Pedro Sánchez y César Luena ayer en el Comité Federal del PSOE
Pedro Sánchez y César Luena ayer en el Comité Federal del PSOE - Maya Balanya

Sánchez pide unidad a un PSOE deprimido mientras Susana Díaz celebra el fin de la «farsa»

El líder presume ante el Comité Federal de que ha «cumplido» y no gobierna con los independentistas catalanes

Madrid Actualizado: Guardar
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El PSOE sigue siendo una olla a punto de ebullición y sin válvulas de escape. Si hace un mes la controversia giraba en torno al retraso del 39 Congreso, y, la semana pasada, en torno al reglamento de primarias, ahora es el puesto que debe ocupar en la lista por Madrid el durante meses olvidado Eduardo Madina.

Ferraz da por cerrado que repetirá de número siete -el 20-D no salió-, pero entre el silencio del vasco y las loas a su persona de los barones, los mismos que hace dos años apostaron por Pedro Sánchez para suceder a Alfredo Pérez Rubalcaba, se ha inflado otra polémica.

Así, en medio de un clima crónicamente enrarecido en el que las formas entre los dirigentes se mantienen a duras penas, es muy difícil transmitir, contagiar sensación de victoria.

Y eso es lo que se vivió ayer en Ferraz, durante una sesión del Comité Federal convocada para dar el pistoletazo de salida a la campaña y en la que, por lógica, se esperaba algo de entusiasmo. No lo hubo por más que Sánchez repitiera que sale «a ganar» al PP; algo mas que paradójico si se tiene en cuenta que quien les habló es el mismo de la sesión de investidura como presidente del Gobierno hace dos meses.

La mayoría de los barones, empezando por Susana Díaz, nunca entendieron que se lanzara a esa aventura porque «no se puede gobernar con solo 90 diputados» pero le dejaron hacer con la condición de no pactar con independentistas. Creían íntimamente que nunca lo conseguiría y el tiempo les ha dado la razón.

Ayer decidieron recordárselo a su manera: la mayoría con un llamativo silencio en el debate a puerta cerrada -solo hablaron ocho miembros y ninguno era alto dirigente- mientras que algunos, como el extremeño Guillermo Fernández Vara y el valenciano, Ximo Puig, ni siquiera acudieron.

En el caso de la presidenta andaluza, fue oír a Sánchez en su discurso abierto que «el 20-D entendí, entendimos el mensaje de cambio de la ciudadanía»... y salir al pasillo a replicar: «mientras hemos estado entretenidos en el teatro, algunos desde la Moncloa han hecho de su capa un sayo».

«Mucho teatro, farsa y postureo», insistió Susana Díaz, es lo que ha habido en estos cuatro meses, que solo sirvieron para que Mariano Rajoy haya seguido gobernando en funciones y ahora se presente como alternativa al caos.

Confianza hasta el 26-J

Y eso que, minutos antes, Sánchez les había pedido «confianza» en él porque el PSOE se juega mucho. Es el partido que más ha arriesgado, admite, y el que los sondeos dicen que menos crece. «En esta encrucijada en la que se sitúa España durante las próximas semanas hasta el próximo 26-J, os quiero pedir la unidad y la confianza en vuestro secretario general», dijo.

Pedro Sánchez recabará entre hoy y el 7 de mayo el mínimo de 9.462 avales y muchos más, si quiere, para ser nominado oficialmente candidato a la Presidencia del Gobierno. No tendrá rival en urnas porque Sergio cebolla es un «autsider» que no logrará firmas suficientes. Otra cosa es lo que vaya conseguir Sánchez el 26-J.

Ayer empezó a vislumbrarse cuál va a ser su discurso, díficil habida cuenta de que a Ciudadanos no puede atacarlo porque ha venido siendo su socio en este período. El líder socialista cargó las tintas contra el «inmovilismo» de Rajoy pero, sobre todo, contra un Pablo Iglesias al que culpa de todos sus males.

«Yo soy más humilde que otros líderes políticos. No aspiro a asaltar los cielos tan solo aspiro a sacar a los españoles del infierno de la desigualdad en el que los han metido los recortes de la derecha. El cambio pudo haber sido y no fue, pero estoy convencido de que el cambio será y que el próximo 26 de junio las elecciones tendrán un mensaje claro. O apostamos por el cambio o apostamos por la inmovilidad», recalcó Pedro Sánchez.

«Rajoy no aceptó el resultado del 20-D»

En una referencia nada velada a los barones, que le impusieron el 28 de diciembre, una semana después de las elecciones, la prohibición de gobernar con los independentistas de ERC y DiL, Sánchez sacó pecho de que él ha «cumplido» la palabra dada y no es hoy jefe del Ejecutivo «a cualquier precio».

El problema de estos cuatro meses, en su visión, es que ni Mariano Rajoy ni Pablo Iglesias aceptaron el resultado del 20-D y el segundo se ha convertido a la postre en «aliado» del primero para impedir el cambio en España.

Por contra el PSOE entendió «que teníamos que cambiar la forma de hacer política; que teníamos que dejar atrás el y tú más, que teníamos que hablar de las cosas que nos unen y no de las que nos separan. Por eso, nosotros construimos y tendimos puentes a nuestra derecha y a nuestra izquierda para llegar a acuerdos con distintas formaciones».

Y lo va a seguir haciendo el 26-J si los españoles le otorgan la confianza que los sondeos, de momento, no le dan.

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