Chispas

PP y Cs, ¡vaya socios!

A los de Rivera se les nota que quieren elecciones generales junto a las municipales y autonómicas de la primavera de 2019, antes de que se les acabe de pasar su buen momento

Mariano Rajoy y Albert Rivera durante una reunión en La Moncloa en octubre del pasado año JOSÉ RAMÓN LADRA
Curri Valenzuela

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A cualquier analista extranjero que aterrice en España le tiene que resultar inverosímil que PP y Ciudadanos sean de hecho socios de Gobierno. Catorce meses después de que Mariano Rajoy revalidara como presidente gracias a los votos de los de Albert Rivera ambos líderes andan a la greña mucho más de lo natural entre los dirigentes de los dos partidos que compiten por el mismo espacio político, como ha quedado claro en la última encuesta del CIS. Hasta tal punto de poner en duda que el actual inquilino de La Moncloa pueda permanecer allí el próximo año.

A Ciudadanos se le nota que quiere elecciones generales junto a las municipales y autonómicas de la primavera de 2019, antes de que se les acabe de pasar su buen momento. Por eso presentan cada pocos días una nueva exigencia para aprobar los Presupuestos de este año. Las últimas han sido que dimita la senadora Pilar Barreiro , acusada de corrupción, que la equiparación de sueldos de policías y guardias civiles con los mossos sea total y que el Gobierno se niegue al traslado de todos los presos etarras a cárceles del País Vasco para asegurarse el apoyo imprescindible del PNV.

El PP les ha declarado la guerra. No piensan acceder a ninguna de esas peticiones, pero eso es una cuestión menor. Lo que irrita a Rajoy del comportamiento de Rivera son sus continuas referencias a la corrupción de los populares y su exigencia de que se cumplan los puntos del acuerdo de investidura que los dos firmaron y el partido del Gobierno no tiene la menor intención de cumplir, como la limitación de mandatos de los altos cargos, la reforma de la ley electoral y la eliminación de aforamientos para los políticos.

El PP contraataca con una investigación sobre la opacidad de las cuentas de Ciudadanos detectada por el Tribunal de Cuentas y una serie de iniciativas parlamentarias para dejar al descubierto las incongruencias que, según los populares, son la norma de comportamiento de esa formación. La exigencia de que gobierne la lista más votada, al menos en los ayuntamientos, es la primera. Además, Rajoy, que aprovecha sus apariciones públicas para acusar a Ciudadanos de carecer de ideas propias y de revisar continuamente sus principios, quiere que los suyos le secunden con esas críticas. Pincha en hueso: quitando Martínez-Maillo , que les ha llamado «populistas», los barones regionales y los candidatos a alcaldes, también han leído la encuesta del CIS. Saben que solo gobernarán si Ciudadanos les apoyan y no tienen ninguna gana de meterse en esa bronca.

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