El líder del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo, durante su paseo por el mercado de Abastos compostelano
El líder del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo, durante su paseo por el mercado de Abastos compostelano - DAVID CABEZÓN/PPDEG

Núñez Feijóo: «España debe elegir entre avanzar y seguir creciendo, o volver a la UCI como en 2011»

El PP vuelve a ilusionar en Lalín, uno de sus feudos históricos perdidos en mayo

Santiago Actualizado: Guardar
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El inusual sol de invierno de este sábado invitaba a los compostelanos y visitantes a dar un paseo por las calles de la zona vieja y disfrutar de una mañana en uno de los emblemas de la ciudad, como es la Plaza de Abastos. Quienes se dejaron llevar por este instinto se encontraron hacia el mediodía con el líder del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo, que inició su jornada de campaña por el empedrado de la capital. Allí, como siempre que se deja ver por zonas turísticas, se acercaron a él a partes iguales gallegos y foráneos que aprovechan la ocasión para sacarse una foto, intercambiar un par de frases o simplemente estrechar la mano al presidente. El ambiente impregnado de olor a pulpo abría el apetito a la hora del vermú para afrontar un día al que le quedaban muchos kilómetros.

Después del paso por Santiago, a media tarde esperaba la localidad pontevedresa de Lalín, un feudo histórico gobernado durante un cuarto de siglo en el que los populares perdieron la mayoría absoluta por unos 200 votos y hoy en manos de un tetrapartito encabezado por Rafael Cuíña, hijo del exbarón del PP Xosé Cuíña.

«En mayo pasó lo que pasó», dijo el exalcalde y hoy candidato a senador José Crespo, como si no quisiese decirlo muy alto para no atraer al mal fario. Entre el público, antes de comenzar algún asistente recuerda tiempos mejores, mítines conservadores como grandes fiestas y otros apuntan que en las municipales el público estuvo muy frío, como si de un anuncio de debacle se tratase.

Así las cosas, entre unos y otros el Auditorio empezó a teñirse de nostalgia hasta que sonó el himno del partido. El PP llegaba en tromba para reconciliarse con Lalín y llevó al acto a los dos hombres fuertes del partido en Galicia, el propio Feijóo y su mano derecha Alfonso Rueda, la candidata por Pontevedra y ministra Ana Pastor y el conselleiro Román Rodríguez, natural de la capital del Deza.

Las intervenciones se fueron vistiendo de épica y de arenga a los seguidores. Cada orador ejemplificó lo vivido en la ciudad como una metáfora de lo que puede pasar si el PP no consigue un buen resultado en cada una de las citas electorales que se presentan en el horizonte. «Pedro Sánchez se quitó el antifaz hace unas horas y dijo que pactará con quien sea para desalojar al Partido Popular», señaló Pastor, que siguió reivindicando la gestión del Gobierno en los años de crisis económica y el carácter prioritario que tuvo Galicia en la inversión. La ministra subrayó que «cuando llegamos al poder en España se destruían 1.500 puestos de trabajo al día y hoy se crean otros tantos» e insistió en que la campaña «es el momento para explicar lo que hemos hecho y lo que vamos a hacer», para volver a atacar a los partidos emergentes argumentando que «saben mucho de decorados, porque mientras nosotros nos dedicábamos a gobernar ellos predicaban en televisión». Además, Pastor anunció que otra miembro del Ejecutivo español, la titular de Agricultura, Isabel García Tejerina, estará la semana que viene en Galicia para reunirse con productores lácteos y seguir trabajando para solucionar la crisis del sector.

Tomó la palabra de último el presidente del PPdeG, y si en mayo se habían contado las interrupciones para aplausos con los dedos de una mano, ayer la temperatura ya había subido cuando Feijóo tomó el atril. En su discurso instó a los españoles a que decidan «si quieren que el país se siga recuperando y se consolide o que vuelva a la UCI en la que estaba en 2011» y les recordó que «en cuatro años pasamos de estar en el pelotón de Europa a liderar el crecimiento económico».

El líder popular tiró de sentimiento y concluyó su intervención recordando los orígenes gallegos de su partido. «El PP no se puede entender sin Galicia», remató, y algún asistente en la salida replicó: «El PP en Lalín volvió a ser el PP».

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