Luna Revenga

Farcama, frente a su historia y su futuro

La artesanía ha sido la protagonista de una feria tan arraigada y unida a Toledo. Cita obligada, ya forma parte de la identidad de la región

Toledo Actualizado: Guardar
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Moldear la cerámica, tallar la madera, trazar en el imaginario figuras a través de finos hilos de oro con el arte del damasquino, tejer el esparto hasta crear distintos utensilios o fabricar espadas y navajas. Estos son algunos de los oficios que han protagonizado la Feria de Artesanía de Castilla-La Mancha (Farcama), un acontecimiento que ha mostrado, durante 35 años, el ingenio y la creatividad de los maestros artesanos, quienes contribuyen con su arte a mantener vivas viejas tradiciones que son seña de identidad de la región.

La Feria de Artesanía de Castilla-La Mancha ha sido protagonista indiscutible en muchas ocasiones en las páginas de ABC durante sus veinticinco años de vida, incluso antes de que comenzará la edición en Toledo.

La primera vez que se tuvo noticia de esta feria a través de las páginas de este diario fue en 1980, cuando fue recogido por ABC: «La I Feria de Artesanía Castellano-Manchega, para la que se ha elegido el marco magnífico de un edificio toledano del siglo XVI, el Hospital de Tavera, y que constituirá, sin duda, una generosa muestra de los oficios artesanales o de artes menores de las cinco provincias que componen la región Castilla-La Mancha…», publicaba la periodista Isabel Montejano Montero.

Así arrancaba la historia de Farcama, un acontecimiento que ha conseguido aglutinar voluntades a lo largo de estos 35 años. A esa primera feria acudieron 100 artesanos, que se instalaron en un espacio de 5.000 metros. El resultado de esa primera exhibición artesana, que contó con un presupuesto de 72.000 euros (12 millones de las antiguas pesetas), es que fue visitada por 9.000 personas.

Una cita obligada

Así, la feria pasó a celebrarse cada año y se convirtió en una cita obligada, siendo cubierta informativamente por ABC en su edición nacional. En 1981 informaba el periódico que el entonces ministro de Cultura, Iñigo Cavero, fue el encargado de inaugurar Farcama junto con el entonces presidente del Patronato Rector Artesanal, Gonzalo Payo. «El Hospital de Tavera, que ofrece 21.000 metros cuadrados para la instalación de las casetas, ha sido cedida por el duque de Segorbe al Patronato de Ferias…», publicó ABC. Ese año acudieron 140 expositores y el presupuesto alcanzó los 72.000 euros (26 millones de pesetas).

Con esa trayectoria, no es de extrañar que la feria de artesanía se haya convertido en cita obligada en el calendario económico y cultural de la comunidad. Hubo una salvedad, ya que en el año 1985 Farcama no se celebró, dando paso a una feria de carácter provincial que no cultivó grandes elogios.

Y es que, si de algo puede presumir este evento, es de haber contribuido a recuperar viejos oficios, mostrar un amplio abanico de productos y haberse convertido en una feria con proyección nacional e internacional.

Los primeros oficios

Al margen de las cifras y del número de talleres artesanos que existen en Castilla-La Mancha (3.500, según los datos del Ejecutivo regional), los orígenes de estos oficios se remontan a años antes de la conquista de Toledo por parte del rey Alfonso VI, según escribió Luis Moreno Nieto, cronista de ABC.

Tal y como recordaba Moreno Nieto en las páginas de ABC del año 1993, el Conde de Casal contaba que las primeras noticias de la cerámica de Toledo estaban relacionadas con la «Escritura del depósito de Loza» de Ahmed Ben Mohamed Ben Mogueit. En ese documento, se habla de «escudillas de barro embadurnadas por dentro de cristal blanco y por fuera de cristal amarillo», la típica loza de reflejos dorados.

Además, los libros de historia han recogido que la alfarería se cultivó en los monasterios toledanos en la Edad Media. En el Museo de Santa Cruz pueden verse todavía las grandes tinajas para uso doméstico, decoradas durante los siglos XV y XVI con hojas de vid, escamas y grecas renacentistas.

Un evento con proyección

Con estos antecedentes, es difícil imaginar esta región sin la artesanía como referente cultural, turístico y económico, aunque con luces y sombras por la llegada de la industrialización, que ha dejado en el camino oficios y piezas únicas que fueron realizadas por maestros artesanos.

Arraigados en pueblos y ciudades de la región, nadie puede dejar de contemplar en Farcama, la cerámica de Talavera y del Puente del Arzobispo, los bordados de la Lagartera, los bargueños, el damasquino de Toledo, la madera y la forja.

Además, los tradicionales cuchillos, navajas y tinajas de vinos de Albacete; los encajes de Almagro; las guitarras de Casasimarro, Priego y Mota del Cuervo; la cestería, el cuero, la piel, el mimbre, el esparto, la rejería o la forja. Son oficios que en los últimos años han tenido que innovar y adecuarse a las exigentes demandas del mercado nacional e internacional, pero manteniendo en secreto la destreza de los viejos maestros.

La trayectoria de Farcama también ha estado marcada por las actividades paralelas que se organizan, que incluyen muestras de gastronomía y los talleres en vivo, iniciativas que no solo permiten degustar los mejores productos de la región, sino conocer el arte de elaborar esos productos que atraen a miles de visitantes.

La feria de artesanía también cuenta en su organización con el apoyo de la Federación Regional de Organizaciones Provinciales de Gremios Artesanos de Castilla-La Mancha (Fracaman), organismo que agrupa a las diversas asociaciones de la región y que se ha convertido en el interlocutor del sector frente a las instituciones.

El largo camino de este certamen certifica que la artesanía sigue atrayendo hasta la capital regional a miles de visitantes. En 2015, la feria fue visitada por 66.000 personas y contó con un presupuesto de más de 300.000 euros, sin incluir el IVA y los gastos por publicidad.

El Gobierno regional propuso entonces al sector artesano que la feria tuviese un carácter itinerante. Así, este año, en el mes de mayo, se celebró en Ciudad Real la primera edición «Farcama de Primavera», que contó con 64 expositores, 49 de ellos de Castilla-La Mancha y 15 de otras siete comunidades autónomas, contando con 17 oficios artesanos representados.

El futuro de Farcama está más presente que nunca. A pesar de haber cambiado de escenarios (hospital de Talavera, San Pedro Mártir, Salto del Caballo, La Peraleda, el Museo del Ejército y el Palacio de Congresos), sigue fiel a su cita anual, ahora en el espacio Toletum, enseñando que el arte manual sigue más vigente y se niega a desaparecer.

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