Alberto Caparrós - ANÁLISIS

Ximo Puig inicia la travesía hasta 2019

«La decisión del líder del PSPV le enfrenta a pesos pesados de su partido y a sus socios de Gobierno»

Alberto Caparrós
VALENCIA Actualizado: Guardar
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Al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, le espera una larga travesía que terminará, si no hay una crisis de gobierno, el último fin de semana de mayo de 2019. El líder del PSPV ha optado por alinearse con las tesis defendidas por Susana Díaz y anteponer su perfil institucional para facilitar la abstención del PSOE a la investidura de Mariano Rajoy. Una decisión que le enfrenta a los 8.000 militantes (la mitad del censo) que habían firmado para reclamar primarias y un congreso extraordinario. En un partido lastrado por el descenso de afiliados en los últimos años, los acontecimientos de este domingo amenazan con propiciar nuevas bajas entre unas bases desencantadas.

El voto de Puig le sitúa en las antípodas de pesos pesados de su proyecto, como el portavoz socialista en las Cortes Valencianas, Manolo Mata, de la consellera de Sanidad (la cartera de mayor presupesto de la Generalitat), Carmen Montón, y del secretario general del PSPV en la provincia de Valencia, José Luis Ábalos.

De Blanquerías hacia fuera las cosas no se le presentan mejor a Puig. El presidente de la Generalitat era consciente de que la aritmética parlamentaria no propiciaba un «Gobierno a la valenciana» y que España necesita un Ejecutivo. El cambio del modelo de financiación que precisa con urgencia la Comunidad Valenciana constituye una razón de peso para facilitar la solución al bloqueo político.

Sin embargo, Compromís apenas ha tardado unas horas en lanzar la campaña de 2019 al presentarse como la «única formación que defiende los intereses de los valencianos». Podemos (el partido que sustenta en las Cortes al Consell) también ha reprochado a Puig el sentido de su voto. Este martes se reúne la comisión de seguimiento del Acuerdo del Botánico. Un pacto en el que los tres partidos mantienen un interés común: no perder el Gobierno los partidos de Puig y Oltra, y no quedar como un cero a la izquierda los de Montiel.

De esa forma, más allá del cruce de acusaciones dialécticas, lo normal es que las tres formaciones blinden su acuerdo. En apariencia todo seguirá igual, pero para Puig las cosas nunca serán como hasta ahora.

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