Sociedad

Voluntariado universitario, un valor social en alza

Unos 800 alumnos de varios campus participan en acciones solidarias con una implicación que crece en los últimos años

Guiomar Acosta y Uxía Louzán, voluntarias de la Universidad de Salamanca en el programa de niños hospitalizados de Cruz Roja D. ARRANZ

Un apoyo para que otros puedan alcanzar un sueño, una ayuda para no descolgarse en el ámbito académico o conseguir algo tan importante como devolver la sonrisa a un niño. Estas y otras muchas tareas son a las que se dedican los estudiantes universitarios que han decidido dedicar parte de su tiempo al voluntariado , un valor social para los centros que han visto aumentar ligeramente sus participantes en los últimos años en campus como los de Valladolid y Salamanca. La explicación puede estar en que quizá las dificultades que se han atravesado durante la crisis y la complicada situación de las personas que han llegado huyendo de la guerra de Siria han ayudado a despertar un poco más la conciencia social de los estudiantes.

Es una faceta importante de los jóvenes que cada vez s e tiene más en cuenta en países europeos , pero también por la que apuestan las universidades. Y es que les permite aportar a los territorios en los que se asientan y no quedarse al margen de lo que sucede en la sociedad. Pero, además, es un valor para los alumnos, que no sólo dedican así su tiempo al estudio, también a poder aprender otra importante materia, la solidaria y social, explican desde los centros. «Les aporta humanidad» , asegura la técnico de este área de la Universidad de Valladolid, Alexandra Posac.

En las universidades públicas de Valladolid, Salamanca y Burgos y en la también vallisoletana Miguel de Cervantes (UEMC) fueron 800 los alumnos que se dedicaron a esta labor el pasado curso, según un estudio publicado por la Fundación Mutua Madrileña, que también recoge que fueron más de cien proyectos solidarios los impulsados desde las oficinas encargadas del voluntariado. Con 300 estudiantes, la de Valladolid se sitúa a la cabeza , seguida de cerca por la institución salmantina, con 290, que lidera el número de proyectos altruistas impulsados -60-. Burgos , con 130 estudiantes, ya se plantea aumentar este número, y la Universidad Europea Miguel de Cervantes cuenta con 70 voluntarios, según el citado informe. Si se comparan con las cifras de otros centros españoles, la realidad es que los castellano y leoneses están lejos de los primeros de la lista: la CEU San Pablo de Madrid, la de Santiago de Compostela y la de Barcelona, con entre 4.000 y 2.000. También el profesorado colabora a menudo desinteresadamente. En el caso de Valladolid hasta 50 docentes participan en investigaciones y acciones voluntarias.

Los ámbitos vinculados a la exclusión social, la infancia , las personas mayores o la discapacidad son las áreas a las que más acuden los voluntarios, que, si antes procedían sobre todo de titulaciones como Educación Social o Psicología, ahora llegan también desde enseñanzas como Derecho, Filología o Farmacia. Los estudiantes acuden a las oficinas de voluntariado y, en función de sus preferencias, se les deriva a las ONG colaboradoras o se encargan de actividades dentro de la propia universidad.

Colaborar con la compañía «Danza y Discapacidad» es una de las opciones en Valladolid. Allí los voluntarios son un apoyo para que personas con Síndrome de Down lleguen a interpretar a la perfección diferentes funciones y se conviertan en verdaderos bailarines. Pero también existen otras como el apoyo escolar, acompañar a niños hospitalizados o ayudar a refugiados y personas emigrantes

Por todo ello, los alumnos reciben un número reducido de créditos para sus titulaciones y es en este punto donde siempre ha habido debate: ¿deben los estudiantes recibir algo a cambio? Sin embargo, desde los centros aseguran que no es eso lo que mueve a los voluntarios. «No es el principal motivo, es sobre todo el de querer contribuir a cambiar las cosas », explica una de las técnicos de este área de la Universidad de Salamanca, Begoña Alonso.

«Vienen con sensibilidad social y con ganas de hacer cosas », explica Alexandra Posac, que sí ha percibido más voluntarios en los últimos años, aunque matiza que la colaboración suele extenderse a lo largo de un curso académico.

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