El escultor concibió piezas en bronce y de de gran tamaño
Exposición Santiago

Moore, el escultor de la modernidad

La plaza del Obradoiro alberga seis esculturas representativas de la obra del artista

Santiago Actualizado: Guardar
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Cabe la posibilidad de extrañarse al asomar las puertas de la compostelana plaza del Obradoiro y ver instaladas de forma desigual una serie de esculturas que ocupan espacio y contraponen la modernidad al arte más clásico. En realidad, se trata de un capricho, convertido en necesaria costumbre, de acostumbrar la mirada a convivir con el arte. En el caso de Santiago es todo un reto, solo al alcance de unos pocos como es el caso del escultor Henry Moore (1898-1986). El artista, «maestro de la escultura moderna», dice la crítica, concibió piezas de bronce y de gran tamaño para exponerlo en espacios exteriores, «cívicos y públicos», y la verdad es que su recreación imaginaria se concretó en la sede de las Naciones Unidas de Nueva York o en la orillas del Mar Rojo.

A Compostela llegaron seis bronces de tamaño monumental que engloban las recurrente obsesiones del artista:«la fascinación por la figura reclinada, la relación madre e hijo, la relación entre la figura humana y el paisaje, la tensión entre lo natural y lo abstracto; y la transformación de los objetos naturales en formas escultóricas. El visitante puede optar por acercarse, experimentar con el tacto la pieza y luego alejarse para completar las formas insinuadas por Moore Al fin y al cabo el artista siempre busca la «respuesta del espectador» y la plaza del Obradoiro se presta para explicaciones complementarias.

Óvalo con puntas

En una de las esquinas de la plaza se sitúa el «Óvalo con puntas». A través de ella se puede tener una visión de la fachada de la Catedral, pero delimitada. La pieza pertenece a un grupo de obras cuyo tema original es la combinación de elementos antropomórficos con formas procedentes de la naturaleza. El autor combina formas «llenas y redondeadas» , y puntos afilados enfrentados entre sí, pero que nunca llegan a encontrarse.

Otra de las propuestas más llamativas está representada por «Formas conectadas reclinadas». Esta obra prosigue la exploración de uno de los temas favoritos de Moore: Una forma exterior protege y encierra a otra interior. En palabras del creador: «La armadura es una concha exterior, como la concha de un caracol, que está ahí para proteger las formas interiores más vulnerable, igual que en la armadura humana, que es dura y protege el cuerpo humano blando».

Cada una de las propuestas lleva aparejada una explicación del autor. En este caso, el escultor se desnudó y perdió el pudor a hablar de sí mismo. Tras acabar «Pieza de bloqueo», comentó: «Una vez, estaba jugando con un par de piedras que no se podían separar y me pregunté como podían haber adoptado esa posición, logré separarlas y eso me dio la idea de crear dos formas que pudieran hacer algo similar, y que después llamé así porque juntas estaban bloqueadas».

Moore enriquecerá durante 6 meses espacios artísticos como el del Obradoiro. La culminación del proceso es la interacción necesaria que se da entre los millares de vecinos y turistas que ocupan la plaza. Continuar la obra de un artista es incorporarla al acervo colectivo y este es un paso más. «Se trata de localizarla y en Santiago y en el Obradoiro lo conseguimos», aseguraron los responsables de la exposición.

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