Dos expertos analizan córneas humanas
Dos expertos analizan córneas humanas - MIGUEL MUÑIZ
Trasplante de tejidos

Segundas oportunidades a -196 grados

Por cada injerto de órganos que se realiza en Galicia, se hacen cinco de tejidos. Son «los otros trasplantes», aquellos que pueden esperar en una nevera hasta treinta años

Santiago Actualizado: Guardar
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Hablar de trasplantes implica, casi de manera inconsciente, pensar en carreras contrarreloj, pechos abiertos y corazones volando a su encuentro. Pero más allá de los injertos de órganos —que el año pasado salvaron en Galicia 337 vidas— están los implantes de tejidos. Una técnica similar en origen que pasa por trasplantar al paciente un tejido (desde córneas hasta válvulas cardíacas) y tiene poca fama, pero muchos beneficiados. En el caso de la Comunidad gallega, por cada trasplante de órganos que se realiza se registran hasta cinco de tejidos. Una cifra con la que Jacinto Sánchez, responsable del banco de tejidos del Complejo Hospitalario de La Coruña (Chuac), da cuenta de la importancia de estas intervenciones, hermanas pequeñas de los recambios de corazón o de riñón.

Adentrarse en este banco, metáfora de un almacén de vidas en suspenso, es toda una experiencia. Neveras de nitrógeno que descienden hasta los 196 grados bajo cero guardan durante décadas —pueden llegar a los 30 años— tejidos listos para reimplantarse en cualquier paciente. «En quien lo necesite y cuando lo necesite, sin importar cuestiones como el grupo sanguíneo, porque aquí no hay incompatibilidades ni rechazos», explica el doctor Sánchez. Entre más de 20.000 muestras humanas, el coordinador revela que este banco, ubicado en la planta baja del Teresa Herrera, nutre a todos los hospitales de Galicia. A continuación, remarca las diferencias entre unas y otras intervenciones. «Se distinguen, sobre todo, en que los órganos hay que extraerlos lo antes posible después de la muerte encefálica y los tejidos aguantan hasta pasadas las 24 horas», indica el doctor Sánchez para remarcar las ventajas de estas operaciones. Eso sí, los permisos que las familias deben otorgar en la donación de un tejido son los mismos que para un hígado o un pulmón.

La dura realidad

La urgencia traza la línea que divide la gestión entre el injerto de un órgano y el de un tejido. En el último de los casos, la inmediatez no es vital, lo que permite a los profesionales médicos realizar toda una serie de análisis y estudios para garantizar que el resultado final sea exitoso. Solo hay dos excepciones a esta norma: los trasplantes de córnea y los de las válvulas cardíacas. En el primero de los casos, «o hay una córnea humana o todavía no hay una artificial que la sustituya» y solo se pueden conservar útiles una semana si se mantienen a 4 grados. En lo tocante a los injertos de válvulas infantiles, la cruda realidad se impone. Como no se trata de un problema frecuente, las empresas farmacéuticas no realizan válvulas artificiales para niños porque no le sacan beneficio. «O por desgracia se muere un niño pequeño, o ese pequeño no va a tener otra opción», revela Sánchez. Todos los receptores de tejido cuentan, además, con las técnicas más innovadoras para impedir infecciones, «porque tenemos tiempo».

En 2014 hubo 1.500 implantes de tejido en la Comunidad gallega. El más común es el tejido óseo, que beneficia sobre todo a los mayores. Son ellos los que portan prótesis como las de cadera, que se acaban aflojando y comiendo el hueso. Aquí juegan un papel fundamental los transplantes de tejidos porque «el hueso es el mejor cemento biológico», aseguran Sánchez y las décadas de experiencia que lo avalan. Tras ellos están los de ligamentos, cartílagos o piel. También son habituales los de médula ósea, que se puede congelar y preservar hasta varias semanas. Los receptores de estos tejidos «no tienen ninguna otra posibilidad de tratamiento alternativo», apuntan desde el Chuac.

Personal facultativo extrae tejidos
Personal facultativo extrae tejidos - M. MUÑIZ

Vidas en nitrógeno

En las neveras de nitrógeno de los sótanos del hospital Materno-infantil de la ciudad herculina se guardan los tejidos «más vivos», aquellos que hay que conservar con una técnica especial que evita que las aristas de los cristales rompan las células. Es la ultracongelación. «Si guardamos los tejidos sin sustancias que entren dentro de las células y las rodeen, el agua las rompería al congelarse. Por eso las protegemos», detalla Sánchez. Dentro de estos congeladores también hay muestras de semen e incluso embriones. En el caso del semen, muchas de las células embolsadas pertenecen a varones que antes de pasar por un proceso de quimioterapia lo reservan para conservar su fertilidad.

La esencia de este banco de tejidos que abastece a toda la Comunidad gallega es dar respuesta a las necesidades de los pacientes en el momento en que lo precisen. Por eso, «cuantos más tejidos, mejor», afirma su coordinador como llamada a la solidaridad.

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