Luis Ojea - Cuaderno de viaje

Parque temático del disparate

No fueron pocos los simpatizantes del PSOE que decidieron bajarse del barco en las autonómicas, hartos del entreguismo de su dirección

Luis Ojea
Santiago Actualizado: Guardar
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La izquierda gallega está emperrada en convertir las instituciones donde gobierna en parques temáticos del disparate. El caso de Ferrol es paradigmático, un auténtico paraíso para los amantes del caos. Ese bipartito, desde el minuto uno y hasta el divorcio actual, se ha empecinado en protagonizar dislate tras dislate y será un recuerdo permanente de la manifiesta incapacidad del PSdeG y las Mareas para construir un proyecto político común, de la absoluta incompetencia del populismo para la gestión y del completo desnorte en el que se ha instalado el socialismo gallego actual. Y lo más dramático es que no es un caso único porque los gobiernos locales de Santiago y La Coruña están igual de paralizados. Casados por la iglesia o por lo civil, la pareja no funciona.

Ante esta tesitura, no fueron pocos los simpatizantes del PSOE que decidieron bajarse del barco en las autonómicas, hartos del entreguismo de su dirección y convencidos de que Leiceaga y los herederos del besteirismo estarían encantados de proporcionar San Caetano a los mareantes como ya habían hecho con Raxoi y María Pita. La lógica indica que la debacle electoral debería haber supuesto la inmediata dimisión de la gestora que pilota Cancela y la apertura de un proceso de reflexión para replantear las bases de su proyecto político. Vamos, lo que está sucediendo a escala nacional en la estructura federal de la organización.

Pero hablamos del PSdeG, una formación siempre proclive a pegarse tiros en el pie. Así que lo último que cabe esperar es una lectura sosegada de los resultados electorales en la Rúa do Pino y demás dependencias socialistas. Entre pataletas infantiles como las de Sestayo y otros personajes de tercera división, a oficialistas y críticos lo único que les preocupa es el próximo congreso, una guerra de indescifrable final. Será ahí cuando se enfrenten a su futuro, o repetir bochornos como el de Ferrol o iniciar una senda larga y compleja para reconstruir su proyecto político, una nueva era que requeriría la previa jubilación de toda la tropa, galgos y podencos, que han llevado al partido al abismo actual y, sobre todo, una redefinición ideológica profunda que les permita construir un discurso propio sin sumisiones al populismo. Y eso implicaría replantearse su apoyo cómplice al disparate en que se han convertido los autoproclamados gobiernos locales rebeldes.

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