La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, posa para ABC en la Asamblea de Madrid
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, posa para ABC en la Asamblea de Madrid - MATÍAS NIETO

Cristina Cifuentes: «Decir que soy de izquierdas es no conocerme; no tengo nada que ver»

La presidenta de la Comunidad de Madrid se juega mañana ser cabeza del PP-M con el deseo de repetir en las elecciones de 2019

MADRID Actualizado: Guardar
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La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, lleva dos años duros de legislatura, lidiando con su socio de investidura, Ciudadanos, por un lado, y con los coletazos de los casos de corrupción de su partido en la región.

-En el ecuador de legislatura, ¿quién le ha dado más dolores de cabeza, Ciudadanos o sus propios diputados?

-A mí los dolores me los dan otras cosas: cuando hay una mujer asesinada por violencia de género, si salen los datos del paro y no son todo lo buenos que yo quiero... pero los diputados no. Es verdad que ha sido una legislatura complicada, y tenemos muchos desencuentros con Ciudadanos en el día a día, aunque hemos podido llegar a acuerdos en todo lo importante.

Y también es verdad que dentro del grupo hemos pasado por situaciones complicadas. Pero afortunadamente las cosas se van resolviendo.

-La corrupción le ha costado el cese de más de un diputado regional, y la amenaza sobrevuela a algunos otros. ¿Es un precio demasiado elevado?

-En España en general, pero en Madrid de una manera muy particular, hemos tenido casos como Gürtel, un caso nacional pero con el centro en Madrid; o Púnica... y eso nos ha pasado una gran factura electoral, y nos ha causado muchísimo desapego de los ciudadanos. Para recuperar la confianza, hemos tenido que adoptar medidas que quizá pueden parecer muy extremas, pero demuestran un compromiso claro frente a la corrupción. Como nuestro código ético, que se aplica a los diputados y al gobierno, y después del próximo Congreso me gustaría que se aplicara también al presidente del partido y a todo el comité ejecutivo.

-¿Cuándo debe dejar un cargo político su puesto, al ser investigado o al abrirse juicio oral?

-Como abogada, creo que el momento más oportuno, desde el punto de vista procesal, es en la apertura del juicio oral. Pero creo que la situación en Madrid es un poco diferente: aquí, con un ex secretario general del partido cumpliendo prisión provisional por un caso de corrupción, la situación exigía medidas muy ejemplarizantes.

-Si el PP nacional rompe el pacto con Ciudadanos, ¿puede darse un «efecto mariposa» que salpique a Madrid?

-No, no tengo ningún miedo; con independencia de lo que pase a nivel nacional, donde espero y confío en que el pacto no se rompa porque sería muy negativo para España, aquí firmamos un acuerdo de 176 puntos que estamos cumpliendo de manera sistemática.

-¿Qué le dice a quienes la acusan de ser de centro-izquierda?

-Eso es no conocerme, y sobre todo no ver las políticas que estamos aplicando. Llevo como militante del PP más de 30 años, me afilié en Alianza Popular, y siempre he aceptado los principios programáticos del PP. Lo que sí es verdad es que este es un partido con un amplio espectro electoral; puede haber alguna cuestión muy concreta sobre la que no todos pensamos lo mismo. No tiene mucho sentido entrar, como hacen algunos, en un debate ideológico, porque eso ha quedado clarísimo en el último congreso nacional del PP: somos un partido de centro reformista, con principios inspirados en el liberalismo y las libertades individuales y que además hacemos política social. En España la política social siempre la ha hecho el PP, no la izquierda, y desde luego, en Madrid también. Me parece algo ridículo que digan que soy de izquierdas; no tengo absolutamente nada que ver con la izquierda, yo defiendo la bajada de impuestos, la libertad de elección, la educación concertada sostenida con fondos públicos, la libertad de horarios comerciales, de elección sanitaria...

-En la Asamblea se han aprobado leyes contra la LGTBIfobia o de Muerte Digna... temas sensibles en el PP.

-Nosotros estamos gobernando en minoría y eso supone que a veces las leyes que se aprueban no son exactamente la que nosotros hemos presentado. De hecho, la de Identidad de Género no la votamos a favor, nos abstuvimos. Nosotros lo que defendemos, y creo que eso no es ser de derechas ni de izquierdas, es la no discriminación de nadie por motivo de la orientación sexual. Todas las personas del PP, y yo la primera, que represento a un gobierno del PP, no vamos a hacer absolutamente nada, ni lo hemos hecho, en contra ni del programa del PP.

-¿Piensa como Luis Asúa y Esperanza Aguirre? ¿O hay dos PP?

-Sólo hay un PP: en el que llevo militando más de 30 años. Querer poner etiquetas, decir si unos son más (liberales) que otros, me parece un error. Somos un partido de centro reformista y lo estamos aplicando con medidas como la política de impuestos: tenemos la fiscalidad más baja de toda España.

-¿Se deben separar los cargos de gobierno y de partido?

-No, yo creo que no. Yo no veo sinceramente la incompatibilidad de tener una responsabilidad de gobierno en un ayuntamiento, una comunidad o el Estado y poder tener una responsabilidad de partido; es que es lo lógico. Introducir esa prohibición provocaría una distorsión, que el gobierno fuera por un lado y el partido por otro.

-¿Ha notado actitudes machistas?

-En el día a día no demasiadas, y desde luego entre mis compañeros de partido, la verdad es que no. Incluso en la delegación del Gobierno, con Policía y la Guardia Civil, la verdad es que me respetaron siempre mucho. Esos micromachismos hace poco que los he notado: un concejal del Ayuntamiento de Madrid, Carlos Sánchez Mato, con una falta de respeto absoluta, se refirió a mí como «la rubia esa de la coleta», y Rita Maestre estaba con él y se reía mucho. Me llamó la alcaldesa para pedirme disculpas; me dijo que era un comportamiento impresentable. Recuerdo la frase más terrible que he escuchado en los últimos tiempos, decir «la azotaría hasta que sangrara» referido a una mujer. Si lo hubiera dicho un político de cualquier otro partido, habría tenido que dimitir de todos sus cargos. Pero como lo ha dicho Pablo Iglesias, pues se le permite.

-¿Pablo Iglesias es machista?

-Yo creo que sí, y además lo es sin pudor. Otro día hizo en sede parlamentaria un comentario impresentable sobre mi compañera Andrea Levy, diciendo que le dejaba el despacho para que se desahogara; en ese tipo de comentarios es donde de verdad se ve si una persona se cree de verdad el tema de la igualdad. Lo sorprendente es que las mujeres de su partido, tan combativas, se lo permiten.

-¿Cómo son las relaciones con el Ayuntamiento de Madrid?¿Y con Carmena?¿O son lo mismo?

-No, no es lo mismo. Las relaciones con Carmena a nivel personal son muy buenas, aunque la discrepancia política es grande. La relación institucional intentamos que sea buena también, pero los proyectos políticos son muy diferentes. Podemos está más preocupado en dividir a los madrileños que en resolver problemas reales. La limpieza, por ejemplo; la ciudad está mas sucia que nunca; o el caos circulatorio; o ese urbanismo ideológico que les lleva a paralizar proyectos como Castellana Norte o las cocheras de Cuatro Caminos, que tiene a 443 familias cooperativistas desesperadas.

-¿Qué opina de la consulta de Carmena?

-Dicen que escuchan a los ciudadanos, organizan referéndums en cuestiones que no son de su competencia incluso, pero sin embargo no escuchan a los vecinos de verdad, como los de Valdebebas contra el proyecto Artefacto. Es una pura contradicción. El Gobierno municipal se caracteriza por un gran sectarismo político y por una enorme inexperiencia en la gestión; no saben administrar bien.

-¿Y qué le parece Errejón como rival en las autonómicas?

-Me gustaría presentarme a las autonómicas de 2019 y me da exactamente igual quién sea el candidato de Podemos; creo que son iguales. Me parece una falta de respeto que Podemos utilice Madrid como destierro o campo de reeducación para disidentes.

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