El matrimonio búlgaro de la red que compraba a niñas a 30.000 euros para prostituirlas

El capo y su mujer recibieron ayudas del Ayuntamiento y la Comunidad, además de un piso en Pozuelo

Metodi Borisov Mladenov y su mujer, Roza Terzieva ABC
Carlos Hidalgo

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La Unidad contra las Redes de Inmigración y Falsificación (Ucrif) de la Jefatura Superior de Madrid , con la ayuda de la Policía Municipal, ha desbaratado una de las principales mafias búlgaras dedicadas a la prostitución y a los robos. La operación Rocío se ha saldado con 42 detenidos (había 74 investigados), de los que once han ingresado en prisión, entre ellos los presuntos cabecillas: Metodi Borisov Mladenov y su mujer, Roza Terzieva . Residían en Carabanchel con sus tres hijos, en una vivienda «okupada» de la calle de Ayamonte.

Sin oficio ni beneficio aparentes, habían gozado de ayudas de la Comunidad y del Ayuntamiento , hasta el punto de que cada uno cobró la renta mínima de inserción , al estar oficialmente (no de hecho) divorciados; y les faltaba un solo trámite para que les dieran un piso en Pozuelo de Alarcón. Movían millones de euros.

«Casadas» con los mafiosos

La investigación arrancó en abril de 2017, cuando una chica se presentó en la Unidad Integral de Carabanchel de la Policía Municipal para denunciar. Luego, se convertiría en una de las cuatro testigos protegidas del caso. Al oír su relato, los agentes locales dieron parte a la Ucrif. La muchacha explicó que eran decenas de chicas las explotadas. La Policía Nacional, además de las 30 adultas, tenía identificadas a 16 menores, la más pequeña de 12 años , a las que sus padres vendían a las mafias búlgaras por entre 20.000 y 30.000 euros, dependiendo de su habilidad para el robo. A cambio, las «casaban» con miembros del clan.

Las víctimas son de la etnia gitana de cardarashi , explicaron a ABC fuentes del caso. Los investigadores sospechan que a estas crías también las ponían a hacer la calle, pero no han podido demostrarlo aún. Han liberado a seis en Madrid y a otras tantas, mediante alertas de cooperación internacional, en Francia, Alemania, Bulgaria, Austria, Holanda y la frontera de Serbia con Hungría.

A las mayores de edad las captaban con falsas promesas de trabajo , como por ejemplo lavaplatos, en el sector de la hostelería. Primero las llevaron a Italia y a París, en cuyas zonas de prostitución las esclavizaron durante cinco o seis meses. Muchas no «trabajaban» bien, como la primera denunciante, porque no estaban hechas a esa esclavitud, y recibían tremendas palizas.

Veinte pisos okupados

Así es como la primera mafia (sobre la que se ha emitido una orden internacional de búsqueda) las dejó en manos de Metodi, su hombre en Madrid. Este capo contaba con una estructura en la capital. Dos rumanos y un español se dedicaban a usurpar pisos de bancos, hasta veinte, donde hacinaban a sus víctimas. Estaban en Carabanchel, Vallecas, Parla, Valdemoro y Getafe.

Había metidas hasta dieciocho en apenas 50 o 60 metros cuadrados de vivienda y por turnos, como «camas calientes» : mientras unas «trabajaban» las otras dormían, y viceversa. A algunas las prostituían en Marconi, bajo el control de Roza; pero la mayoría, en grupos de cuatro o cinco, eran llevadas cada mañana en furgoneta al centro de Madrid, donde robaban principalmente a turistas.

También las rotaban según la época: en Navidad reventaron el entorno de Sol, pero en verano se fueron a la costa. Se han encontrado en los ocho registros teléfonos sustraídos en Marbella, unos 100.000 euros y joyas. El material electrónico lo vendían en Cash &Converters o a un clan de cuatro receptadores marroquíes, a 250-300 euros el terminal, que lo trasladaban al sur de Marruecos. Se les pilló un botín de 300 móviles BQ procedentes del asalto a un camión en verano. Uno bajaba a su país cada nueve días, por este «negocio».

A Metodi se le detuvo en febrero, la noche en que pensaba viajar a su país para vender las documentaciones robadas. Los arrestados suman más de 500 antecedentes policiales . Algunas chicas ocupan más de tres pantallas en la base de datos de reseñas, lo que significan 40 por persona. Ahora se les imputan trata de seres humanos, organización criminal, delito continuado contra el patrimonio y, a los encarcelados, se les pide su expulsión de España.

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