Vuelo de ánsares sobre las dunas del Parque Nacional de Doñana
Vuelo de ánsares sobre las dunas del Parque Nacional de Doñana - EFE
2 de febrero / Día de los Humedales

José Antonio Valverde, el vallisoletano que convenció a Franco para salvar Doñana

Coincidiendo con el 60 aniversario de la expedición que fue el germen de la creación del buque insignia de los Parques Naturales en España, la capital vallisoletana recuerda al biólogo y activista medioambiental que fue su principal impulsor

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Conocido y admirado por todos, el Parque Natural de Doñana ha tenido momentos mejores y peores. Un espacio protegido con una diversidad de fauna y flora sin parangón que en su momento sufrió por los errores del ser humano y aún hoy mantiene sus consecuencias. Pero no siempre fue así y hubo hasta un momento en el que pudo desaparecer. Si no es por unos pocos, a día de hoy, este espacio natural no existiría. Y, entre ellos, el que es considerado el «padre de Doñana», el vallisoletano José Antonio Valverde Gómez.

Con motivo de los 60 años de la expedición de los ornitólogos que fue el germen de la creación del espacio, y en honor a Valverde, el centro de Propuestas Ambientales de Valladolid (PRAE) acoge una exposición que rinde homenaje al investigador, biólogo, naturalista, ecólogo y activista medioambiental vallisoletano.

La muestra invita a los visitantes a participar de manera activa, a través de juegos, adivinanzas, propuestas de observación y deducción para que se interesen por la investigación.

José Antonio Valverde, en el espacio natural
José Antonio Valverde, en el espacio natural

Gracias a «todo el legado» que Valverde cedió al Servicio de Archivos de la Universidad de Salamanca, se han podido digitalizar parte de los documentos y permitir a las personas interesadas empaparse de la adoración que sentía este vallisoletano por el espacio natural andaluz. Un amor que surgió desde su primera visita a Doñana en 1952 junto a su amigo y padre de la ornitología española, Francisco Bernis. Esta pionera expedición, ya que era la primera visita puramente española que se hacía al Coto de Doñana, fue el germen del parque natural. Y ese germen arraigó con la segunda visita, en la que se produjo el primer anillado científico de una ave del lugar. Entre los años 1952 y 1961 su cuerpo y mente estuvieron centrados en la investigación de este entorno y de las Marismas del Guadalquivir. A A la primera expedición le sucedieron una segunda, en 1956, y una cercera, en 1957. Esta última, germen de la captación de fondos para comprar las primeras fincas de lo que hoy es el Espacio Natural, a Valverde le acompañaron internacionales conservacionistas y naturalistas que convencieron al entonces jefe del Estado, Francisco Franco, para que una amplia extensión de terrenos no se sembrada de eucaliptos con los que surtir de madera la celulosa de San Juan del Puerto (Huelva).

Primeros trabajadores del parque
Primeros trabajadores del parque - ARCHIVO DE LA EED

En uno de los obituarios del biólogo con motivo de su muerte, Miguel Delibes Castro, amigo personal del que fuera Premio Castilla y León de Medio Ambiente, recordaba que este territorio «le fascinó y le preocupó» por estar ignorado y desconocido para la ciencia española y con serias posibilidades de que desapareciese, ya que existían rumores de que había un plan del Ministerio de Agricultura para desecar y poner en cultivo las Marismas del Guadalquivir. Con lo cual «decidió actuar» y plantar cara en la «batalla por Doñana». Removió cielo y tierra para conseguir ayuda internacional y preservar por lo menos una parte del coto y sus diversas especies y ecosistemas.

Exposición en el PRAE, en Valladolid
Exposición en el PRAE, en Valladolid

Así, desde finales de los años 50, se dedicó a obtener dinero por Europa, de diversas personalidades, y gracias al Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza (WWF), logró reunir 21 millones de pesetas para una posible compra del territorio. Aunque esta cifra era todavía insuficiente. El gran empujón llegó por el interés del príncipe Bernardo de Holanda, presidente de esta institución por aquel entonces. El soberano habló a Francisco Franco de lo que supondría, para bien, esa operación. Las palabras del consorte convencieron al Estado español y aportaron otros 16 millones para la causa. En palabras de Valverde, este movimiento se debió a que el régimen franquista «no era muy amigo de estos revuelos, aunque a la larga le vino bien toda esta publicidad para romper, en cierto modo, su aislamiento internacional».

Una estación biológica

Con 37 millones de pesetas se consiguieron comprar las primeras 6. 700 hectáreas de terreno, que se cedieron al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que instalaría una Estación Biológica, dirigida por Valverde, y precursora de la actual Estación Biológica. El último capítulo de esta «batalla» finalizó en agosto de 1969, cuando tras muchas presiones de los naturalistas, agrupados en la WWF y en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, de la que el biólogo vallisoletano fue miembro del Comité Directivo, el Consejo de Ministros toma la decisión de erigir el Parque Nacional de Doñana. Una guerra de casi 20 años de duración que tuvo un final feliz y que sin el que fuese el director del espacio andaluz hasta 1975, José Antonio Valverde, no hubiese sido posible.

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