Ángel Felpeo, con su colección de marcapáginas
Ángel Felpeo, con su colección de marcapáginas - EFE

Los 7.000 marcapáginas del consejero Ángel Felpeto

Entre los más preciados, el que le hizo su mujer de encaje de bolillos, los dos originarios de la Casa Blanca y los que contienen dos pedazos del Muro de Berlín

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En dos décadas, desde el año 1997, el consejero de Educación de Castilla-La Mancha, Ángel Felpeto, ha reunido 7.000 marcapáginas, entre los más preciados, el que le hizo su mujer de encaje de bolillos, los dos originarios de la Casa Blanca y los que contienen dos pedazos del Muro de Berlín.

Felpeto tiene 69 años y su vida ha estado siempre ligada, aparte de a la política, a la docencia y la cultura. Reconoce en una entrevista con Efe que no puede dormirse sin un libro entre las manos y confiesa que coleccionar marcapáginas es su «vicio». Los clasifica por formas, por temáticas, por editoriales y hasta por materiales. Los compra, se los regalan, los consigue en sus visitas a ferias del libro o se los guarda cada semana su librera.

El consejero no recuerda cuál fue el primero, quizá «uno que tenía que ver con la Red de Bibliotecas del Estado», pero sí que se lo regalaron durante una actividad de animación a la lectura y que, a partir de ese momento, pensó coleccionarlos. Su primer reto fue en la Feria del Libro de Madrid, donde recorrió cada caseta pidiéndolos y, después, con el mismo entusiasmo, se «inventó» en su calidad de profesor un taller de elaboración de marcapáginas.

«Cada año, desde hace 20, he ido haciendo allí donde estuviera, incluso en la Dirección Provincial, estos talleres», asegura el consejero, que se refiere a su anterior etapa como delegado provincial de Educación y Cultura de Toledo, a la que le siguió la de concejal en el mismo departamento en el Ayuntamiento toledano.

La actividad la ha desarrollado este año como titular de la Consejería, donde ha reunido a escolares de dos centros educativos y ha expuesto 3.000 de sus 7.000 marcapáginas en una muestra que se puede contemplar hasta final de mes.

La tarea de coleccionista, reconoce Felpeto, exige «clasificar y encontrar repetidos», calcula que puede tener hasta 300, que a veces regala a los estudiantes a cambio de los que ellos elaboran. Tiene un mayor número de marcapáginas rectangulares, también otros que son calendarios, reglas o que pertenecen a la celebración de una efeméride como el Año del Quijote o de Buero Vallejo.

De la editorial Salamandra ha hecho una gran recopilación porque cada año saca «cuatro o cinco nuevos» y cuenta con otro acopio de los dedicados al turismo, la naturaleza y la cocina. «Otra clasificación son los que tienen imán y los troquelados, que tienen forma de pluma, un animal o un objeto», explica el consejero y añade que en cada museo que visita o en cada hotel, «donde los cobran en muchos casos», compra uno.

Entre los «curiosos», clasifica el que le ha hecho su mujer de encaje de bolillos y señala otro «muy exótico» que le regaló Pedro Pablo Novillo, que fue director general de la Junta, de madera con inscripciones chinas. Y es que tiene «de muchos países del mundo», como Cuba o Estados Unidos -dos de la Casa Blanca- y de prácticamente todos los países europeos como «dos que tienen un pequeño estuche de metacrilato con dos trozos del Muro de Berlín».

Felpeto rehuye de la crisis del libro en papel y, con ella, de la de los marcapáginas, esos instrumentos que evitan que se estropee un libro doblándole las esquinas y permiten no tener qué recordar si la página leída el día anterior era la 54 o la 62. Para dar uso a los marcapáginas, hace dos recomendaciones en el Día del Libro: leer sobre nuestro patrimonio y algo de José Luis Sampedro, coincidiendo con el primer centenario de su nacimiento.

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