El área quemada en Chandrexa se aproxima a las 370 hectáreas

Pese a que se había dado por estabilizado durante las primeras horas del día, el calor y el fuerte viento provocaron a última hora de la tarde ayer que se reavivase el incendio iniciado este martes en el municipio Orensano de Chandrexa de Queixa, el último de los tres focos concentrados en la provincia durante las jornadas críticas del 21 y 22 que aún permanece activo. Al cierre de esta edición, el recuento de superficie afectada ascendía a 369 hectáreas, parte de ellas en Red Natura. Mientras, se elevan hasta la cifra de 384 las hectáreas calcinadas en Monterrei y 265 en Castro Caldelas, superando así las 900 hectáreas de superficie arrasada en Orense en esas 48 horas de intensa actividad incendiaria..

Con estos tres fuegos estabilizados o controlados –todavía no extinguidos–, la mayor actividad se vivió ayer en la provincia de Lugo, con dos incendios activos en Folgoso do Courel y Cervantes, que afectan, provisionalmente, a 35 y más de 100 hectáreas, respectivamente. Este último, declarado a la 1.22 de la madrugada del jueves, es el tercero registrado en el municipio desde el lunes. Benigno López, alcalde de la localidad, expresó ayer a Ep su seguridad de que se trata de focos «provocados». «Incendiarios siempre hubo y ahora se aprovechan de la situación» , apuntó el regidor. «El problema este año es la sequía», reiteró.

La conselleira de Medio Rural, Ángeles Vázquez, se refirió al día de ayer como una jornada de «tranquilidad» después de la «intensidad» incendiaria de las horas previas. Vázquez lamentó el carácter «intencionado» de muchos de los fuegos, subrayando el hecho de que en Cervantes se registrasen «tres intentonas en la misma zona en dos días». «Eso no es casualidad», recalcó la conselleira, para incidir en que se trata de una zona que presenta «grandes dificultades para acceder» y a la que únicamente se puede llegar «a pie».

También se refirió a la clara «intencionalidad» del fuego el alcalde de Palas de Rei, Pablo Taboada. El incendio arrancó a las 15.24 horas del miércoles y quedaba controlado a las 21.34, dejando «momentos de mucho nerviosismo». «Se quedó a diez metros de las casas», apuntó Taboada.