió comida a ocho mil personas. Y los feligreses son cuatro mil censados. ¿Cómo es una parroquia capaz de alimentar al doble de su población? Una comunidad viva, solidaria, caritativa, esperanzadora.

Al llegar a la calle Hermanos García Noblejas, 49, aguarda el cura penitenciario, es decir, el que se pasa los domingos, y algunos días más de la semana, sentado en el confesionario. Se llama Roberto Carbajo y es además capellán del Colegio Tajamar en Vallecas, el centro que ha cambiado la historia de ese barrio.

Rápidamente entablamos una amistosa conversación a la que, minutos después, se une el párroco, José Carlos González Sánchez, doce años titular de esta Iglesia que rezuma vida por los cuatro costados. El párroco, cercano, atento, nos guía por una detallada y exhaustiva visita a los centros vitales. El primero, la capilla de la Adoración Perpetua, 24 horas, todos los días del año, excepto los no litúrgicos, desde hace trece. Por cierto, en esta catedral de San Blas, que así la llaman en el barrio, estuvo sirviendo el hoy arzobispo de Pamplona, monseñor Francisco Pérez González, aunque en su biografía de la página web de la Conferencia Episcopal no lo diga. También anduvieron por aquí Miguel Nuño, Pedro Muñoz, José Vara, entre otros. Ahora ayuda al párroco el sacerdote de origen venezolano Johan Venegas Riera.

El templo es luminoso donde los haya. Se inauguró el 2 de abril de 1962 por el entonces obispo auxiliar José María García Lahiguera, siendo factura de Manuel Ruiz de la Prada Muñoz-Baena, José Gómez Mesa y Gerardo Zaragoza. De los mismos materiales que las casas del barrio, dicen las revistas especializadas que es deudora, también en su fachada, de la arquitectura racionalista italiana y de las propuestas de Art Decó de la Exposición de París de 1937. En el templo destaca su gran mural retablo, obra del pintor Eduardo Vicente, el mismo que trabajó para los servicios de propaganda de la República, amigo de Eugenio D'Ors, de la «Escuela de Madrid», autor injustamente olvidado. Y también el Vía Crucis en bajorrelieve del escultor Gerardo Zaragoza, con un interrogatorio a Jesús por Pilatos símbolo de nuestro presente histórico.

En la turné parroquial, nos acercamos a la oficina de Cáritas. Tres jóvenes señoras atienden una larga fila de hermanos que también son necesitados. Según las cuentas de la parroquia, que, por cierto, están a disposición de todos en unas fotocopias a la entrada del templo, se destinaron a Cáritas el pasado año 4.292, 14 euros de ayudas directas. Los gastos de la parroquia en 2016 fueron 74.668, 22 euros y los ingresos 85.123, 27 euros, según dice la hoja volandera. Las parroquias que están vivas son un saldo positivo. Por poco tiempo, porque los presupuestos de la reforma de la electricidad suponen 9.000 euros y de la ITE de las viviendas parroquiales también 9.000 euros.

Este balance es una maravilla de transparencia. Se pueden ver los ingresos por colectas, las suscripciones, y los gastos por obras y reparaciones, que son muchos, y los sueldos de los sacerdotes, escasos. Y una partida que se denomina «Entregas al obispado».

La clave de esta parroquia está en la catequesis familiar, que funciona muy bien, en la de adultos, en el grupo de confirmación, en las cuatro comunidades del Camino, en el grupo de Renovación Carismática, que siempre comienza de nuevo, en los cursillos prematrimoniales, en el abrazo para las heridas de la vida, Alcohólicos Anónimos, -ahora con un grupo específico de jóvenes-, en los Jugadores compulsivos, en el Club de Mayores, que ofrece unas treinta comidas diarias y que está cargado de actividades, según nos cuenta su director Eugenio Calvo.

La parroquia de la Encarnación del Señor, felicidades porque hoy celebra su fiesta, vive una semana de novena para encontrar trabajo, mañana rezará por Perú. Pura encarnación del Evangelio.

Ver los comentarios