Comisario Roldán, una vida de relato

Además de la Policía Nacional, su otra pasión es escribir desde joven. Ya va por su sexto libro publicado

José Francisco Roldán, con la carátula de su última obra Luisa Pilar Martínez
Manuel Moreno

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Pepe Roldán Pastor (Alcantarilla, Murcia, 1954) es un tipo afable y desenfadado en las distancias cortas. Se presenta por el hipocorístico de José, aunque su nombre de pila en realidad es José Francisco. Su padre era policía armada y Pepe nació en Alcantarilla por «imperativo» del trabajo de su progenitor. Se marchó a Murcia capital a los 6 años y, dos más tarde, ya estaba corriendo por Albacete. No tiene familia conocida ni en Cartagena, de donde es su madre, ni en Murcia. Toda la prole de su padre era del pequeño pueblo albaceteño de Molinicos (896 habitantes en 2016, según el INE), donde Pepe pasaba sus veranos viviendo en el campo.

Pocos adivinarían a la primera su profesión (policía nacional) y su rango (comisario provincial de Albacete) . Y ya puestos, ¿su pasión? Escribir, escribir y escribir. Tanto le ha gustado que en 1986 participó en un concurso literario que organizó la Dirección General de Seguridad. Pepe llevaba ya más de diez años como policía (entró casi siendo un imberbe, con 21) y presentó al certamen una historia muy vinculada a su propia biografía dentro del cuerpo. Le dieron el primer premio y tuvo que ir a recogerlo a La Coruña. Que alguien le valorase lo que escribía, le dio ánimos para contar cosas útiles de la Policía.

Un revolucionario pionero

Sin embargo, el galardón no vino con un pan debajo del brazo. Todo lo contrario. Pepe tuvo muchos problemas porque en aquella época muchos mandos estaban convencidos de que la Policía solamente debía captar información, pero no darla. Las pasó canutas, pero no pudieron con él. Por ello se considera un pionero de algo que ahora es normal y habitual: informar al ciudadano sobre cómo actuar ante los delincuentes y cómo protegerse mejor de ellos.

Su experiencia en la Policía —siempre en las labores operativas (esto es, deteniendo a los malos)— le ha servido para escribir cientos de relatos y publicar seis libros (cinco en papel y uno, el último, Don Quijote como víctima de delitos , en internet).

El largo periplo profesional de Pepe comenzó en Mataró (Barcelona) después de aprobar, en julio de 1975, al tercer intento. En 1978 el ministro Martín Villa creó las comisarías locales en poblaciones de más de 25.000 habitantes. Entonces Pepe y su amigo Rafael Soria vieron la oportunidad, solicitaron Hellín (Albacete) y llegaron a tierras castellano-manchegas ese mismo año. Dos más tarde pasaron a Albacete capital, donde Pepe comenzó a publicar artículos en los medios de comunicación locales, no sin ciertas «reticencias» de algún mando policial. Pero dio un paso adelante y comenzó a colaborar con un relato semanal en un periódico local. Por fin, publicó su primer libro, Cuentos policíacos , en 1996, y el segundo, Retazos de vida oscura , en 2005.

Tiempo para escribir

Pero sus relatos semanales se vieron interrumpidos con algunas salidas intermitentes a otros destinos debido a su trabajo. Entre 2005 y 2008 estuvo en Madrid, en la Brigada General de Información, donde ascendió a comisario en diciembre de 2007. Tuvo tiempo para publicar otro libro, Vacunas para el delito , en 2006. De segundo jefe en Albacete estuvo entre 2008 y 2010, año en que le nombraron responsable de la comisaría, donde continúa. En estos últimos años ha seguido colaborando con periódicos y revistas locales, y ha publicado también un cuarto libro, Cómo evitar un tiempo , con viñetas de su fiel colaborador Valeriano Belmonte ; y un quinto, Memorias para perdonar (2015), sobre la historia de su familia. En 2018 ha visto la luz el sexto, Don Quijote como víctima de delitos , aunque solo en formato de libro electrónico, ya que Pepe está a la espera de tener posibles para imprimirlo.

Pero, si este hombre lleva siendo policía toda su vida y ahora es comisario, ¿de dónde saca el tiempo para escribir tanto? Fácil. Lo hace de noche porque siempre ha dormido muy mal. Esta anomalía le ha permitido aprovechar la noche y hacer de todo. Asegura que piensa en el trabajo mientras duerme y que las mejores historia le brotan cuando está en la cama, donde le salen preciosas. Otra cosa es cuando se sienta delante del ordenador y la bombilla se ha apagado lamentablemente.

Sin embargo, Pepe Roldán es obstinado y no desiste. Está preparando otro libro, también con viñetas de su inestimable Valeriano Belmonte, en el que compara la picaresca de libros clásicos, como El Buscón , El Lazarillo de Torres , Guzmán de Alfarache o Rinconete y Cortadillo , con la que él conoce desde su atalaya en la Policía. Asegura que no son muy distintas. Ha cambiado la decoración, la vestimenta, la forma de hablar y los instrumentos, pero afirma que los pícaros no se han ido de España jamás. ¿A quién no le hace ilusión engañar a Hacienda? «Quien engaña a Hacienda, a la compañía de seguros o a un banco, es un tipo admirable en España. Quien engaña a un banco se siente el más importante del mundo. ¡Imagínate a la Seguridad Social!», reflexiona con ironía Pepe Roldán, el comisario literato.

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