La Barcelona World Race no ha resistido esta vez las inclemencias políticas. Los restauradores lamentan la cancelación de un evento que generó a la ciudad 30 millones de euros en su segunda edición y según sus organizadores ascendería a 40 en su próxima cita. Una inyección económica localizada en el puerto, pero muy bienvenida fuera de temporada: desplegaba velas en enero de 2019. Los organizadores se despiden temporalmente del campeonato ante la imposibilidad de encontrar patrocinios a tiempo. Y aunque aseguran que ya ponen rumbo a la edición de 2022, para los economistas, el daño ya está hecho. Sin querer entrar en política el mundo de la vela denuncia la falta de apoyo institucional, a todos los niveles.
La suspensión de la Barcelona World Race generará un impacto económico negativo en la ciudad
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