García, García-Cabañas, Villacampa y Cabrero, ayer en el economato
García, García-Cabañas, Villacampa y Cabrero, ayer en el economato - Cáritas

Economato de Cáritas: más que comida gratis para pobres

A los usuarios de esta tienda, que cumple un año, se les asigna un presupuesto para una «compra» responsable

Toledo Actualizado: Guardar
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El economato de Cáritas Diocesana de Toledo, en el barrio de Santa María de Benquerencia, no es uno cualquiera. Allí los voluntarios dan algo más que comida gratis a los necesitados. Intentan enseñar a sus usuarios a realizar la compra con cabeza (en realidad no tienen que pagar nada), «siempre con una atención cercana y personalizada». Así lo asegura su coordinador, Francisco Villacampa.

Este establecimiento, el primero de estas características gratuito en Castilla-La Mancha, es un proyecto de Cáritas y de las tres parroquias de ese barrio de la capital regional. En el primer año que acaba de cumplir, los 25 voluntarios del economato han realizado casi 2.000 «atenciones», como lo llaman sus responsables a los casos atendidos, por un importe superior a los 50.000 euros.

En esta tienda, situada dentro del centro «Beato Cardenal Sancha» (calle del Río Júcar, 4), hay en sus estanterías casi 200 alimentos y productos de primera necesidad donados por empresas e instituciones. El usuario puede encontrar artículos para bebés, refrigerados (lácteos y charcutería), limpieza, aceite de oliva virgen, pastas, conservas y verduras muy frescas y campestres, procedentes del huerto ecológico que Cáritas tiene en la carretera de Albarreal de Tajo.

El precio de cada producto que cuelga de los estantes es sensiblemente inferior (alrededor de un 30 por ciento menos) al que uno puede ver en otras tiendas o superficies comerciales. «El propósito es que los usuarios sepan administrar un presupuesto ficticio», explica Villacampa, responsable también de un programa de reutilización textil de Cáritas en la archidiócesis de Toledo.

Beneficiarios

No todo el mundo puede utilizar ese economato. Las puertas están abiertas para los usuarios de las Cáritas parroquiales, principalmente del barrio de Santa María de Benquerencia. Una vez valorada su situación personal, se le asigna una cantidad de dinero fingido para la compra en el establecimiento. Luego se les da una cita para acudir al economato y poder recoger los alimentos y los productos, siempre sin superar el importe fijado.

Para el provicario general de la archidiócesis de Toledo, Francisco César García Magán, el economato «es el mejor signo de credibilidad» de la Iglesia católica. «No solo se ayuda a los más necesitados, sino que también se testimonia esa acción», añade.

El secretario general de Cáritas Diocesana de Toledo, Javier García-Cabañas, abunda en ese mensaje y dice que el establecimiento está contribuyendo a «dignificar la ayuda que se da a las familias. No solo se les ofrece ayuda alimenticia, sino que queremos llevar a cabo nuestro gran reto, el acompañamiento».

En el centro «Beato Cardenal Sancha», abierto en octubre de 2014, no se entrega solo comida gratuitamente. En sus instalaciones, además, se almacenan kilos de ropa de segunda mano que forman parte de un programa de reutilización textil puesto en marcha hace un año y medio. Los voluntarios recogen ropa y calzado, en algunas ocasiones sin estrenar, en los 101 contenedores rojos que la diócesis de Toledo tiene repartidos por su territorio. Asimismo, a este centro y a otro en Talavera de la Reina llegan excedentes de los roperos que la organización católica sin ánimo de lucro tiene distribuidos por las parroquias. Uno que se sumó ayer a esta red, bendecido por García Magán, fue el del centro de formación «Beata Teresa de Calcuta», abierto en el número 35 de la calle del Río Alberche, en el barrio de Santa María de Benquerencia.

Textil por alimentos

La ropa recogida (760 toneladas en este tiempo ) se clasifica y se pone a disposición de los programas diocesanos, tales como albergues, viviendas o el proyecto Mater, además de las Cáritas parroquiales que lo piden.

El resto de la ropa se vende para su destrucción a empresas dedicadas a ello y el dinero obtenido se invierte en la compra de alimentos para el economato y para las Cáritas parroquiales. En definitiva, según Villacampa, «en Cáritas convertimos la ropa en alimentos y logramos así en todo momento la trazabilidad ética de la ropa».

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