La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, ayer en La Coruña
La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, ayer en La Coruña - EFE
16ª ASAMBLEA NACIONAL DEL BNG

«Nos daban por muertos y enterrados, pero aquí estamos»

La vieja casa del nacionalismo celebra su supervivencia y se rinde a Ana Pontón

La Coruña Actualizado: Guardar
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De la depresión a la euforia contenida en apenas un año. De las más negras perspectivas en las autonómicas del pasado septiembre a salvar los muebles con seis diputados. De campanas de difunto a gaitas festivas. Así le ha mudado el ánimo al BNG desde su asamblea de marzo de 2016 a la que ayer comenzó en La Coruña. «Nos daban por muertos y enterrados, pero no pudieron con nosotros», jaleaba desde el atril Bieito Lobeira, responsable de organización y «coronel» en activo. Así arrancó la cita final del proceso de «refundación» del Bloque, aunque mejor cabría decir de la rendición colectiva a Ana Pontón, la lideresa que ha devuelto la sonrisa a un nacionalismo que vio de cerca el abismo ante la amenaza de las Mareas.

Sobre sus hombros depositaron la hercúlea tarea de revivir una organización instalada en el fatalismo, por cuya puerta seguían saliendo notables críticos que abogaban por coaligarse electoralmente con el populismo y los afines a Beiras. «Había nubes negras, pero la fuerza de nuestro amor despejó el horizonte», clamó Pontón ante unos seiscientos militantes —están inscritos 2.400 en la asamblea—.

En su saludo de bienvenida, una incesante apelación a la «ilusión» y la «esperanza», en mitad de estos «tiempos complicados y confusos». No hubo un exceso de complacencia por la contención de daños en las autonómicas, tampoco menciones a los errores del pasado más allá de vagas referencias a «huir de todo conformismo». «Demostramos que tenemos un proyecto de país que funciona», para lo que «Galicia necesita un BNG unido, sólido, de proyecto cohesionado».

Esa unidad está evidenciada en el hecho de que el sector crítico abandonó en masa el barco en previsión de la debacle electoral que nunca llegó. «Desde septiembre de 2016 sonreímos un poco más, y ya nos tocaba», comentaba con ironía la exdiputada Rosana Pérez, «los medios de comunicación del sistema, que tanto nos quieren, se equivocaban antes y ahora». Las viejas letanías nunca mueren, como señalar como enemigo a los periodistas y no a los partidos que compiten en su espectro ideológico. Como tampoco faltan encendidas ovaciones a Arnaldo Otegui o al dictador Fidel Castro. «Vivimos, por fin, un buen momento», exclamó Lobeira en su informe de gestión. Ni una referencia a la Marea, Anova o Podemos. Tampoco al PSOE. El rival sigue siendo el PP. Algunas cosas jamás cambiarán.

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