Entrevista a Biel Company

«Quien diga que el PP balear coquetea con el catalanismo o con el nacionalismo, miente»

El presidente de la formación popular en el Archipiélago, Biel Company, afirma que el actual tripartito que preside Armengol basa su proceder en la «imposición» y la «prohibición»

El presidente del PP balear, Biel Company, ABC
Josep María Aguiló

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El actual presidente del PP balear, el mallorquín Biel Company (Sant Joan, 1963), fue elegido para el cargo en 2017. En el congreso regional celebrado en marzo del pasado año se impuso al otro candidato en liza, José Ramón Bauzá, tras conseguir casi el 72% de los votos de la militancia frente al 27% logrado por su rival. En la pasada legislatura, con Bauzá como presidente autonómico, Company había sido consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Territorio. En el presente mandato, quien preside la Comunidad es la socialista Francina Armengol, que cuenta con el apoyo de MÉS y de Podemos. En ese contexto, Company y la nueva dirección del PP isleño trabajan para conseguir desalojar al tripartito del Govern en las próximas elecciones y también para intentar acabar con un cierto runrún político interno que desde hace meses afecta a la propia formación popular.

¿Será usted el candidato a presidente de la Comunidad por el PP en mayo de 2019?

Sí, seré el candidato, porque tengo el apoyo del partido en Baleares y también la total confianza de la dirección nacional.

Años atrás, antes de militar en el PP, ¿es cierto que Unió Mallorquina quiso ficharle?

Sí, en 2010 Unió Mallorquina me quiso fichar, pero de inmediato rechacé su oferta. Dejé muy claro entonces que en aquel momento no me interesaba entrar en política. Además, en aquella época yo dirigía una organización agraria y disfrutaba con esa labor. Posteriormente, en 2012, me afilié al Partido Popular.

¿Es usted catalanista o lo es el PP ahora bajo su presidencia?

La respuesta en ambos casos es rotundamente no. El PP balear es hoy el mismo partido centrado y moderado que en el pasado logró en las Islas grandes mayorías electorales y que fue capaz de gobernar para todos. Sin embargo, hay ahora unos pocos militantes que, malintencionadamente, quieren intoxicar y vender fuera de Baleares una imagen falsa de lo que es este PP.

Esto tranquilizará a sus posibles votantes...

Mire, el PP balear se preocupa lógicamente de su región, pero hoy, como ayer, defiende a capa y espada el marco constitucional español y lo que supone estar dentro de un estado moderno y absolutamente democrático como es España. Cualquier persona que vaya por ahí diciendo que el PP balear coquetea con el catalanismo o con el nacionalismo, miente. Esto no es así, sino que es justo todo lo contrario.

¿Qué diría a las personas en las que ha calado esa idea de un PP balear «nacionalista»?

Les diría que es falso. Lo que es triste y lamentable es que desde dentro del propio partido haya determinadas personas, por suerte muy pocas, que estén trasladando ese mensaje.

¿Qué relación tiene ahora con el expresidente Bauzá?

Tenemos la relación normal que hay dentro de un partido político. Bauzá es hoy senador y como tal cumple sus funciones en la Cámara Alta.

¿Qué leyes del tripartito derogaría usted en caso de gobernar a partir de 2019?

El pacto de izquierdas que ahora gobierna en Baleares dedicó los dos primeros años de esta legislatura a destruir lo que había hecho el PP en la anterior. Posteriormente, ha intentado aprobar algunas normas propias. En ese contexto, le puedo decir que lo que destrozaron de las leyes aprobadas por el PP, nosotros lo volveremos a poner en valor en 2019. Con respecto a las iniciativas puestas en marcha por el tripartito, nosotros vamos a quitar inmediatamente el decreto que prevé exigir el catalán en la sanidad pública.

¿El trilingüismo volverá a las aulas si usted gobierna?

Nosotros tenemos muy claro que en Baleares hay dos lenguas oficiales y que eso es una riqueza. Las dos lenguas deben dominarse por igual, no una en detrimento de la otra. Por tanto, nada de inmersiones lingüísticas. Centrándonos específicamente en la educación, queremos que además del castellano y del catalán haya una tercera lengua, que sería el inglés. Conocer dicho idioma, junto con el alemán, es fundamental en Baleares, debido a nuestra industria turística.

El idioma parece ser hoy un tema de confrontación política...

Por desgracia, es así, pero no por culpa nuestra. De hecho, desde el PP balear no queremos que se utilice la lengua como vehículo de confrontación. Y no vamos a consentir tampoco que se emplee la lengua como un vehículo para llegar a hablar de independencia, que es lo que ha pasado en Cataluña. El PP balear no consentirá eso. No dejaremos que se instrumentalice políticamente la lengua ligándola a procesos independentistas, como está haciendo ahora MÉS en Baleares con la aquiescencia de la señora Armengol.

El catalán para poder ser funcionario, ¿requisito o mérito?

En determinados puestos de la Administración, muy concretos, el catalán podría ser quizás un requisito, pero en la mayoría de casos debería ser únicamente un mérito. Por ejemplo en la sanidad. Dicho de otro modo, no hagamos de la lengua un problema, algo que la gente que viene de fuera acabe rechazando. Porque al final la imposición lleva siempre a que haya gente que odie. Imponiendo, tanto en un sentido como en otro, acabas generando siempre rechazo.

¿Pactaría con otras formaciones en caso de ser necesario?

Verá, llegué a la presidencia del PP balear después de que en 2015 el partido hubiera obtenido los peores resultados de su historia en el Archipiélago. Ahora llevamos ya casi un año trabajando para recuperar la ilusión dentro del partido. Por otra parte, reconozco que ahora hay más competencia que antes en el espacio del centroderecha. Es un reto, pero a nosotros nos hace ilusión enfrentarnos a este reto. Teniendo en cuenta ambas circunstancias, nuestra prioridad es obtener un muy buen resultado en 2019, que permita que el PP gobierne de nuevo en esta Comunidad. Ganar y gobernar, estos son los dos verbos que estamos conjugando.

¿Y también conjugarían el verbo pactar?

Tras las elecciones autonómicas veremos cuáles son los resultados y las posibilidades de pactos con otros partidos. En cualquier caso, hay que valorar de forma positiva la posibilidad de llegar a acuerdos con otras formaciones, incluso aunque su apoyo pudiera no ser necesario para poder gobernar. Hay que poner en valor la posibilidad de llegar a acuerdos, como vemos que ocurre ahora en distintos países de Europa. La sociedad te exige hoy con sus votos que dialogues. Y yo creo que esto es positivo.

La corrupción del pasado sin duda pasó factura electoral al PP...

Esa experiencia negativa nos deja muy claro lo que no tiene que volver a pasar nunca más. Y en esa línea de regeneración estamos trabajando. La corrupción aleja a la sociedad de la política y además dificulta que buenos profesionales quieran dedicarse a la misma. Por tanto, le digo con absoluta rotundidad que tendremos tolerancia cero ante posibles malas prácticas en la actuación política.

¿Por qué no es usted el portavoz del PP en el Parlamento regional?

La actual portavoz, Marga Prohens, es una gran portavoz. Por tanto, a veces me he preguntado cómo es posible que me pidan que prescinda de uno de los valores incuestionables que tenemos en nuestro partido. Yo presido el Grupo Parlamentario Popular y Prohens es la portavoz. Más allá de los nombres y de los cargos, lo que mucha gente quiere es ver a un equipo de personas que trabaja para defender unas ideas y que además tiene capacidad para ponerlas en práctica. Eso es lo que ocurre en el PP balear. Por otra parte, recuerde que, en cualquier caso, intervine en los recientes debates sobre el Estado de la Autonomía y sobre los Presupuestos.

Se le ha criticado a veces por ser «poco contundente» con Armengol...

Quien dice eso —sonríe— no ha visto o no ha escuchado mis intervenciones criticando a Armengol y al tripartito. Mi mensaje siempre ha sido muy contundente en el fondo, pero a la vez educado en las formas. En ese sentido, pienso que tenemos que erradicar de la política dar valor al odio, a la confrontación, a las malas maneras, a no poder dialogar. Ese odio y esa confrontación caracterizan el modo de actuar de determinadas formaciones nacionalistas y también de izquierdas. Yo no quiero jugar a ese juego ni quiero que me arrastre. Yo quiero evitar trasladar esa confrontación y ese odio entre políticos a la sociedad, que es lo que pretenden algunos partidos. Y para muestra, lo que está ocurriendo en Cataluña.

Nada de extremismos, pues...

Los extremismos son malos siempre, tanto si están en la izquierda como si están en la derecha. Las posturas extremas no conducen más que a odio y a confrontación. Y debemos volver a poner en valor lo que es el seny, la centralidad, el saber que algunas veces no todo es blanco o negro. Y ello sin dejar de tener las convicciones muy claras.

¿Cuál sería el principal reproche que le haría a Armengol?

Mire, el Ejecutivo de Armengol tiene 1.350 millones de euros más de los que teníamos nosotros en 2012, sobre un presupuesto de 5.000 millones. Pero a pesar de ello no están haciendo inversiones, están malgastando otra vez dinero público. Además, el PSOE, MÉS y Podemos se están peleando continuamente. Dicho esto, el mayor reproche que le haría a Armengol es que su gobierno va contra la propiedad privada y que toda su línea de actuación política se basa en la imposición por un lado y en la prohibición por otro. Esto es muy malo para una comunidad muy dinámica desde el punto de vista empresarial. El pacto de izquierdas está poniendo las bases para frenar la economía.

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