Si en el siglo XXI las multas de velocidad van desde los 100 euros hasta los 600 euros, de las infracciones catalogadas como muy graves, en el XVIII no se andaban con chiquitas. Y eso que todavía no existían los vehículos a motor. Para aquellos que cocheros que circularan por la Villa rápido se les imponía una pena de quince días de trabajos forzados en las obras públicas de el Paseo del Prado y diez ducados de sanción -equivalente a 7 pesetas-.
Así consta en la obra de Isabel Gea Ortigas «Madrid Curioso». Tal castigo se recogía en un bando del 19 de mayo de 1791. La multa textualmente: «Que a los cocheros que en los coches de rúa corrieran, galopasen o tratasen apresuradamente por las calles de la Corte, paseos y sitios señalados».
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