Laureano Oubiña (i), en una de sus salidas de la cárcel de Navalcarnera
Laureano Oubiña (i), en una de sus salidas de la cárcel de Navalcarnera - EFE

Los colectivos antidroga exigen que se redoble la vigilancia sobre Oubiña

Las asociaciones de lucha contra el narcotráfico asumen con resignación la libertad del «señor do fume»

Creen que su colaboración con una entidad de voluntariado es tan solo una «operación de maquillaje»

Santiago Actualizado: Guardar
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Con resignación y respeto a las decisiones judiciales. De este modo asumieron ayer algunas de las principales caras visibles de la lucha gallega contra el narcotráfico la decisión de la Audiencia Nacional de concederle la libertad condicional a Laureano Oubiña, uno de los grandes capos de la droga de la Galicia de los 90. Las principales asociaciones contra la droga reconocen que se trataba de una noticia que «se veía venir», después de que hace un mes Oubiña abandonase la cárcel madrileña de Navalcarnero al concedérsele el tercer grado. El dictamen de este miércoles establece que el apodado «señor do fume» tendrá que comunicarle a los servicios sociales penitenciarios cualquier situación en la que resulte detenido, implicado o imputado.

Con todo, la lucha contra el narcotráfico en la Comunidad pide para él un «seguimiento especial» que evite que vuelva a reincidir.

«Cuando sale en libertad una persona como él o como otros narcos que tienen estos antecedentes y han sido reincidentes habituales, el Estado tiene la obligación de tenerlos perfectamente controlados, porque saben quién son y en lo que han caído», defiende Carmen Avendaño, portavoz del colectivo de madres contra la droga. Avendaño admite con resignación que la puesta el libertad de Oubiña cumple con todas las garantías legales al haber realizado ya tres cuartas partes de su condena. No obstante, confiesa que su previsible salida, junto a la de otros grandes capos del narcotráfico gallego, causó amplios debates entre las familias afectadas. «A veces el dolor nos hacía perder la visión del derecho y era habitual decir: “¡Que los maten! ¡Que se mueran!”. Pero no. No creemos en la pena de muerte», explica.

Del mismo modo, el presidente de la Fundación Galega contra el Narcotráfico, Fernando Alonso, reclama un «trabajo adicional» por parte de las fuerzas de seguridad para que no pueda retomar su actividad delictiva, y admite que, aunque les disguste la posibilidad de volver a ver en la calle a este y otros capos gallegos, «tenemos que admitirlo».

Según Alonso, una de las principales cuestiones que la Administración debe evitar es que se repita la ostentación que los grandes capos realizaban en los 90, cuando se identificaban por las grandes mansiones en las que vivían y los coches de alta gama que utilizaban. En este sentido, el presidente de la Fundación Galega contra el Narcotráfico recuerda como, aún a día de hoy, «tenemos que ver con absoluta preocupación como muchos de ellos salen de la cárcel y siguen disfrutando de sus propiedades de una forma injustificable». Fernando Alonso ya avanza que, en caso de detectar de nuevo situaciones de este tipo, serán los propios colectivos antidroga los que, si es necesario, volverán a denunciarlo públicamente para llamar la atención de las autoridades.

Responsabilidad delictiva

El auto de la Audiencia Nacional en el que se le concede la libertad condicional a Laureano Oubiña aprecia como elemento desfavorable que, aunque sí ha asumido los hechos por los que se le condenó, a día de hoy «no ha reconocido la responsabilidad delictiva». Algo que también echan en falta desde las asociaciones de lucha contra las drogas. «Se echa de menos un arrepentimiento sincero que pasa por pedir perdón a las personas a las que se les truncó la vida por culpa del narcotráfico y por devolver hasta el último euro que hayan acumulado traficando», reclama Fernando Alonso. Otra de las demandas de estos colectivos es que las autoridades exijan que los grandes capos colaboren con la justicia desvelando el nombre de sus cómplices, de sus proveedores o de sus clientes para acabar definitivamente con esta actividad.

La falta de ese «perdón» por parte de Laureano Oubiña hace que muchos vean con reticencias su nueva vida colaborando con el programa de voluntariado en la Asociación Francisco de Asís, de a la acogida de inmigrantes y toxicómanos, una entidad a la que deberá seguir vinculado durante la vigencia de su libertad condicional. «Yo no me lo creo», denuncia la portavoz de las madres contra la droga, Carmen Avendaño. Del mismo modo, la Fundación Galega contra el Narcotráfico cree que se trata de una operación de «maquillaje» para lavar la imagen del que fue uno de los protagonistas de uno de los episodios más negros de la historia de Galicia. «Dijimos en su momento que era una medida para mitigar su futura puesta en libertad. Y no nos equivocamos».

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