Pablo Nuevo - Tribuna Abierta

Liberalismo progresista y vientres de alquiler

Por más vueltas que demos al lenguaje, la «madre portadora» no se sitúa en la posición jurídica de la madre «legal»

Pablo Nuevo
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Albert Rivera ha anunciado que el Grupo Parlamentario de Ciudadanos presentará esta semana en el Congreso una Proposición de ley para legalizar la práctica de los vientres de alquiler en España. Lógicamente, como la expresión “vientres de alquiler” (o la que sería más exacta, compra de hijos) es difícil que suscite el acuerdo del público al presentar su propuesta Rivera ha hablado de regulación de la maternidad subrogada, presentándola como un ejercicio de solidaridad destinado a hacer posible que cualquiera pueda cumplir su sueño de ser padre.

A pesar de que la propaganda habla de maternidad subrogada, y como acertadamente ha destacado el Prof. Serrano Ruiz-Calderón, debe resaltarse que en términos jurídicos la subrogación es imposible, pues no hay meramente un cambio o sustitución en la posición jurídica, sino que se trata de legalizar la quiebra de la maternidad efectivamente presente que es la de la denominada madre portadora.

En efecto, por más vueltas que demos al lenguaje, la “madre portadora” no se sitúa en la posición jurídica de la madre “legal” (la que ha encargado el niño, y presumiblemente registrará al niño como su hijo), sino que pone su cuerpo a disposición de terceros, como si fuera una incubadora, para alumbrar un hijo que por mor del contrato que quiere regular Ciudadanos quedará desprovisto de toda relación con su madre natural.

En relación con esta práctica, a mi entender al dirigente de Ciudadanos le ha traicionado el lenguaje al señalar que su propuesta de regulación se basa en el altruismo, como forma de despejar los temores de una mercantilización de la maternidad. El diccionario de la Real Academia define altruismo como “diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio”, de modo que probablemente sin quererlo Rivera ha acertado al definir los principios que inspiran su propuesta: se trata de una regulación en la que mujeres (normalmente, en posición de extrema vulnerabilidad) renuncian a su bien (ser consideradas como sujeto y no objeto, asumiendo riesgos para su salud física y emocional) para procurar el bien ajeno.

La denominada maternidad por subrogación no es, por tanto, una práctica entre adultos que consienten y que no causa daños a terceros y que, necesariamente, produce beneficios para todos los sujetos implicados permitiendo de modo solidario el acceso a la paternidad a quien no puede hacerlo de modo natural.

Aparte de no tener en consideración el interés del menor, que pasa a ser simplemente un objeto que debe ser planificado para la realización de quienes encargan su gestación, se trata de una práctica que no respeta la dignidad de la mujer, en la medida en que cosifica el cuerpo de la llamada “madre portadora” (la madre, a secas), que pasa a ser un “algo”, un objeto de comercio susceptible de cualquier transacción, reducido a desempeñar un papel puramente instrumental.

En su último Congreso Ciudadanos pasó a definirse como un partido liberal. Puede que con ello quisieran afirmar el primado de la libertad (la cual, por cierto, desconectada de un conjunto de condiciones que la hacen existencialmente posible enmascara el predominio del más fuerte), pero con propuestas como la avanzada esta semana por Albert Rivera parece que han adoptado la caricatura que la izquierda hace del liberalismo, como doctrina en la que todos los aspectos de la vida están sometidos al contrato y deben por tanto ser considerados susceptibles de apropiación por terceros. No sé si eso es muy liberal, pero en todo caso cuando lo que puede ser objeto de comercio y apropiación es el cuerpo de seres humanos, lo que sí es evidente es que no constituye progreso alguno, sino la vuelta a un orden jurídico en el que las personas (sus cuerpos) podían ser compradas y vendidas.

Pablo Nuevo es abogado y profesor de la UAO CEU.

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