Joan Carles Valero

Traicionar la historia

Al contrario de 1976, cuando se celebró por primera vez la Diada tras morir Franco, en esta ocasión va a reflejar la división de la sociedad catalana.

Joan Carles Valero
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Como ocurrió hace 40 años, Sant Boi vuelve a ser protagonista del arranque del curso político en Cataluña. Pero al contrario de 1976, cuando se celebró por primera vez la Diada tras morir Franco, en esta ocasión va a reflejar la división de la sociedad catalana. Aquella Diada de Sant Boi no estuvo exenta de dificultades. Hacía solo nueve meses que el dictador había muerto en su lecho y el entonces gobernador civil de Barcelona, Salvador Sánchez Terán, prohibió que se celebrara en el parque de la Ciutadella por el simbolismo que representaba el recinto, al ser una fortaleza construida por Felipe V tras vencer en la guerra de sucesión y que hoy acoge el Parlament.

Fue el historiador Josep Benet quien recomendó que la celebración alternativa se llevase a cabo en Sant Boi, por acoger esa ciudad la tumba de Rafael Casanova, heroico conseller en cap de la derrota de los partidarios del rey austriaco.

Casanova, lejos de ser ejecutado en 1714 por el ejército borbón, fue exonerado de sus cargos políticos y militares y pudo ejercer la abogacía durante 29 años hasta que, rico, murió de viejo.

La propuesta de Josep Benet, que era un independiente apoyado por el entonces todopoderoso PSUC y el sindicato CCOO, pasó a la historia como la primera Diada unitaria. Para lograrlo, se produjeron muchas concesiones. Entre ellas, que Benet no hablara en el acto de Sant Boi, al que acudieron cien mil personas. Sí que intervinieron Jordi Carbornell (ERC) por la Asamblea de Catalunya, Miquel Roca (CDC) por el Consell de Forces Politiques, y el liberal Octavi Saltor en representación de la Lliga.

Buena parte de los asistentes eran trabajadores inmigrantes que apoyaban la reclamación de libertad, amnistía y un Estatut de autonomía que facilitara el encaje de Cataluña en una España democrática. Entre aquellos trabajadores, en las fotografías de la época aparece un joven Manolo Garrido, entonces líder del sindicato CSUT que luego triunfó como locutor radiofónico en L’Hospitalet y durante nueve años en Radio Sabadell, de donde ha sido despedido por el alcalde de ERC, Juli Fernández, tal vez por dirigir el único programa que se emitía en lengua castellana. El viernes, ERC, Podemos y la CUP, en vez de seguir celebrando la Diada en el Fossar de les Moreres, donde no hay enterrado ningún patriota, han elegido Sant Boi con la intención, dicen, de reivindicar el carácter social de la Diada bajo el lema “Que la prudencia no nos haga traidores”. Y lo primero que traicionan es la historia.

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