El dos en uno de Sánchez: unir al PSOE y desgastar a Iglesias

Sánchez aparcó su rechazo a Rajoy para sellar el acuerdo ante el golpe secesionista

Pedro Sánchez, secretario general del PSOE Oscar del Pozo
Víctor Ruiz de Almirón

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Pedro Sánchez recuperó en el mes de mayo la secretaría general con su historia personal de rechazo al PP como principal argumento. Con la promesa de convertir al PSOE en un partido «autónomo» tras el traumático proceso interno que siguió a su dimisión y a la abstención en la investidura de Mariano Rajoy. Nadie habría imaginado que aquel hombre que recuperó el poder orgánico con un evidente giro a la izquierda y apostando por el entendimiento con Podemos iba a sellar unos meses después uno de los pactos más relevantes alcanzados nunca entre el PP y el PSOE .

Un entendimiento entre los dos grandes partidos que ha solventado la situación de minoría parlamentaria del Ejecutivo y la infrarepresentación de los socialistas. Un acuerdo para el que tanto Rajoy como Sánchez han tenido que salvar el desprecio político y personal que se profesaban . O al menos, aparcarlo. En algunas ocasiones desde su reelección Sánchez ha comentado en privado que de su travesía por el desierto aprendió que debía mantener una comunicación más fluida con los barones que se le enfrentaron. Un propósito de enmienda que se ha aplicado a su relación con el presidente del Gobierno. Los dos han diseñado las líneas maestras de un acuerdo para el que se han sentado cara a cara en La Moncloa durante largas reuniones . Desde el día siguiente al referéndum ilegal del 1 de octubre hasta que el pacto se hizo público ambos se reunieron en cerca de una decena de ocasiones, aseguran desde el equipo del secretario general.

Explicar el acuerdo

Aunque Sánchez y todos los portavoces del partido llevan días defendiendo la aplicación del 155 ante la deslealtad secesionista, el secretario general es consciente de que se trata de un trago amargo que buena parte del electorado puede tener dificultades en interpretar. En dos ocasiones en las últimas semanas se ha dirigido por carta a su militancia para explicar la posición del partido.

En la última misiva, enviada ayer, Sánchez utiliza su historia personal como forma de dotar de más argumentos a la posición del partido: « Nos separan muchas cosas del Gobierno de Mariano Rajoy , cuya investidura rechacé desde la convicción de que representamos a una izquierda de gobierno (...) Pero frente al asalto a la legalidad del independentismo, este partido siempre tendrá claro dónde ha de estar». Como si quisiese decir que muy grave tiene que ser la situación para que él apoye a Rajoy. La crisis catalana le ha servido a Sánchez para cohesionar al PSOE en una posición única entorno al conflicto territorial. Con la paradoja de que son las federaciones que le fueron contrarias en el proceso interno las que más cómodas se encuentran con la posición de Ferraz.

En una visita por las federaciones del arco mediterráneo se expresa una sensación de «tristeza» por la deriva de los acontecimientos «Se ha llegado demasiado tarde a todo. Ha habido errores por todas las partes hasta llegar hasta aquí. Incluidos del PSOE », reflexiona un dirigente. Pero a la vez se reconocen «muy contentos de que Pedro haya sido el único de encontrar una solución: la propuesta de reforma constitucional». Un proyecto que era la hoja de ruta de los socialistas desde 2013 en la Declaración de Granada y que Sánchez ha pactado abordar con Rajoy como continuación de su acuerdo para aplicar el 155. Los riesgos de falta de cohesión interna más evidente han llegado desde el PSC, con la dimisión de Núria Parlón como exponente, pero que en ambas organizaciones consideran «muy limitada» dada la magnitud de los acontecimientos . En Ferraz destacan que la unión que Sánchez mantiene con Miquel Iceta desde el convulso proceso orgánico ha sido clave para mantener la unidad de acción.

Una respuesta de izquierdas

Ferraz ha pasado de evitar pronunciarse sobre un artículo que generaba profundo rechazo de entrada a reivindicar ahora su aplicación como «la inevitable respuesta a un intento inédito de romper la integridad del Estado». Y en privado se presume incluso de haber logrado imprimir su sello en el acuerdo con u n 155 «corto» en el tiempo y en el que «desde el principio está claro el final» en forma de unas elecciones el 21 de diciembre cuya fecha cerraron Rajoy y Sánchez en la tarde del viernes.

Desde el PSOE dejan claro que este respaldo, que también es total en materia de política antiterrorista, no se extenderá a otras áreas y que no podrán contar con ellos para aprobar los presupuestos. Ahí está la otra clave de la estrategia de Sánchez: reivindicar su posición como una respuesta de izquierdas frente a la equidistancia de un Podemos que en Ferraz perciben en claro descenso porque «no ha sabido ir más allá» de su propuesta de referéndum pactado y ha dado «evasivas» ante las ilegalidades de la Generalitat. Creen que su actuación en las últimas semanas da continuidad al ascenso en las encuestas que experimentaron tras las primarias y que en la dialéctica electoral el marco debe ser el de competir con el PP, una vez superado el riesgo de sorpasso: «El PSOE vuelve a estar en situación de competir» .

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