Morgana fue soltada en la finca «El Castañar», en Mazarambroz (Toledo), el 3 de marzo
Morgana fue soltada en la finca «El Castañar», en Mazarambroz (Toledo), el 3 de marzo - JCCM

La última carrera de Morgana

Ha muerto la hembra de lince ibérico puesta en libertad el 3 de marzo. Es el undécimo ejemplar que fallece desde 2014, aunque hay 22 felinos de «Life Iberlince» que siguen vivos

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Elena Crespo y Amalia García conocen muy bien los secretos más escondidos de muchos animales. Ambas son veterinarias. Elena trabaja para el centro de recuperación de fauna «El Chaparrillo», en Ciudad Real, mientras que Amalia lo hace para el Centro de Estudios de Rapaces Ibéricas (CERI) de Sevilleja de la Jara, en Toledo.

El miércoles, en «El Chaparrillo», Elena y Amalia practicaron la necropsia a Morgana, una hembra de lince ibérico que fue puesta en libertad el 3 de marzo en Mazarambroz (Toledo) tras su cría en cautividad en el centro de La Olivilla (Jaén).

El cadáver de Morgana, nacida en 2015, fue encontrado por un guarda a unos 60 kilómetros de Mazarambroz, en una carretera de Retuerta del Bullaque (Ciudad Real).

Estaba desmembrado, probablemente por el atropello de un vehículo. «Las hemorragias que hemos detectado ante mortem nos llevan a pensar que sí ha habido un traumatismo fuerte y que el animal murió ipso facto», explica Elena Crespo.

«Sin embargo, hasta que no tengamos los resultados de toxicología, no podemos descartar otras causas de la muerte», advierte. «Hay veces que se encubren otras causas de fallecimiento, como que el animal sea envenenado y alguien lo ponga en la carretera para que lo atropellen», añade Elena Crespo.

Solo trozos de huesos

Cada necropsia, en la que por protocolo debe haber dos veterinarios cuando se trata de linces, dura entre seis y ocho horas. «El protocolo de disección de un lince es muy largo. Son necropsias tediosas porque, además de intentar confirmar la causa de la muerte, se debe proporcionar muestras a diversos grupos de investigación. ¡Y en ocasiones solo nos llegan trozos de huesos!», ilustra Elena.

Ella y Amalia, junto con el apoyo puntual de dos veterinarios, han hecho la necropsia a todos los linces que han muerto en la región en los últimos 21 meses. Morgana es el tercer lince ibérico (todas hembras) que fallece este año y el undécimo que pierde la vida desde que el proyecto europeo «Life Iberlince» empezó a liberar ejemplares el 2 de julio de 2014 en las dos zonas de reintroducción en Castilla-La Mancha: los Montes de Toledo y Sierra Morena-Campo de Calatrava, en la provincia de Ciudad Real.

El último semestre de 2014 fue nefasto: la hembra Kala y los machos Kenitra y Kairós murieron por la mano del hombre. En 2015, dos machos (Kung-fu, Javillo) y dos hembras (Lía y Lúa) perecieron por atropello, mientras que Kivu pudo morir tras haber peleado con otros machos, ya que solo se recogió un trozo de espizano porque al animal se lo comieron los buitres.

Adaptados al nuevo entorno

Este 2016, Karma murió ahogada y Moraima por inanición. Ahora Morgama cierra la lista de once linces muertos en menos de dos años. ¿Es preocupante este número de fallecimientos? «No es demasiado alarmante porque se han soltado 33 ejemplares en este tiempo; por tanto, hay 22 linces que están viviendo. Si solo se habla de las muertes, el ciudadano puede pensar que todos se están muriendo. Y no es así, es un porcentaje de muerte normal, como puede ocurrir en cualquier especie animal», aclara Elena Crespo.

Y un último mensaje: «Los animales que han muerto se habían adaptado perfectamente a su nuevo entorno tras su cría en cautividad». Ahora se está a la espera de que las hembras soltadas hace casi dos años tengan descendencia. Cuestión de tiempo.

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