La Transición Española

La larga y curiosa historia del Palacio del Senado

Se estrenó como sede parlamentaria en 1835, al albergar al Estamento de Próceres. El franquismo lo convirtió en sede del Consejo Nacional del Movimiento

Imagen de uno de los plenos del Senado del año 1978 Archivo ABC
Roberto Pérez

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A finales de 1977, los operarios se afanaban con las obras de reforma en el palacio que durante décadas había ocupado el franquista Consejo Nacional del Movimiento. El monumental edificio de la madrileña Plaza de la Marina Español a estaba en apresuradas obras para poder acomodar en él a los senadores que habían sido elegidos escasos meses antes, en junio de 1977. Con ellos se iba a reinstaurar el Senado , una institución desaparecida en España con la dictadura de Primo de Rivera, que la II República no quiso recuperar y que quedó totalmente olvidada durante el franquismo.

Franco, durante una sesión del Consejo Nacional del Movimiento, cuya sede era el actual Palacio del Senado Archivo ABC

La actual sede del Senado, aquella que recuperó para sí cuando renació esta Cámara en 1977 , es un edificio que hunde sus raíces en el siglo XVI . Fue originariamente Colegio de la Encarnación (Agustinos Descalzos). En el primer tercio del siglo XIX fue reformado a conciencia para que, en 1835, se convirtiera por vez primera en sede parlamentaria. Aquel año se instaló en este edificio el Estamento de Próceres , antecedente inmediato del Senado. El Estamento de Próceres era la Cámara Alta instaurada por el Estatuto Real promulgado por la regente María Cristina en 1834 . El Estamento de Próceres se creaba a la par que el Estamento de Procuradores (Cámara Baja), inaugurando así un parlamentarismo bicameral inspirado -aunque con profundas diferencias- en la tradición británica.

Aquella primera Cámara Alta tuvo inicial y provisionalmente su sede en el Casón del Buen Retiro. Tras meses allí, pasó a su definitiva ubicación en el palacio de la Plaza de la Marina Española. Años después, la Cámara adoptó su nombre de Senado. Se mantuvo hasta que Primo de Rivera disolvió las Cortes en 1923. Luego, la II República prescindió de reimplantarlo y optó por un parlamentarismo unicameral (Congreso de los Diputados).

Durante el franquismo, ese palacio se convirtió en sede de uno de los sucedáneos parlamentarios con los que el régimen articuló institucionalmente la dictadura, la «democracia orgánica» en la terminología acuñada por el franquismo: junto a las Cortes franquistas convivía, como órgano colegiado, el Consejo Nacional del Movimiento . Éste desapareció en el acelerado proceso de derribo de las instituciones franquistas que se llevó a cabo entre 1976 y 1977.

A finales de 1977, meses después de las primeras elecciones generales tras el franquismo, ese edificio pasó a ser utilizado por el nuevo Senado emanado de las urnas. Y ahí sigue. Desde entonces se han llevado a cabo en él no pocas obras de reforma y ampliaciones, alguna de ellas acompañada de polémica. Fue el caso de la piscina que incorporaron las nuevas instalaciones construidas en 1990 para dar más capacidad a la Cámara Alta.

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