Registro policial en una vivienda de la localidad valenciana de Crevillente, donde residía un yihadista detenido
Registro policial en una vivienda de la localidad valenciana de Crevillente, donde residía un yihadista detenido - EFE

La puerta de mar del yihadismo «occidental»

No se camuflan entre magrebíes, ahora transitan por el ferry Orán-Alicante y son incontrolables entre la población flotante

ALICANTE Actualizado: Guardar
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La operación policial reciente contra el yihadismo que culminó con siete arrestos en España situó a la provincia de Alicante de nuevo en el mapa internacional de conexiones con los radicales islamistas, con cinco de los detenidos en su territorio. No en vano, Policía Nacional y Guardia Civil tienen puesto el foco en esta zona desde hace una década por la significativa presencia de una colonia de inmigrantes marroquíes y argelinos en varios barrios de la capital y de Crevillente. Aunque las cosas han cambiado.

«No se da ese fenómeno del falso culto al Islam ni hay mensajes pro yihadismo, tampoco van en muchos casos vestidos con esas prendas, tapados, lo que se imagina la mayoría de la gente», explica Manuel Martínez, de la agrupación de guardias civiles Nueva Coproper.

Ahora tratan de pasar desapercibidos como «occidentales», de ahí que la Costa Blanca alicantina sigue siendo un escondrijo ideal, porque «cada año pasan por aquí cientos de miles de visitantes de muchos países, es imposible controlar a tanta gente», describe.

Con estas nuevas estrategias, los extremistas yihadistas siguen utilizando, eso sí, Alicante como puerta de entrada en España y Europa gracias a la buena conexión marítima semanal que les ofrece el ferry de Orán, además del aeropuerto de El Altet, uno de los más internacionales del país por su tránsito turístico extranjero. No es de extrañar, pues, que España siga estando en el denominado «Nivel 4» de seguridad antiterrorista en la escala de 1 a 5, con «riesgo alto», después de los atentados de Francia y Túnez el pasado verano.

Y para Alicante, la Policía Nacional mantiene operativos efectivos de la Unidad de Intervención Policial (UIP) y los servicios secretos del CNI realizan un seguimiento permanente en contacto periódico con las autoridades locales para detectar cualquier mensaje o movimiento sospechoso de conexión con Daesh. En el caso de la Guardia Civil, la actividad se coordina desde Madrid, y en el día a día la implicación es de sus agentes y oficiales de la Policía Judicial, así como de las Unidades de Seguridad Ciudadana (USECI) en Alicante y -desde 2014- en Torrevieja.

Evitan rutas previsibles

Los movimientos en la sombra de los radicales se adaptan a la situación y, para rehuir la vigilancia de las Fuerzas de Seguridad del Estado, parecen evitar rutas previsibles y frecuentar lugares con los que se les cree familiarizados. Las cifras de inmigración, en el caso de Alicante y Crevillente, también reflejan un estancamiento global, o una leve subida o reducción, según la nacionalidad, por la crisis -con unos 12.000 y 2.000 africanos, respectivamente en la capital y el municipio del Vinalopó, casi todos nacidos en Marruecos y Argelia-, y cierta selección en esta población. En general se han asentado quienes se integran y tienen trabajo, ajenos por completo a radicalismos, por lo tanto, difícilmente aliados de los extremistas para darles cobertura en suelo español.

En zonas atípicas

De hecho, las últimas detenciones en esta provincia se produjeron en Muro de Alcoy, L’Alqueria d’Asnar y Alcoy, donde no viven muchos magrebíes, ni tampoco población flotante, más numerosa en la costa turística, lo que quizá explica que fueran más fácilmente localizables por los investigadores.También hubo un arresto en Crevillente, donde sí son numerosos los marroquíes, si bien el arrestado fue sorprendido allí de paso. «La comunidad musulmana estaba molesta precisamente porque se les asociara con este detenido sirio, cuando las averiguaciones policiales han demostrado que no tenía ni familiares ni raíces en Crevillente», subraya el alcalde, César Augusto Asencio. En su municipio los episodios de tensión se vivieron en 2005, cuando unos 1.500 vecinos llegaron a respaldar una plataforma ciudadana de protesta por la inseguridad, por robos y amenazas.

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