José García Domínguez - PUNTO DE FUGA

Trump no es de derechas

Todo el mundo habla hoy de populismo. Pero ¿qué demonios es eso?

José García Domínguez
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Todo el mundo habla hoy de populismo. Pero ¿qué demonios es eso del populismo? Y, sea lo que sea, ¿qué relación guarda, si alguna guarda, con la derecha? Nos dejó escrito Benedetto Croce que la derecha es, sobre todo, una cultura, "un catecismo de conductas: desinterés, corrección, horror al espectáculo y a la demagogia". O sea, la precisa, literal, genuina antítesis ética y estética de cuanto a estas horas hace furor entre las muy soberanas audiencias televisivas de ambas orillas del Atlántico. Según la más clarividente de sus muchas definiciones, la demagogia política consiste en el rastrero arte de ofrecer soluciones que se saben falsas a un público que se sabe ignorante. Y es que, para el charlatán político, todos los asuntos de la cosa pública, no importa si pequeños o grandes, resultan susceptibles de sencillas soluciones inmediatas.

En labios del demagogo, los más abstrusos conflictos, tanto los políticos como los económicos, igual los nacionales que los internacionales, semeja asunto de coser y cantar. Porque, por encima de cualquier otra consideración, el demagogo ansía la popularidad, de ahí que adapte su discurso a lo que su público quiere oír en cada momento.

Pero la demagogia es algo tan antiguo como la democracia. Demagogos ha habido siempre y certificar su existencia no remite a novedad alguna. Así, el hecho de que nuestros populistas de última hora, tanto a diestra como a siniestra, se aferren a la vieja demagogia de toda la vida no parece categorización suficiente. Porque, más que el uso intensivo de una simple técnica – la demagogia política no deja de ser eso –, lo que hermana a los populistas de todo pelaje es una actitud común, esa que los empuja a excitar el resentimiento de la masa contra las élites; élites que ellos identifican por norma con la clase política surgida de la democracia. Por eso el ecuménico rictus de asco con que los populistas todos pronuncian la palabra “político”. Nadie se llame a engaño: Trump tampoco es de derechas.

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